Camino 6. De León a Astorga

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17 de enero 2008. Jueves

Son las 6 de la mañana y unas voces desesperadas nos despiertan a todos en la habitación:
-"¡¡¡¡¡SI YA SON LAS 6!¡QUÉ TARDE ES!!!!!"
-"¡¿¡¿¡¿¡¿ergh!?!?!?!?"-pues sí que va a ser que a la chica de Burgos le faltan algunas luces. ¡Si hasta las 8:30 no empieza a clarear!
-¡¡BRRRABRRRUBRRRA!!- sigue Maripili, cuyo verdadero nombre es diferente, pero aquí no lo quiero desvelar.
Sigue su conversación en la que ella misma se pregunta y se responde. Ruidos de bolsas, de cremalleras y de zapatazos.

Me vuelve a la mente una frase que me dijo ayer por la noche, cuando estábamos los dos sentados en sendos contiguos usando el internet:
-"¡Pues voy a poner una queja a la federación, a protección civil o a quien sea para que ningún peregrino se pare en Frómista! ¡Menudo pueblo!¡Menuda hospitalidad!¡Ni pan me quisieron dar!"
Me quedé mirándola y no la contesté. Debí de poner cara de circunstancia. He de confesar que yo tampoco me hubiera atrevido a darle pan. Es verdad, soy un cobarde. No hubiera tenido el valor.

Al cabo de un poco se levanta la asturiana, y después ya nos levantamos Altair y yo. De manera quién sabe si consciente o inconsciente, nos levantamos cuando Maripili ha salido de la habitación para ir al baño.
Mientras que los dos desayunamos en la cocina del albergue, al fondo de un larguísimo pasillo, las dos se han marchado. Pero antes de marcharse han tenido un bonito detalle con nosotros: han dejado la ventana abierta de par en par, y fría la habitación. Altair levanta su dedo índice derecho, se lo lleva a su sien derecha y lo mueve como si fuera un destornillador.
Sí. Si donde no hay, no hay.
Nos pertrechamos, nos despedimos, nos damos un abrazo y Altair marcha.
Yo espero media hora más hasta que ha ya clareado y marcho también.

Antes de salir de León quiero dar otro vistazo a la catedral, y cruzando calles, semáforos, pasos de cebra, me demoro bastante. La salida de la ciudad es además muy larga y muy fea después de pasar el puente peatonal de San Marcos. Una avenida de grises bloques de apartamentos con bastante tráfico a esa hora de la mañana. Luego nos meten a los peregrinos por unas naves, la autovía, y finalmente se llega a la Virgen del Camino, el último barrio (aunque no sea estrictamente un barrio) de León.

Nada más entrar en el barrio me encuentro con la asturiana, y charlo un poco con ella. Creía que había salido con Maripili, pues mi imaginación las notaba muy unidas, pero resulta que la burgalesa quería quedarse en misa en San Isidoro.
Nos despedimos y llego al santuario de la virgen del camino, llamada así porque está en el camino de Santiago. Este santuario se construyó aquí gracias a una bonita anécdota que le ocurrió a un pastor hace ahora algo más de quinientos años, que paso a relatar:

Estaba el pastor Simón guardando sus ovejitas mientras se entretenía en profundas reflexiones. En esto que se le apareció la virgen y comenzó a hablar:
"Hola Simón, majo. Hazme un favor y vete a la ciudad, avisa al obispo que venga a este sitio y coloque en un lugar decente esta mi imagen, la cual ha querido mi hijo se aparezca en este lugar, para bien de esta tierra"
A lo que el pastor contestó:"Señora, ¿cómo me creerán de que sois Vos la que me envía?"
Y le dijo la Virgen: "Dame esa honda que tienes en la mano".
Y, tomándola, la Soberana Señora cogió una piedra pequeña, la colocó en la honda y la arrojó diciendo: "Di al obispo que encontrará esta piedra tan grande, que será señal suficiente de que yo te envío, y en el mismo en que hallaréis la piedra, es mi voluntad y la de mi Hijo que se coloque la imagen".
Dicho esto desapareció la visión.
Y allá donde el obispo encontró una piedra grande, signo inequívoco de que se había aparecido la virgen (¡La Virgen!), construyeron el santuario.

