Un paseo en globo

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Que estamos catalogados como padres inconscientes, ya no es ninguna novedad. Que nuestros hijos, como dice mi viejo, son “intrépidos”, es solo una consecuencia.

La última excursión en Luxor nos la ofrecieron esperando que nosotros la fuéramos a rechazar. Ir a ver el amanecer en un globo. La cara de desconcierto ante nuestro inmediato si, quedará guardada en este viaje.

Nos tuvimos que levantar a las 4AM porque 4.20 nos pasaban a buscar. Pasó un micro, nos subieron a una lancha llena de japoneses, cruzamos el Nilo y tomamos otro micro. A los 20 minutos estábamos en un campo donde estaban inflando no menos de 15 globos aerostáticos. Los globos eran de Viking Air.

El viento estaba bastante fuerte, y cuando soltaron el primer globo, la canasta se arrastró un poco. La gente comenzó a subir, los globos a despegar, y nosotros mirando todo desde el suelo. Para los chicos el espectáculo hasta ese momento había sido más que suficiente. Para nosotros no.

Cuando despegó el último globo, se acercó una persona y nos dijo que el capitán había decidido no llevarnos porque había mucho viento para chicos tan pequeños. Pero que tomaríamos el próximo vuelo.

Nos llevaron en una camioneta y media hora después estábamos arriba de un globo. La sensación es buenísima, aunque da un poco de miedo por momentos. El capitán, un egipcio muy buena onda, nos contó que su instructor había sido un argentino. Bue, un poco mas de tranquilidad.

El viaje, de unos 30 minutos fue muy interesante, pero lo más divertido fue el aterrizaje. Yo no esperaba aterrizar en una pista con luces y señales, pero tampoco la pavada. Cuando vi que estábamos cayendo en un campo sembrado, le pregunté al capitán si ese era el destino. Me dijo que si, y que después arreglaban con el granjero y le daban un dinero.

El viaje terminó en medio de un sembradío de maíz, lleno de niños campesinos alrededor, mirándonos como extraterrestres, y los del globo tocando un tamborcito y cantando.

Por la tarde ya nos estábamos tomando de nuevo un vuelo hacia El Cairo y de ahí la combinación a Trípoli.

Este viaje ha sido una de las mejores inversiones de nuestra vida y que quedará guardado en nuestras retinas por el resto de nuestras vidas.

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