Día 27. Varanasi


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January 28th 2009
Published: February 1st 2009
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[youtube=I3NujHuSYj0][youtube=BLwzoc0v3Wo][youtube=aHVgT-khYFA][youtube=Wa2ZK29qc4Y]Resumen de las actividades del día: Paseo por el Ghat Assi. Visita al Templo Durga. Visita a la Universidad. Recorrida por el hospital de Varanasi y por el Instituto de Ciencias Médicas. Caminata por el centro de la ciudad. Ceremonia AARTI en el Ghat Dasaswamedh.

Vamos a desayunar al restaurante del hotel. Anoche éramos los únicos cenando, hoy vamos a la misma mesa donde todavía están los restos de nuestra cena (las servilletas y los cubiertos que habíamos usado y la factura con nuestra cuenta). Desde la ventana del restaurante se ven águilas volando y posándose en un inmenso árbol que está frente al hotel. Por suerte los animalitos que están dentro del restaurante son más simpáticos y pequeñitos. Si le preguntas a un indio te dirá que son tilacattaas, si habla inglés puede decirte: cockroaches. Para mí, eran cucarachas. 😞

Vamos en rickshaw hasta el ghat Assi, es el ghat que se encuentra más hacia el sur de Varanasi. Los rickshaweros de Varanasi creo que son los que más rápida e imprudentemente conducen… al menos de los que nosotros hemos visto. Creo que cuando saqué la cámara para filmarlo, el rickshawero se dio cuenta y comenzó a conducir más despacio (ver videos abajo). 😞

El día se presentaba nuevamente nublado. En los ghats la misma actividad que el día anterior. Recibimos incontables propuestas para viajar en las barcazaa por una hora a 100 Rs, que no aceptamos.

Un presunto masajista me saluda extendiéndome su mano, comienza a hablarme pero sin soltarme la mano. Comienza a hacerme masajes en la palma y me pide que me relaje. Me pongo impaciente, pero no me suelta. Casi tengo que hacer fuerza para separarme de él. Sin embargo, debo reconocer que el masaje en la mano me resultaba placentero. Decía que solo cobraba 10Rs por los masajes corporales, ahí, en el mismo ghat; pero el día anterior habíamos visto que a un turista le hicieron los masajes y que después terminó discutiendo con el masajista a la hora de pagar, haciéndole pasar un muy mal momento. 😞

Los niños venden pujas (cestillas con flores y una vela en el centro) por 10 Rs. Dicen que traen suerte. Por la noche es muy pintoresco ver a la hora de la ceremonia AARTI como el Ganges se llena de lucesitas que van llevando ruegos e ilusiones río abajo.

En muchos ghat, los chicos utilizan las plataformas para jugar a su deporte nacional, el críquet ante la atenta mirada de amigos, sadhus y turistas.

Cruzamos a un nativo que iba caminando por el ghat mientras se cepillaba los dientes con una rama de un vegetal con vaya uno a saber que magníficas propiedades higiénicas. 😊

Diciembre es una época de sequía. El agua del Ganges en muchos sitios no llega ni siquiera hasta las escalinatas. Las guirnaldas de caléndulas son arrastradas por la corriente y quedan depositadas en los bancos de arena dándole un vivo colorido que contrasta con el plomizo de sus aguas. Hay menos gente bañándose de la que yo esperaba encontrar de acuerdo a las fotos y vídeos que había visto. En la época de los monzones el río está más crecido y la temperatura más elevada hace que, seguramente, se bañen un mayor número de fieles.

Habíamos programado visitar algunos templos cercanos al ghat Assi y hacer una visita a la reconocida Universidad Hindú de Varanasi. Así que, mapa en mano comenzaríamos una prolongada caminata. El primero que veríamos sería el Templo de Durga. Vemos algo que parece un templo, preguntamos si es el de Durga, aunque por las fotos que llevábamos en nuestra guía no nos coincidía. Nos dicen que no, que no es, pero tampoco saben decirnos que templo es. Una vez de regreso, en España, intento localizarlo en “Google maps”. Por la situación, cercana al Durga podría ser el Templo Ghanesa, que, aunque es bonito, no parece ser importante. Lo vimos desde lejos.