El santuario actual no es ese, si no otro construído en 1961. El anterior se quedaba pequeño ante tanta romería y peregrino que allí acudía, pues a la virgen del camino tenía mucha devoción al ser la patrona de la región leonesa.

Al salir del santuario veo a Altair que llega. Charlamos un poco y nos despedimos de nuevo.
¡Buen camino!
¡Buen camino!

De aquí a Astorga básicamente el camino va paralelo a la Nacional 120, en este tramo con bastante tráfico, pues sólo hay una autopista de peaje que la desahogue.
El paisaje sigue siendo el del páramo leonés. Una aburrida llanura cuajada de grises cultivos bajo un cielo más gris aún. Si hay suerte, el sol saldrá.

Dos pueblos adelante, en San Miguel del Camino, percibo que hay una persona con mochila que va andando todo lo deprisa que le permiten sus gruesas carnes.
¡Coño, Maripili!¿¡Pero no estaba en misa!? Menudo esquinazo ha dado a la asturiana.
Por suerte va caminando al otro lado de la carretera.
-"¡BRRABRRUBRAAÁ!"-me grita
-"¡¿QUÉ?!"
-"¡BRRABRRUBRAAÁ!"-me vuelve a gritar
-"¡¿QUÉ?!"
-"¡QUE EL MARTES TORMENTA EN EL CEBREIRO!"
-¡¿¡¿¡¿ergh?!?!?!"Ah vale muy bien, hasta luego"
Y seguí pedaleando, pensando que a esta chica si no le faltaba un hervor, le sobraba; y compadeciéndome de todo aquel con el que compartiera en el camino.

Alternando arcen y camino llego sin pena ni gloria hasta Hospital de Órbigo, dos caseríos en los dos extremos de un puente medieval llamado del Paso honroso. Éste es un puente larguísimo, pues antiguamente el río Órbigo bajaba con mucha más agua, que ahora se retiene en el pantano de Barrios de Luna.

En 1434 el caballero leonés Suero de Quiñones, de insigne familia, se encontraba muy aburrido. Se le ocurrió un bonito juego para así entretenerse durante los días de mayor afluencia de peregrinos: desafiaría en combate a todo caballero que quisiera pasar el puente.
Se colgó una argolla al cuello como símbolo de amor a su amada y se propuso no quitarsela hasta haber roto 300 lanzas y peregrinar después a Santiago. Y así estuvo haciendo el tonto durante todo julio de ese año, jugando a las batallitas. Como era todo de mentira, nadie murió, excepto uno al que le clavaron una espada en el cerebro.
Naturalmente que este hecho se aprovecha por el pueblo, que celebra todos los meses de julio las Justas. Se disfrazan y empiezan a darse mandobles con espaditas y lanzitas, mientras masas de domingueros y madrileños les admiran, sacan fotografías o graban en video.
Por suerte en enero, el puente está vacío excepto por unas lugareñas que pasean y cortan trajes.
El único albergue que está abierto durante este mes es el parroquial y es ahí donde quiero ir.
Me recibe Manuel, que al ser cura tiene un don. Es decir, me recibe don Manuel. Me pone el sello y le pregunto por Gonzalo, pues tenía la esperanza de que estuviera por allí.

