26 de Julio. Ultimo día en Luang Prabang y salida hacia la región de Champasak. By Asun

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Teníamos mucho interés en asistir a la ofrenda de comida a los monjes que tiene lugar todos los días del mes de julio a las 5.30 de la mañana en Luang Prabange. La chica belga que conocimos dos días antes nos comentó que era una de las mejores experiencias que había tenido y que lo interesante no era mirar, sino participar junto con la gente local en la ofrenda. Así dedidimos hacerlo. El día antes estuvimos hablando con el encargado de nuestra guesthouse para que nos preparara la comida que íbamos a llevar y para que nos explicara cómo había que proceder. Nos estuvo explicando que la gente se va colocando a lo largo de la calle, las mujeres sentadas en el suelo y los hombres de pie y que los monjes iban pasando en fila y tu ibas poniendo la comida en sus cestas. Luego, los monjes repartían la comida entre la gente más necesitada de la ciudad

Pusimos el despertador a las 5.15 a.m, pero no hubiera hecho falta proque a las 5.00 a.m estaba un chico de la guesthouse aporreando nuestra puerta para que no nos quedaramos dormidos. Hasta que no escuchó nuestras voces, no paró. A las 5.30 en punto estábamos en la calle con nuestro cestillo de arroz, aún no había mucho movimiento, sole el de tres o cuatro chicas que se dirigieron corriendo como locas hacia nosotros para vendernos para vendernos comida para ofrecer a los monjes. Aún teniendo ya nuestro cestillo, compramos otro más.

Quince minutos más tarde ya se empezaban a ver las túnicas naranjas de los monjes que se iban acercando. La calle ya estaba llena de esterillas sobre las cuales nos sentabamos mezclados los locales de Luang prabang y los "falang" ,como nos llaman a los extranjeros. Iban llegando los monjes a donde nos encontramos, yo estaba un poco perdida por lo que me fijé cómo lo hacía la dueña del la lavandería a la que habíamos llevado la ropa el día anterior y fui poniendo en el cestillo de cada monje un puñado de arroz pegajoso junto con una especie de hoja que envolvía algo, creo que era carne, pero no lo sé seguro. No daba a basto, no había sacado la mano del cesto de un monje cuando ya tenía otro detrás. Pasaron unos 20 monjes y en la bolsa del último puse el arroz que me quedaba. Luego me enteré que aún quedaban tres tandas más de monjes y a mí no me quedaba nada. No había nada de que preocuparse, las vendedoras estaban encantadas con que les compraramos más. En la siguiente vuelta fué Roger el que repartió comida y yo me quedé haciendo fotos.

El tinglao este terminó a las 7.15 de la mañana, como era muy temprano y hasta la una de la tarde no salía nuestro avión a pakse decidimos dormir un poco más, así que nos fuimos para la habitación pero... ahí estaba de nuevo nuestro amigo el gallo para dar el coñazo!!!!

Pues eso, que a las una de las una de la tarde salía nuestro avíón. Hasta tres días antes estuvimos pensando si después de Lung Prabang tirar hacia las montañas del norte de Laos, justo en la frontera con Tailandia o ir al sur del país donde se encuentraban las ruinas de Champasak y las 4000 islas. Al final nos decidimos por esta segunda opción. Teníamos que comprar un billete de avión que nos llevara a Pakse, la capital de la región de Champasak, pero cuando quisimos comprarlo, el avión ya estaba lleno. Sabíamos que este tipo de cosas nos podian pasar por lo que tampoco nos preocupamos mucho y cambiamos de planes, compramos un vuelo para Vientiane y desde allí cogeríamos un "sleeping bus" hasta nuestro destino.

LLegamos al aeropuerto de Luang Prabang y qué pequeño era, jaja! Había una sola ventanilla en las que iban cambiando manualmente un cartel según el vuelo que embarcaba y las balanzas en las que pesaban las maletas en el embarque eran la compra, jaja!.El avión también era chiquitico, de estos de élices, habría unos 80 asientos. Fué un vuelo muy tranquilo y en 40 minutos ya estábamos en Vientian.

El autobús no salía hasta las ocho de la tarde por lo que teníamos que buscar algún sitio cómodo en el que comer y hacer tiempo. Si tenía wifi, mejor, porque así podíamos entretenernos con el blog. Íbamos cargados como mulas, con todos los regalos y sólo pensábamos en cómo íbamos a movernos el resto del viaje con tantos bártulos. Se nos ocurrió la genial idea de llegarnos al hotel en el que nos alojamos el primer día, reservamos la habitación para la última de las noches en Laos y les dejamos colocados allí todos los regalos para que nos lo guardasen, nos salío redondo, sólo esperamos que cuando lleguemos siguan allí....

Después de pasar la tarde en una cafetería cogimos un tuk-tuk que nos llevó a la estación de autobuses, un lugar no demasiado acogedor, pero buen, fué un ratillo porque a las 8.00 ya estábamos dentro de nuestro "slepping bus". Se trata de unos autobuses VIP (digo VIP porque en realidad sólo están ocupados por turistas, pocos locales pueden permitirse el gasto que estos suponen) en los que en lugar de asientos hay camas!!!! A la vez que viajas durante toda la noche, duermes y al día siguiente te levantas descansaito. El trayecto fué de unas diez horas y no nos dimos ni cuenta, vimos una peliculita en el ordenador y después nos dormimos, nos despertamos con una voz que gritaba Pakse, Pakse, Pakse!!! Ya habíamos llegado!!!!

Habíamos leido en la guía que Pakse era más bien una ciudad de paso, no tenía nada interesante que ver pero que era el punto de partida para ir a otros lugares más interesantes por lo que decidímos que si podíamos ir directamente al pueblecit de Champasak (a solo una hora de distancia) mejor porque así no perdíamos tiempo y podíamos aprovechar el día. Y... como en Laos todo es posible y siempre hay alguien dispuesto a venderte lo que necesites y llevarte a donde quieras, justo al salir del autobús había un señor que te dirigía a la lanzadera que llevaba a Champasak. Pagamos nuestro billete y nos montamos en el minibus, eso sí, tuvimos que esperar primero a que el conductor desayunara tranquilamente y luego a que cargaran todas las maletas del resto de la gente porque hay que recordar que un vehículo siempre va lleno en Laos.

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