Pocos metros más adelante sí, llegamos al Templo de Durga. Según las referencias que llevábamos es un templo en el que hay muchos monos de los que conviene cuidarse. No hemos visto ninguno. A Lola le han puesto una pulserita de algodón de color roja y amarilla como obsequio. Luego pedían una colaboración de 50 Rs; ante nuestra negativa, el precio descendió a 40, a 30…. Pero no menos. Cuando entramos dejamos, como es imperativo, nuestro calzado. Al salir intentan cobrarnos por habérnoslo cuidado. No era de los monos de quién había que cuidarse!! 😱


Por el camino nos cruzamos con una mujer que se puso a orinar en la calle. En más de 25 días no lo habíamos visto nunca, pero sabíamos que no era extraño, y hoy nos tocó verlo. 😊

El recorrido continuaría con el Templo Tusi Manas, pero estaba cerrado y no abriría hasta las 15:30 hs. Es una pena, no volveríamos. De ahí continuamos hasta la Universidad. Es una de las más reconocidas de la India; tiene la Facultad más importante del mundo de Lengua Sánscrito.

También está la Facultad de Medicina, donde se imparten materias de medicina ayurvédica, por lo que yo tenía especial interés en visitarla. Comenzamos por el hospital. Como era de suponer, la tecnología distaba mucho de lo que acostumbramos a ver en países occidentales. Pero, si bien eso podría ser comprendido, lo que es inadmisible es la falta de higiene. Que esterilicen el material quirúrgico en estufas del año 1900 puedo entenderlo; que el material en general sea vetusto es una cuestión de economía que es imposible de resolver… pero, la suciedad que reinaba en la sala de Oftalmología, que es la que visité, no distaba mucho de la existente en los mismísimos mercadillos. Y eso en un hospital, aunque pobre, es inadmisible. Los ventiladores de techo tenían tierra acumulada de meses. Todo elemento metálico que se cruzase ante mi vista estaba oxidado. Las camas con las sábanas rotas y sucias. Supongo que las infecciones deben estar a la orden del día. 😞

Le dije a Lola que si me picaba un insecto cerca del ojo y se me hinchaba un párpado, que me volvía a España. 😞

En una sala, detrás de las salas de internación, había unos jóvenes estudiantes, con sus batas blancas, nerviosos, caminando de un lado a otro, dando el último repaso a algún capítulo de sus libros. Tenían examen. Todos tenían el mismo libro. El autor seguramente sería regional. Me recordó mis viejas épocas de estudiante y me quedé un buen rato observando desde lejos en el tiempo y desde tres pasos en la distancia, el estrés pre-examen. Miré de “ojitos” el libro de un estudiante. Las fotos de las enfermedades oculares que allí ví no son las que yo he estudiado en mis clases de oftalmología. ¿Serían nuevas patologías? No creo. Las fotos eran demasiado tenebrosas, propias de los pacientes que llegan al hospital con demasiado retraso para tratarse las lesiones cuando ya están demasiado avanzadas. Eran fotos locales, sin duda.

A la sala donde estaban tomando examen a los alumnos se accedía por una puerta en la que sólo una cortina separaba el estrés de la satisfacción o la decepción. En la cortina, pegada con un esparadrapo una hoja de folio con el mensaje: “Good Luck” (Buena suerte). 😊

Sigo recorriendo el Departamento. En el otro ala, las consultas. En el extremo del pasillo, bien refugiado y con difícil acceso al público se encuentra el despacho del Jefe del Departamento, con una placa identificatoria en la que se lee “Fellow in Wisconsin” y con una mención debajo: “Golden Medallist”. 😊

Al otro lado de la calle estaba el Instituto de Ciencia Medicas, también fuimos a conocerlo. Supuse que habría una cantina para médicos y estudiantes donde se podría comer algo decentemente. Sí, había cantina. En cuanto a comer decentemente… Hmmmm… preferimos buscar un restaurante fuera del recinto de la Universidad. 😞

Entramos al que mejor aspecto exterior tenía. Había solamente comensales locales, la mayoría de aspecto muy humilde. Pedimos thalis que nos salieron baratos, a 30 Rs cada uno. Ya a estas alturas olvidé de pedirlo poco especiado, además, hubiera sido inútil. El Almax seguía colaborando con mi digestión. El postre preferimos comerlo por la calle en algunas de las “pastelerías” que habíamos visto por ahí.