A Gonzalo lo conocí en julio del 2006, pero ya su fama le precedía. Había oído a más de uno de la asociación del camino de Santiago hablar de un tal Gonzalito de Sevilla. Hospitalero era a veces en los meses del invierno en Burgos, época ideal para practicar el calentamiento de esófago, y por tanto conocedor de todos los bares del barrio. Habitual era que llegara tarde y haciendo eses para abrir y recibir a los peregrinos.
Llegó el 1 de julio acompañado de un tipo, al que ya conocía yo de antes. A veces era hospitalero en el albergue de Burgos y si no, en otras partes del camino. El típico pesetero que ha hecho del camino su negocio, con mente anclada en la postguerra, ensalzador de virtudes si de ello atisba que pueda sacar beneficio alguno, y que literalmente babea al ver peregrinas jóvenes, más cuanto más grandes sus tetas.
La asociación quería que el hospitalero "titular" fuese este último tipo, oficialmente "más serio", aunque fuera más ladrón: del borrachín de Gonzalito no se fiaban. A los dos días de llegar, el tipo se marchó, pues debía atender sus negocios, y dejó sólo al sevillano.
Por supuesto que esto causó un gran disgusto a los responsables de la asociación, que aún no le han perdonado, cosa que me alegra, pues es para mi beneficio personal.
Lo que no sabían ellos es que Gonzalo se acababa de recuperar de un infarto de miocardio, y que ahora su relación con el vino y con los puritos era sólo superficial.
Resultó un buen hospitalero. Regía el albergue de forma firme pero relajada, en chancletas, pantalones y camisetas cortos pero no amarillos ¡lagarto, lagarto! y con un gorrito de esos como llevan los judíos, blanco y de ganchillo, regalo de un preciado amigo.
Cuando se levantaba de la siesta era cuando más hablaba, muy gracioso, como muchos sevillanos. Ponía un límite, eso sí, y en ningún momento me llegó a aburrir. Hablaba muy bien de sí mismo, pero conmigo nunca fanfarroneó. Las muchas tardes que venía Juanito, discutía con él. Voceaban, hasta casi llegar a perderse el respeto. Pero lo hacían como quien ha descubierto que eso es mucho más entretenido que jugar a las cartas o al dominó.
El primer día me miró raro, pero en el último, nos dimos un fuerte abrazo y me dio las gracias.

Don Manuel naturalmente no sabe quien soy yo, y le explico por qué conozco a Gonzalo después de que me haya sellado la credencial.
Él no sabe nada de él, y parece preocupado por su estado de salud. Recibió una felicitación de navidad, pero más, nada.
Aprovecha y me enseña todo el albergue, que le han arreglado hace bien poco. Hubiera sido con diferencia el más bonito en el que me hubiera quedado, pero prefiero llegar hasta Astorga.
Tras invitarme a ser hospitalero allí cuando quisiera, continúo mi camino.

Sigo alternando carretera y camino, que paralelo va a la 120, a veces es el desgastado asfalto de la antigua carretera general.
Y antes de llegar a Astorga se la llega a ver desde lo alto, desde el Crucero de Santo Toribio. Y un poco más abajo de la cruz, en unas mesitas, está un peregrino comiendo una ensalada de isabel (qué bien, qué bien, hoy comemos con isabel).
¡¡Coño, Richard!!
Se sorprende y parece que se alegra de verme.
Al poco de ponernos al día y de darle el bolígrafo que prestó a Altair, aparecen otros dos en el crucero.
¡¡Coño los japoneses, digo, los coreanos!!
Están contentísimos, da gusto ver como sonríen. Y cuando charlamos dicen "uuhh! aahh!, ooohh!aahh!"y sonríen más todavía. No veas que graciosos.

Ya nos veremos en el albergue. Los adelanto en la cuesta, una cuesta abajo que es una maravilla para disfrutar del aire y la velocidad. Me siento grande.

Antes de que lleguen Richard, Nam y Kim, ya me he ido a comer un menú del día y a visitar la ciudad de Astorga, capital de la Maragatería. Visito la catedral y el palacio episcopal, para los que hay que pagar entrada. No hay descuentos para peregrinos. La verdad es que en ningún sitio he visto que haya descuento para peregrinos los excepto 0,50 € de la iglesia de San Martín de Frómista.
La catedral la disfruto bastante, pues la tengo para mi solo. Hago fotos a placer aunque esté prohibido. En el museo también hay alguna cosilla interesante.
Sin embargo, en el palacio episcopal sí que hay un grupo de una excursión, y una vigilante con una chambergo rosa fucsia. Cuando se marcha la gente del grupo y me quedo solo en el palacio, ella se empeña en seguirme a todos los sitios por los que voy: en la planta principal, planta superior, de vuelta en la principal. bajada al sótano y de nuevo en la planta noble.
El edificio del palacio es esplendido. Cuando se incendió el palacio episcopal viejo, el Sr. Grau, obispo de la diócesis de Astorga llamó a Gaudí para su reconstrucción. Es natural que se le encargara a él el proyecto y no a otro arquitecto, pues eran los dos naturales de la misma ciudad, Reus, y amigos.
El palacio es ahora un museo: el museo de los caminos. Hay muchas vitrinas, y santos, santas, cálices, custodias y otras piedras de interés histórico.
El tiempo que estoy dentro, que no es demasiado, lo dedico únicamente a admirar sus estancias, que con eso hay más que suficiente: el salón del trono, el comedor, el despacho y especialmente la capilla, una verdadera joya del arte modernista en la que han trabajado artistas de talla, como Zuloaga entre otros. Las dependencias no siguen la disposición de Gaudí, pero son igualmente bonitas.
De nuevo hacer fotos está prohibido, y tras robar unas disparos a la de la bata fucsia, me echa del palacio intentando disimular la molestia que le he causado por marearla tanto subiendo arriba y bajando abajo.

