Día 26. Varanasi


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January 28th 2009
Published: January 30th 2009
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[youtube=DE_BpQppaeY][youtube=KKG-tO2zGYM][youtube=Rck-kCJdMA4][youtube=tQZoMDlVChM]Resumen de las actividades del día: Recorrida por los principales ghats. Vista de las cremaciones en el ghat Manikarnika. Recorrida de la zona de Godowlia y otros mercadillos cercanos al ghat Dasaswamedh. Ceremonia AARTI en Dasaswamedh.


Desde las 5:00 de la madrugada en que nos hemos acostado no he podido pegar un ojo. Desde el exterior viene demasiado ruido, pitidos de trenes, bocinasos de vehículos, perros ladrando. Y, como si esto fuera poco a las 8:30 golpean a la puerta. Supongo que es un error y no hago caso. A los pocos segundos insisten. Me levanto a ver que sucede. Un chico que me pide una “ayuda”!! Incredible India.

Aunque no he dormido absolutamente nada, prefiero dejar el sueño acumulado para la siguiente noche. Despierto a Lola para que aprovechemos el día, que ya llevamos casi un día de atraso en Varanasi. La noche anterior, en la recorrida en busca de hoteles habíamos visto uno cerca del que ahora teníamos que parecía ser bonito y que supusimos que sería excesivamente caro. Hoy, ya por la mañana podíamos verlo y contratarlo si estuviese bien, y bien de precio. Además queríamos irnos del Aditya Inn.

Lo de la noche anterior había sido demencial, ahora comenzábamos a verificar en que parte de Varanasi estábamos situados. Estábamos cerca, muy cerca de la Terminal de autobuses y de la estación de trenes (de ahí los ruidos). Fuimos a ver el Hotel Regency, que de ése se trataba, a 300 mts. Ninguno de los empleados habla inglés, únicamente el manager. Hombre elegante y muy atento, vestido siempre con traje gris. La habitación era amplia, cómoda, las sabanas estaban limpias pero el resto muy sucio; el váter estaba sin limpiar, incluso había arroz pegado en el asiento del inodoro. La noche anterior habían celebrado una boda y estaba todo el hotel: recepción, pasillos, salones en condiciones deplorables de limpieza. El televisor, como de costumbre, tampoco funciona… pero tiene un elevador de tensión conectado (¿?). El manager del hotel vino personalmente a nuestra habitación para completar allí mismo los papeles del check-in. El hotel pudo haber estado bien en otra época, pero ahora estaba venido a menos. Creo que es un hotel en el que se hospedan casi exclusivamente indios, por lo que no sé si la relación calidad/precio lo hace recomendable para turistas occidentales. Pero bueno, por 750 Rs nos trasladábamos del anterior, que no estaba mejor éste.

Varanasi es considerada como la ciudad más antigua de la India. Durante más de dos mil años, la denominada Ciudad de la Luz o Ciudad Eterna, ha sido la capital religiosa de la India. Construida a orillas del sagrado Ganges, dicen que combina las virtudes de todos los demás lugares de peregrinación, y cualquiera que acabe allí sus días (sean cuales sean sus creencias religiosas, y por grandes que hayan sido sus pecados) será transportado directamente al cielo. Para los indios, acceder al río Ganges en esta ciudad es un privilegio, y así como los musulmanes hacen el Hajj a la Mecca, todo hindú debe, aunque sea una vez en la vida, visitar a Varanasi.

Una vez hecho el traslado de hotel nos dirigimos en rickshaw al Ganges y fuimos en busca del ghat Manikarnika, que es uno de los dos únicos ghats (junto con el Harishchandra Ghat ) donde se hacen las incineraciones de cadáveres en público y por medios manuales.




La humareda que desprendían las hogueras nos daban un claro aviso de que nos estábamos aproximando. El cielo estaba completamente cubierto de nubes grises aunque no amenazaban lluvia.
A espaldas del ghat ManikarnikaA espaldas del ghat ManikarnikaA espaldas del ghat Manikarnika

Exposición y ventas de madera para las cremaciones. Al fondo, de color naranja: un templo.
Yo creo que el gris era el mejor color para sentir al Ganges en profundidad. La espesa bruma le daba un aspecto aún más tétrico del que ya de por sí tienen las ciudades mortuorias. Es que, cuando veo las dos primeras fotos del relato no puedo evitar emocionarme.

