11.07.09. Delhi

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Volamos todo el día: Madrid-Londres-Delhi.

Las medidas de seguridad, sobre todo en Londres, nos sacaron un poco de quicio sobre todo por su arbritariedad: nos tocó la fila en la que todos nos teníamos que sacar los zapatos, las chaquetas, las pañoletas... y a nuestra izquierda y a nuestra derecha, nada; tuvimos que sacar los portátiles del equipaje de mano, tirar las botellas de agua; quienes llevaban jarabes tuvieron que beber una cucharada de cada uno delante de la persona encargada de la seguridad... y si llevas varios jarabes porque tienes niños pequeños -y ya se sabe lo que es viajar con niños- pues una intoxicación, imagino, porque tienes que probarlos todos...(de ésto fuimos testigos mudos y sufridores en el viaje de vuelta porque este proceso con la familia que nos precedía en la cola se extendió durante tanto tiempo que llegamos al avión cuando ya estaban cerrando el embarque...)

La llegada fue a través del servicio de salud (todos con mascarillas) con un informe que tuvimos que cubrir sobre la gripe A; después, el control de pasaportes a través de la sección de extranjeros; cambiamos dinero antes de salir: primer error: nos cobraron comisión mientras que en los hoteles en los que nos alojamos no nos la cobraron... Habíamo leído que "cuanto más cómodo el sistema de cambio, menos ventajoso", pues bien, no fue así.

La salida fue como una pasarela en la que decenas de personas sostenían unos carteles con nombres y, allí, al final, estaba nuestro representante con mi nombre.

Salimos del edificio hacia el aparcamiento y, pasadas las 11 de la noche, el calor era el mismo que el de un invernadero de orquideas: muy húmedo y pegajoso, pero el coche que nos llevó al hotel (16 kms del aeropuerto al centro de Delhi) tenía buen aire acondicionado y nos permitió disfrutar del primer contacto con India/Delhi: los ruidos de los claxons (tocan el claxon para que los otros conductores sepan que van a adelantar; de hecho, los camiones llevan algún tipo de leyenda en la parte de atrás incitando a tocar el claxon, la más frecuente es "horn, please"), los trabajadores en las obras del metro a esas horas de la noche y con una luz bastante precaria (en el año 2010 se celebrarán en India los juegos de la Commonwealth y están construyendo una línea de metro que llega al aeropuerto - durante nuestra estancia se desplomó un pilar de estas obras, lo cual dejó en evidencia la falta de seguridad ... un tipo de accidente que, por desgracia, se repite "here and there and everywhere"), la gente durmiendo en algunas aceras, debajo de algunos puentes...

En prácticamente todos los hoteles en los que nos alojamos en este viaje había algún tipo de control de seguridad tanto de vehículos como de personas. Los de vehículos parecían un poco más serios,sin embargo, nunca entendimos muy bien cómo funcionaban los de personas porque el arco de seguridad pitaba siempre. Imagino que el pitido será distinto cuando detecta algo...

Nos alojamos en "The Park", en Connaught Place, una zona de negocios con cierto aire occidental. Como era sábado había mucho movimiento en el hotel: la discoteca parece ser bastante atractiva para la juventud pudiente de Delhi pero nosotros no estábamos para discotecas ni para ruido y, afortunadamente, nos alojaron en una habitación desde la que no oíamos nada de la juerga nocturna.

El "mozo" que nos subió las maletas a la habitación nos pidió la propina en euros: un euro son 66 INRs (rupias indias) y las guías que llevábamos sugerían 20 INRs/bulto en hoteles buenos y, para su disgusto, éso fue lo que se llevó.

Nos alegramos al ver que teníamos dos botellas de agua ("complimentary") porque habíamos leído que teníamos que lavarnos los dientes con agua embotellada y así lo hicimos esa noche y la siguiente pero ya nunca más: en los hoteles en los que nos alojamos había letreros informando de que el agua del lavabo estaba "purified" y confiamos en éso y el Malarone y nos salió bien, ni un malestar en todo el viaje.

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