De vuelta en el albergue, Richard parece contento de volver a encontrarme, quizás porque aunque no sea él muy parlanchín, lo que me diga lo voy a entender aproximadamente. Pasamos la tarde los dos tranquilamente en el albergue y me habla de su nieto, que quiere hacer la ruta del Danubio en bicicleta cuando crezca. Le ofrezco té y polvorones, y él, una galletas con chocolate.
Compartimos, pero menos, con los coreanos, que después de decirme de nuevo oohh, aahh, me aplauden porque soy capaz de entenderme en alemán con Richar. Son majos, pienso, especialmente después de que Nam me diga que canto muy bien (voceé creyendo estar solo) aunque sé que me ha mentido.

Un australiano rubio con un perro negro que recogió en los pirineos, se cocina un plato de pasta.







17th january 2008. Thursday

It is 6 in the morning and some desesperated voices wake up us all in the room:
IT´S ALREADY 6 A.M! IT´S SO LATE!!!!!!!!!!
erghhh?!?!?It is true then than the girl from Burgos is a little nuts. It is not until 8:30 when the day starts to break!
BRRRRABRRRRUBRRRRA!!!!!!Maripili continues. That is not her real name, which I don´t want to reveal in here. She keeps a conversation with herself, she asks and she anwers, noises of plastic bags, zips and boots.

I remember now something she told me last night, before going to bed when we were seated one next to other using the internet:
"I am going to complain to the federation of St James or to civil defense so that no pilgrim stop in Fromista ever ever ever again. It is not fair! village of shame and disgrace!!They did not want to give me bread!"
I looked at her but keeping my mouth shut. I must confess I wouldn´t have dared to give her bread. either. It is true, I am a coward.

Soon after, the lady from Asturias gets up. Then, without speaking, Altair and I get up just right after Maripili is gone to the toilet.
While we are having breakfast at the kitchen, at the bottom of the very long corridor, the two female pilgrims go out from the albergue, not before leaving us a present in the room: the windows are wide open, and therefore a winter cold room.
Altair takes his right index to his temple, and spins it like a screwdriver. Yes, I know: what´s empty, it´s empty.
We get our bags ready and our warm clothes on. We hug, goodbye and he goes. I wait like a half an hour more until there is light outside and I go.

Before leaving Leon, I want to take another look at the cathedral and the crossing of the streets, the traffic lights and zebra crossings take me a time. Then, the exit of the city is long and not nice at all after crossing the pedestrian bridge at San Marcos: a long avenue flanked with grey blocks of appartments and heavy traffic at that time in the morning. Then the pilgrims go through a quiet industrial area before getting to the Virgen del camino. Although it is not an actual neighborhood, it feels like that.

After passing the first houses I meet the lady from Asturias. We chat a little. I thought she was walking with Maripili. Maybe I thought that because my imagination told me they got along very well. But Maripili is right now supposed to be in mass in San Isidoro.
We say goodbye, wish each other a buen camino, and I arrive in the shrine. This shrine was built here because of what happened to a sepherd almost 500 years ago.

The shepherd Simon was taking his flock back to the sheepfold while deeply thinking. The Virgin Mary appeared to him and started to talk: "Hello sweetheart. Do me a favour and go to town. Tell the bishop to come here and place in a beautiful location this my image, which my son Jesuschrist wanted to appear here for the good of this land"
To which the shepherd said: "Lady, how the others will believe that it is you and not my imagination who sends me?"
Our Lady told Simon to give her the sling he kept in his hands and then she put a little stone in it, threw it and spoke then so: "Say to the bishop that he shall find this stone so big that he will know that it is me and no other who sends you, and there you shall put this my image, for this is my son´s will and my own."
After this the Virgin dissapeared.
Where the bishop found a big stone, the witness of the apparition, a shrine was built.

