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Published: July 19th 2008
Couch Surfing II -Jim & Terri-
Mis Couch Surfers Parents, me acogieron en su casa durante un par de noches.Me despierto después de dormir en la más grande y mejor cama después de todos estos días de viaje, me siento como en un hotel de 5 estrellas, con mi propio baño, mi cama de reina y mi televisión por cable, ya casi me había olvidado de lo que eran esos lujos.
El despertador marca las 8.30, una hora bastante tardía teniendo en cuenta los madrugones de los últimos días, y también teniendo en cuenta que el sol sale a las 5 de la mañana.
Bajo a la cocina y huela a café recién hecho, que maravilla! Y ahí está mi "madre adoptiva" leyendo el periódico, me siento y me como un bowl de cereales, luego salgo al porche con ki café y me fumo el primer cigarro de la mañana. Por la mañana hace más frío del que pensaba, sobre todo, teniendo en cuenta que a mediodía superamos los 30 grados.
Un día más la tranquilidad de una hogar me acompaña durante estos días, no hay nada como tener un día para poner la maleta en orden (y comprobar que ya casi no me queda ropa limpia y que el momento de hacer la colada se acerca
Terri en los bosques del vecindario
Parece mentira poder tener esto al lado de tu casa. inevitablemente), terminar de leer “Hacia Rutas Salvajes”, aún no he decidido si quiero recomendar este libro o no…pero casi prefiero leer Walden aunque sea mucho más pesado y denso, donde un extraño tío republicano no para de decir que el mejor gobierno es el que menos gobierna…ummm…curiosa contradicción, pero eso fue hace muchos, muchos años, digamos que en la época de antaño.
De vez en cuando hago visitas al porche de la casa desde donde se ven unas montañas (otra vez más me olvidé del nombre aunque Terri me lo repitió 10 veces), y donde detrás de ellas está presumiblemente (¿esta palabra existe?) el océano pacífico. En el porche me fumo mi cigarro, que no alcanzo a comprender porqué pero cada día me sabe un poco peor.
Le pregunto a Terri si quiere dar un paseo andando por la zona, y nos adentramos en la lujosa urbanización de viven, donde no hay más que casas lujuriosas y perfectas que parecen sacadas de una maqueta de Jim. Y a un par de manzanas de repente nos adentramos en un bello y salvaje bosque-selvático que nosotros soñaríamos con tener aunque fuera en el norte de España.
A la vuelta del
paseo nos comemos unos sanwiches y hacia mediodía las 2 de la tarde vamos a recoger a Jim a la parada del MAX, que vuelve desde San Francisco, donde ha debido ir a visitar una de sus obras maestras (es un arquitecto honorífico y prestigioso aquí en Portland).
Por la tarde salgo al jardín y me fumo un cigarro, y mientras pienso en donde estaré y que estaré haciendo mañana a la misma hora…
Para cenar tomamos una ensalada con gambas al ajillo que me sienta como un tiro, y charlamos sobre que me gustaría hacer cuando acabe la universidad, y yo que sé! No lo sé, absolutamente no lo sé. Después de cenar, Jim se empeña en que Terri nos haga una tarta de postre, pero ella no sucumbe y nos tenemos que conformar con unos helados con galletas.
El plan de la noche es ver una de las innumerables películas que tienen grabadas de la programación que había en la tv por cable la semana pasada, pero yo estoy demasiado agotada de no hacer nada y decido irme a la cama.
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