Rio

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Después de un avión, desde Buenos Aires a Sao Paulo, tuve que montarme en un autobús toda la noche hasta Río de Janeiro. No fue uno de los mejores viajes de la vuelta al mundo, simplemente por el hecho de que TODO el mundo, me avisaba que tuviera mucho cuidado en las conexiones en Brasil y que las estaciones de autobuses no eran las más seguras. Así que con esas expectativas iba vigilando excesivamente absolutamente todo y a todos. No es para tanto hay que tener un poco de cuidado pero como en todos lados y por supuesto no separarte de tus pertenencias.

Tras llegar a las 3 de la mañana a Río y llegar a mi hostal de Ipanema, me encontré que mi amiga Kenef, la cual había conocido en Ushuaia y habíamos quedado en compartir habitación, NO ESTABA!

Así que me encontré en Ipanema en la recepción de un hostal sin llaves ni habitación, ya que mi compañera se había ido de fiesta-barco y no había vuelto.

Cuando me disponía a dormirme en el sofá, la oí por fuera hablando, y salí y ahí estaba ella, una chica asiática muy menudita con una personalidad bien introvertida, como yo la había dejado la ultima vez. Ahí estaba una chica bastante pedo con collares de carnaval y pulseras fluorescentes, hablando con un chico, en plan sexy borracha… jajajajaja

Cuando se dió cuenta de que la persona que se estaba riendo enfrente suya, era yo, me abraza y fuimos a por las llaves. Las llaves se las dio al recepcionista de por el día, para que no perderlas… y ese chico no volvía hasta al día siguiente por la tarde.

Ahí estaba yo sin dormir en cama durante 3 días, con un recepcionista que solo hablaba portugués, sin llaves y con una china borracha al lado…

Así que decidimos coger a mi amiga entre los dos y meterla por las ranuras de la persiana de la ventana, tras gritos y risas al final la metimos de cabeza y por fin pudo abrir con las llaves de repuesto que tenia en la mochila.

Al día siguiente me había apuntado a una excursión para ver Río de Janeiro. Es impresionante, pudimos ver absolutamente todo, las vistas, las cataratas, los diferentes barrios de Río, el estadio de futbol, las favelas desde fuera, las playas y comimos en un restaurante típico del centro.

Estuvimos en las famosas escaleras de Selarón, que es un artista de la calle, que ha creado unas escaleras con todos los azulejos que le van llegando de todas las partes del mundo. Se me puso a hablar porque le gustó que fuera de España.

Cuando terminamos nos fuimos por nuestra cuenta, sin el guía, a la montaña de azúcar, donde esta el Cristo, una de las actuales maravillas del mundo.

Pasamos por unos telesillas que conectas las cimas de las montañas y desde donde se ven increíbles vistas de la ciudad de Río de Janeiro, que entre lagos, selva y islotes montañosos, la dan un toque increíblemente salvaje, a la vez que desprende diversión por todas sus costas.

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