The church nowadays is not the original one, but another built later in 1961 for the old one was small. This virgin is the patroness of the Leonese region, and the people loved her more and more, so a bigger church was needed to shelter the worshippers.

When I go out of the church I meet Altair again, what makes me quite happy. We chat a little again and wish each other a good bye.
Buen camino
Buen camino

Basically from here to Astorga the proper camino, I mean the path, runs always parallel to the road, the N-120. As for taking the fast motorway the drivers have to pay, many of them prefer taking the normal road, having as a result a road with heavy traffic.
I keep changing from the shoulder of the road to the path and from the path to the road all the time when I grow tired of any of them.
The landscape here is not that interesting. It is still the Paramo Leones, a boring flat with grey boring fields and greyish skies.

Two villages after La Virgen del Camino, in San Miguel del Camino I see a thick pilgrim walking as fast as her heavy flesh will let her. It´s Maripili!!!Thank god she walks on the other side of the road. But she was supposed to have gone to mass. Oh no!!! She shaked the Asturian girl off!
-"BRRRABRRRUBRRRA!"-she shout at me
-"WHAT?!"
-"BRRRABRRRUBRRRRA!"-she shout at me again
-"WHAT?!"
-"STORMS AT CEBREIRO ON TUESDAY!!!"
ergh!?"Ok, see you, bye"

I keep on going without novelty until Hospital de Orbigo, two hamlets on the two tops of a medieval bridge named El paso honroso(=the honorous pass). It is very long because before the construction of the damn Barrios de Luna (the one I took pictures of from the bus going to Oviedo) has made the river Orbigo run with a lot of less water.
In 1434 the leones knight Suero de Quiñones, member of an illustrious family, was utterly bored. He made up a play to keep himself entertained during the days when more pilgrims were going to Santiago. He would fight against every single knight who tried to cross the bridge.
He hung a door knocker in his neck, meaning the love for his lover. And promised himself not to get rid of it until breaking 300 spears.
The whole month of july that year he was acting the fool playing to the little battles.
Nobody died, it was just a stupidity, but for a man who got a sword sticked in his brains.

The villagers of Hospital take advantage of these deeds and every single month of july they remember it happily playing las Justas.
Some villagers get dressed in medieval garments and start fighting along the bridge. In here arrive many daytrippers from Madrid and other places to videotape and take pictures at them.

Luckily in january the bridge is empty, but for some old women walking slowly and gossiping.
The only albergue opened is the parish one, and that´s the place I want to go to.
Don Manuel, the priest, is in there. He greets me and stamps my credencial. I ask him for Gonzalo, a hospitalero I thought might be there besides Don Manuel.

I met Gonzalo on july 2006, but I had heared about him long before. Some members of the Asociation of friends of St James liked to talk about a certain Gonzalito from Seville. He used to be hospitalero in the albergue in Burgos in winter, the most convenient season for heating the esophagus: he got to know perfectly all the bars in the neighbourhood. It takes a time to stagger along from the bar to the albergue, so he used to be late to open it.
I met him the 1st of july, but he didn´t arrive alone. The fellow with him he arrived was already known in our place. As a matter of fact this fellow was supposed to be the hospitalero for that fortnight and alone, without Gonzalito. The fellow is the typical money grubbing who has made quite a living thanks to the Camino and its pilgrims, flatterer only if having profits, with a way of thinking anchored in the Franco dictatorship "good" times and slobbering more or less depending of the tits size of the female pilgrim.
The association wanted the latter to be the hospitalero, officially more responsible, though more thieve: they didn´t trust the drunkard of Gonzalito. Two days after arriving, the fellow left. He had to attend some bussiness and Gonzalo had to stayed alone.
It goes without saying that this disappointed a lot the members of the association in charge of the albergue, and still the fellow has not been forgiven. (This is good for me, I must admit).
What they didn´t know it´s that Gonzalo was just recovering from a heart attack, and he hardly drank wine or smoked little cigars since.
He turned out to be a good hospitalero. He was at the head of the albergue firmly but in a relaxing way, wearing sandals, shorts, T-shirt in any colour but yellow, God forbid! and with a little crochet white hat, like those that the jews wear, present from a very good friend of his.
When he got up after a nap he liked to chat, very funny, as many sevillanos are. He knew when to stop and never bored me. He said very nice things about himself, but never bluffed at me. Many evenings Juanito came and visited us. They argued and shout each other. It seemed all the time they were to be disrespectful, but never were. But they did so as somebody who is annoyed of playing cards and has found arguing to be funnier and more entertaining.
The first day we met, Gonzalo looked at me distrustfully, and the last one he thanked me and we hugged and wish well sincerely.