Los dulces sí, son más caros, aunque sin exagerar, claro. Ocho pequeñas pastas dulces costaron 50 rupias, casi tanto como los dos thalis. Las íbamos comiendo por la calle hasta que vimos una cafetería de buena pinta. Pero hay que considerar que estábamos en una zona que no está habituada al turismo, es exclusivamente para uso de los nativos y las condiciones de higiene son a las que ellos ya están acostumbrados. A nuestra mesa acudieron unas cuantas moscas, seguramente atraídas por la curiosidad. No éramos parroquianos de este santuario (ver foto, bueno, tampoco es necesario, podéis seguir leyendo). Tomamos café, sí, nuevamente café a 8 Rs cada.

Volvimos al centro de la ciudad en rickshaw; nos quedamos en las cercanías del ghat Dasaswamedh y paseamos nuevamente por los mercadillos, sin dejarnos de asombrar. La vida transcurre de una manera muy distinta, no existe tu propio espacio, sientes que te invaden, pero no con mal rollo, simplemente que no puedes relajarte, entras en la vorágine que es Varanasi y pasas a ser uno más del enjambre. Y aquí es donde reside la fascinación. 😊

Caminando por una callejuela, siento que me cae algo mojado desde arriba. Miro hacia arriba, pero no hay ventanas, no hay gente. Que raro! Lola que venía unos pasos detrás de mí, sonríe y me dice que por ahí había un mono jugueteando por los techos. Pues eso… me ha orinado un mono. 😞

Lola entra a un local para conectarse a Internet, yo me quedo en la puerta charlando con el hermano del dueño de una tienda de saris. También habla en japonés. Vaya! igual que el hermano del conductor del taxi Khajuraho-Varanasi. Entre otras cosas le pregunto por las ganancias mensuales de su negocio. Acostumbraban a sacar un promedio mensual de 50.000 Rs (800 euros) con lo que se mantiene muy bien a una familia. Desde los atentados de Bombay, ha descendido el turismo y este mes calculan unos ingresos netos de 10 a 15.000 Rs.

Nos tomamos un té en un local a 200 mts del ghat Dasaswamedh, muy rico por 3 Rs (el equivalente a 5 céntimos de euro). Creo que Varanasi, en cuanto a comidas es uno de los lugares más baratos de los que hemos estado. Ciertamente, en este sentido no se podrá comparar con las ciudades menos turísticas.

Pasamos por una mezquita con gran custodia policial. Los indios musulmanes no se llevan del todo bien con los hinduístas y suele haber conflictos. Palpan escrupulosamente a todos los hombres que quieren entrar. A las mujeres no. El acceso sólo está permitido a los indios, no permiten la entrada de turistas.

Presenciamos nuevamente la ceremonia AARTI, cenamos por la zona y nos fuimos para el hotel, donde habíamos dejado las maletas en consignación a la mañana y no queríamos llevarnos una sorpresa desagradable de último momento. 😊

Los rickshaweros no querían cobrarnos menos de 50 Rs por salir de la zona céntrica, pero como conocíamos la distancia entre el centro y nuestro hotel y los precios que nos habían cobrado en los viajes anteriores, tuvimos paciencia hasta conseguirlo. 😊

Llegados al hotel, las maletas estaban en la recepción. Solo nos quedaba una corta caminata hasta la estación del ferrocarril a unos 500 mts con las mochilas al hombro. El tren debería salir a las 00:30 hs, pero eso ya corresponde al relato del día de mañana!








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La creencia en el milagroLa creencia en el milagro
La creencia en el milagro

Por 10 rupias tendrás suerte si depositas la puja (cesta con flores y una velita encendida en su centro) en las turbias aguas del Ganges
Barca a punto de zarparBarca a punto de zarpar
Barca a punto de zarpar

No son turistas, es uno de los medios de transporte usado por los nativos
Estiércol de vaca mezclado con hierba secaEstiércol de vaca mezclado con hierba seca
Estiércol de vaca mezclado con hierba seca

Sirve para mantener el calor en las viviendas


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