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Published: April 13th 2011
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Chiang Mai es con aprox 200.000 habitantes (versus los más de 9mill de Bangkok) la segunda ciudad más grande de Tailandia. Se encuentra al Norte de Tailandia, si no me equivoco a unos 800km desde Bangkok. Se caracteriza por tener una muralla de unos 700 años de antigüedad que rodea todavía parte de la ciudad y una fosa de agua que aún se mantiene, que ayudaban a defender la ciudad contra los birmanos.
En su esencia se parece bastante a la capital: todo gira en torno a los pequeños comercios y tenderetes que se montan en las calles y a los templos. Chiang Mai cuenta con un famoso mercado nocturno que para mi gusto supera con creces a los de Bangkok, principalmente porque los comerciantes no te persiguen ni te atosigan. En este y todos los sentidos, Chiang Mai es mucho más relajado.
Desde Chiang Mai se organizan muchísimas actividades de aventuras y naturaleza. Trekkings, raftings, excursiones en elefante, etc. Tras un día de relax absoluto en la piscina, Lauren
y yo optamos por aventurarnos por la montaña durante tres días y dos noches para visitar determinados grupos de 'hilltribes'. Las hilltribes son minorías étnicas que solamente viven en las montañas el Norte y del Oeste de Tailandia. La mayoría es de origen seminomádico y han ido emigrando a Tailandia desde Nepal, Myanmar, China, Laos en los últimos 200 años. Dicen que hay entre 10 y 20 diferentes tipps de hilltrribes, pero la más numerosa es la Karen, que cuenta con cerca del 50% de la población étnica y a su vez se divide en sub-tribus. Los Karen hablan un idioma totalmente diferente al tailandés y hay Karen people que no habla tailandés. Las hilltribes no son budistas, sino creen en sus propios espíritus y rituales. Muchos han sido cristianizados y en muchos pueblos había pequeñas iglesias católicas.
Eramos 10 personas en nuestro grupo. Todos bastsante jóvenes, muy buen ambiente entre todos. La mayoría eran británicos (si quieres mejorar tu acento britántico, ven a Tailandia!!). Nuestro guía Pan era también muy joven, de origen Karen, un poco cabra loca (pelo largo hasta la cintura, tatuajes (aunque aqui todo el mundo tiene tatuajes), piercings), no dejaba de vacilarnos. Animaba mucho el
Mango Shake
Los batidos de frutas son una pasada aqui!!! ambiente.
Nuestro trekking tuvo lugar en las montañas del Suroeste de Chiang Mai. Los trekkings la verdad que no eran largos en tiempo, pero sí agotadores físicamente. La humedad era seguramente superior al 150% (y eso que estamos en época seca!), hacía mucho mucho calor (la laca de mis uñas se derretía!!!) y los caminos eran muy empinados. Todas las noces acabábamos agotados.
Entre trekking y trekking hacíamos diferentes actividades. El primer día hicimos una excursión en elefante. La verdad que no me gustó mucho. No me convenció demasiado el trato que recibían los elefantes por parte de sus 'entrenadores', las condiciones en las que vivían, el camino que recorrimos... Tuve la impresión de que los entrenadorees iban colocados con opio (antes de irnos de Chiang Mai, hicimos una parada en la estación de policía, donde unos agentes te recuerdan expresamente que está prohibido tomar drogas y que no aceptemos nada de las hilltribes...) y además, el chico que llevaba a nuestro elefante se dedicó a poner música a todo volumen con su móvil a pesar de nuestros repetidos intentos de hacerle entender que lo apagara. La experiencia de montar en elefante sí me gustó (de hecho me pude sentar directamente en el cuello del elefante, sin silla de por medio...eso sí, muy estable no era!), pero no las condiciones en las que vivían y en las que se les trataba en este elephant camp.
Comíamos en diferentes pueblos, todos caracterizados por sus casas de madera construidas sobre pilares para protegerlas de las riadas de barro que provocan las constantes lluvias. El suelo de las casas está hecho con nada más que láminas de bambú entrecruzadas que increíblemente aguantan prácticamente todo el peso que les pongas. En estos pueblos las gallinas, gallos y los polluelos conviven amistosamente con perros, gatos y cerdos y posiblemente te encuentres alguna vaca suelta por ahí. En general los caballos aquí no se llevan. La mayoría de estos pueblos no tiene electricidad y de tenerla es sólo por horas. Por las noches utilizan baterías de coches, linternas y velas.
La comida era muy tailandesa (pasta o arroz, con pollo o con verduras y huevo) aunque se esforzaban en darnos un desayuno más occidental (tostadas). Se hacía de noche hacia las 7 de la tarde y para pasar las horas largas jugábamos a juegos de cartas, magia y adivinanzas mientras Mr. Professor Moonshine (el anfitrión de una de las cabañas en las que dormíamos) tocaba la guitarra que él mismo había fabricado.
En general nos movíamos entre bosques lo que facilitaba mucho el soportar el calor. Los arrozales que había estaban todos secos (es época seca) y los rios llevaban en general poca agua. Gracias a Dios pudimos contar con dos cascadillas que además de refrescar nos sirvieron como buenas duchas.
El último día hicimos un 'bamboo-rafting'. Consiste en sentarse sobre unas diez ramas de bambú atadas entre sí y bajar un río con algunos rápidos con un niño de unos 10 años que dirige la barca. La verdad que tuvo mucha gracia porque además de los rápidos, los tailandeses ya se estaban preparando para el Sunkran, la celebración del año nuevo budista que tiene lugar del 13 al 14 de abril. En todo el Sudeste asiático en general, el Sunkran se celebra con guerras de agua entre las personas. Por ello, en el río ya había algo de ambiente y al ser 'falangas' (dícese, guiris) eramos el punto e atención de todos las guerras de agua que había en el río! Salimos del río como si nos hubiéramos bañado con ropa en él!
Ya de vuelta en Chiang Mai me di mi primer masaje tailandés! Bieeeen!! Eso sí, me sonaron todas articulaciones que me podían sonar!!
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