¿Qué es lo que sucede ahí? ¿Qué es lo que vimos? ¿Cómo transcurre la ceremonia de la cremación?

Los cuerpos de los difuntos atraviesan las callejuelas de la ciudad transportados sobre unas angarillas de bambú en una procesión que desciende por una estrecha calle en rampa hasta acceder al ghat por un pasillo lateral, algunas veces acompañada por una banda musical que interpreta una marcha que no parece fúnebre. En las plataformas de cremaciones hay como diez o doce hogueras ardiendo a la vez. El ghat de cremaciones está encajonado como si fuera un patio abierto por uno de sus lados al río. Debe medir unos 30 o 40 metros de lado.

Algunos cuerpos vienen envueltos en mortajas de lujosas telas festoneadas de adornos dorados, otros en simples sudarios blancos. Así amortajados, son introducidos en las aguas del Ganges, en una postrera y definitiva ablución antes de
Detrás del ghat ManikarnikaDetrás del ghat ManikarnikaDetrás del ghat Manikarnika

Maderas de distintas calidades y precios para la cremación de los difuntos
ser incinerados. Tras el remojón, son colocados descuidadamente en el suelo a la espera de su turno de incineración. Hasta aquí solo bajan los hombres de la familia.

El hijo primogénito de cada difunto, con el pelo rapado al cero, es el encargado de encender la hoguera, tras rodear ritualmente varias veces la pila de troncos. Encenderá la pira con el mítico fuego de Shiva que ha sido preservado por 3000 años y que es cuidado por devotos, día y noche, para que su llama no se extinga.

Unos empleados tienen la misión de remover la leña y atizar las llamas para una mejor combustión: son parias, gentes sin casta. De vez en cuando los cuidadores ensartan con un palo algún resto humano no del todo quemado y lo vuelven a colocar donde más vivo está el fuego.

En la parte superior del ghat se amontonan enormes pilas de leña, algunas a la intemperie, otras en locales de depósito, entre algunos pequeños templos. En unos locales se pesa meticulosamente cada tronco con unas balanzas gigantescas para calcular el precio de la cremación. No todas las maderas son de la misma calidad, y de ello también depende el
Detrás del ghat ManikarnikaDetrás del ghat ManikarnikaDetrás del ghat Manikarnika

Cortando los troncos de madera para poder ser llevados al crematorio
precio.

Los turistas pueden contemplar todo esto sin problemas siempre que guarden el debido respeto. En Manikarnika la muerte no es más que pura rutina. No se puede sacar fotos a las piras funerarias ni al traslado de los cadáveres (a quién se le ocurra esta macabra idea, seguramente tendrá graves problemas); pero si se puede sacar fotos en la parte superior, a espaldas del ghat, donde se corta, prepara, almacena y vende la madera.

En una tienda adyacente venden telas de mortaja, polvos de colores y demás elementos funerarios para colocar sobre el cadáver o la pira.

Un barbero le rapa la cabeza al hijo mayor de un difunto, otro familiar aprovecha para afeitarse, muy cerca de las hogueras. En los ghats cercanos otros barberos realizan el rapado a otros primogénitos. Me detengo a mirar a mirar a uno de ellos, con el torso desnudo, decenas de moscas pegadas a su espalda. Juro que no exagero. El barbero me invita a tomar una foto. Se lo agradezco, pero prefiero respetar el momento de dolor del deudo. Aunque en realidad, en los crematorios no se observan escenas de dolor, nadie llora. No me dio la impresión de que estuviesen muy compungidos. Ven la muerte como un paso en la reencarnación hacia otra nueva vida. Y si es en Varanasi, quizás alcancen el Nirvana.

Hay empleados encargados de bajar las maderas a hombros hasta la plataforma de cremación. Presenciamos como un indio reclama airadamente a un empleado que llevaba la madera a una hoguera equivocada. La leña es muy cara en la India, y no todas las familias se pueden permitir el gasto de una cremación completa, por lo que los cuerpos quedan a veces a medio consumir cuando sus restos son ritualmente arrojados al Ganges.