Of course Don Manuel doesn´t know me and he is a little surprised when I ask him for Gonzalo. I explain why I know him.
Don Manuel knows nothing and he is also concerned about his health. He only received a Christmas card, but nothing else. I hope Gonzalo is ok.
D. Manuel is nice to me and shows me around the place. The albergue has been reformed recently and it looks great, everything new, good toilets and showers, a beautiful patio and a huge garden.
After inviting me to be a hospitalero there, I retake the camino again towards Astorga.

I keep changing from the N120 shoulder to the track, that from some kilometers from Hospital on is an old road, always parallel to the N120.
Before getting to Astorga, you take a glimpse of it since the cross of Santo Toribio. And down the cross, seated at a little table there is a pilgrim eating a salty salad.
Good heavens!Richard!!
He is surprised but also seems happy to see me.
We talk our deeds and I give him back the pen he borrowed to Altair. Then a couple shows up by the cross.
Good heavens, the japanese!! No, I mean, the coreans!!!
They seem so happy... They are smiling all the time and saying oohhh!! aahhh!! when talking. They are funny.

We will meet all together in the albergue in town. I roll downhill leaving them behind, and with the breeze hitting my face, I feel bigger than actually am.

Before Richard, Kim and Nam arrive I go out for lunch, and after, I walk around Astorga, the capital of the Maragateria shire. I visit the cathedral and the Episcopal palace, once I pay an entrance fee. No discounts for pilgrims. (So far I´ve only got a discount in the church at Fromista).
I enjoy a lot the visit at the cathedral, for I have it only for myself. No visitors or daytrippers but me. I take as many pictures I want (without flash), though it is forbidden. In the museum there is also some pieces of interest.

Comparing to the tranquility I found in the cathedral, the episcopal palace is crowded: there is an organized group of daytrippers visiting the place.
A lady in a deeppink anorak is in charge of taking care of the palace, and when the group is gone, I remain the only tourist. She follows me wherever I go, upstairs, downstairs, in the ground or in the noble floor.
The building is really remarkable. When the former episcopal palace burned, Mr Grau, bishop of Astorga got in touch with the so famous architect Gaudi for the reconstruction. The bishop was natural from Reus, in the province of Tarragona, Catalonia, that also was the place where Gaudi was born, and they already knew each other.
Nowadays the palace is a museum: the museum of the caminos. A lot of showcases, saints, calices, monstrances and other stones of historic interest.
The time I spend there, that it´s not much, I devote it to admire the own building and its rooms, floors and dwellings: the throne room, dining room, office and the chapel, the best piece of them all, a true jewell of art nouveau, a work by the best artists in Spain at that time, Zuloaga among them.
In here it´s also forbidden taking pictures, but I get to take some shitty shoots when the lady in the deeppink anorak is not staring at me.
It´s the time to close, so she invites to leave trying not to look too annoyed because of all the walking she had to do to follow me.

Back in the albergue, Richard seems happy to meet me again. Altough he doesn´t speak a lot some chat always do good, and I am the only one in the place who can understand him.
We spend the evening peacefully at the kitchen. He talks me about his granson, who wants to ride the Danube when he will grow older. We share some Christmas sweets, chocolate cookies and prince of wales tea. Less time is spent with the Coreans. I think they are nice, specially when Nam is clapping and tells me that I sing very well (I thought I was alone). I know he is lying, but it feels good anyway.

A blond Australian with a black dog he found in the Pyrenees cooks some pasta.

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Photos

Altair y yo
Foto hecha por un sonriente lugareño

Astorga
Desde la muralla, junto al palacio episcopal

Las tentaciones de San Antonio
Museo de la catedral

La reina Lupa
en el museo de la catedral. Aunque se llamaba la reina loba, más bien debía ser una zorra