8 DE JULIO DE 2001 ¡YÍBELI! “¿Por qué Serbia?”, preguntó el holandés. “¿Por qué no vas a Praga, a Cracovia, o mejor te quedas aquí en Budapest? ¿Quieres que te roben, que te den una paliza? Allá no hay nada, todo está destruido, se lo ganaron ellos, pero nos culpan a todos nosotros”. Venía escuchando eso desde que salí de España. El efecto que causaba en mí era el contrario: crecían mis deseos de ir a verlo en persona, a constatar si es verdad que Yugoslavia abandonó Europa cuando la propaganda lo decretó así, si los serbios son asesinos innatos que dirimen disputas menores a través de las kalashnikovs, si su odio a lo occidental es tan profundo (y si yo, mexicano, califico como “occidental”, como el “nosotros” del holandés, frente a sus iras). Me interesaba
... read more