Dos hombres se zambullen allí mismo con un cesto cónico de mimbre, extraen barro del fondo del río, lo criban, y retiran varios objetos que van guardando en el cesto. Monedas, anillos, dientes de oro, lo que sea.

Algunos restos humanos aparecen luego flotando aguas abajo. No es raro que sean alimento de buitres y otras aves de rapiña o incluso de perros (ver fotos!!)

Un poco más abajo en el río la gente se enjabona, se baña, se cepilla los dientes, hace su ritual de introducirse con el agua hasta la cintura y luego sumerge su cabeza repetidamente. También beben el agua contaminada. Luego chapotean alegremente.

Impresionante!!


Luego recorrimos una buena parte de los 6 kilómetros que separan al Ghat Asi, al sur del Ghat Adi Keshava al norte. Durante la recorrida buscamos al que debería haber sido nuestro hotel: el Sita Guest House. Ahora si lo encontramos, su cartel se veía en las alturas, en un lugar privilegiado para contemplar el Ganges; exteriormente tenía buen aspecto. Pero nosotros ya teníamos nuestro hospedaje asegurado, cerca de la estación de trenes que necesitaríamos al día siguiente.

Almorzamos en un restaurante en una de las calles aledañas al ghat Dasaswamedh.

Varanasi es como si fuese un mercadillo gigante. Desde el punto de vista del comercio es reconocida por la calidad de sus sedas. Fuimos en busca de las tiendas recomendadas por las guías (Haji Mohd Farooque, frente al cine Yamuna y Paraslaksmi, Chandrika Colony), pero terminamos comprando donde nos recomendaron los mismos lugareños. Recorrimos la zona de Godowlia, este barrio se caracteriza por sus callejuelas enmarañadas y angostas, que es donde se encuentra el centro comercial de la ciudad.
La vida transcurre literalmente en la calle. La gente come, juega, produce, comercia y duerme en medio del tránsito de bicicletas, carros de tracción a sangre y motos.

Cuando se hicieron las 18:30 fuimos al ghat Dasaswamedh para presenciar la ceremonia del “ganga aarti” (ceremonia de adoración al río). Es un espectáculo de vista obligada en Varanasi. He colgado algunos vídeos en Youtube, que puedes ver debajo del relato.

Luego fuimos a cenar al restaurante de nuestro hotel. Las mesas completamente desordenadas. Cenamos en solitario. Como ya había dicho antes, sólo el manager hablaba en inglés. Resultó complicado entendernos con el camarero. La comida se demoró en llegar más de lo razonablemente admisible. Además, como era de prever, excesivamente especiada.

En fin, ya estaba bien de actividades por hoy… y sumándole el cansancio que traíamos acumulado del día anterior hizo que nos fuésemos a acostar a las 22:00 hs.

Quienes me habéis leído en algunos de los relatos anteriores habrán observado que en cada uno de ellos he intentado poner algún toque de humor para hacer la lectura más amena. Permítaseme que en este relato le haya dado una licencia a mi “innata simpatía”, como demostración de respetuoso homenaje a esta sagrada ciudad.









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Perra comiendo restos humanos que no han sido completamente cremadosPerra comiendo restos humanos que no han sido completamente cremados
Perra comiendo restos humanos que no han sido completamente cremados

Si haces click con el ratón sobre la foto verás claramente que son restos de la parrilla costal (tórax)
GhatGhat
Ghat

Obsérvense los restos de flores de las ofrendas
Callejeando por la ciudad, en la cercanía de los ghatsCallejeando por la ciudad, en la cercanía de los ghats
Callejeando por la ciudad, en la cercanía de los ghats

Véanse a los mendigos (beggars) cercanos a la barandilla
Zona de tiendas de ChowkZona de tiendas de Chowk
Zona de tiendas de Chowk

Véase una vaca descansando en el interior de una tienda. Obsérvese la pasividad de los empleados, mirando hacia la calle a la espera de clientes. Véase también al fondo, la imagen de los dioses en una pintura


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