Advertisement
Geo: 36.4503, 136.928
Mi primer viaje en el tren bala fue bien corto unos 8 minutos solamente porque mi siguiente destino era Ainokura estaba cerca. Este es un pueblo perdido entre las montañas, que forma parte de una serie de pequeños pueblos agrícolas antiguos de los cuales varios han sido seleccionados como sitios patrimonio de la humanidad. Llegar hasta allá tomó su tiempo pero valió la pena, porque me permitió ver otra cara de Japón, es como viajar a esos pueblos perdidos del sur de Chile. Para llegar había que tomar el Shinkansen y después un tren local hasta la última estación y después un bus. Ya al llegar a la última estación del tren se sentía ese aire de aislamiento, de algo más alejado de la modernidad como congelado en el tiempo. De ahí el trayecto en bus se hace muy corto por las vistas que se va teniendo al ir pasando por montañas y valles pequeños. Llegamos a un paradero desde donde había que caminar como 400 metros por un sendero hasta finalmente llegar al pueblito que son unas cuantas casas. A la entrada te dan un mapa pequeño con la ubicación de los alojamientos y justo teníamos
el mismo lugar yo y una pareja gringo/tailandesa, llegamos y nos fuimos al mismo tiempo. La gracia de este pueblo tiene que ver con sus casas que tienen entre 400 y 200 años de antigüedad y que están construidas con unos techos muy especiales en su ingeniería y materialidad. Estan hechas de materiales muy comunes bambu, madera, arcilla y paja. Sus techos se destacan porque tienen un angulo que les permite soportar las grandes cantidades de nieve que caen en invierno haciendo que esta caiga por la pendiente. Los techos de paja se renuevan cada 15 años aproximadamente.
Además de la historia del lugar y de las casas esta fue la oportunidad para experimentar el alojamiento típico japonés. Partiendo por nuestra anfitriona que no hablaba mucho ingles y que ayudaba a la sensación de estar como en el Japón más tradicional. La casa tiene todas las características de la casa típica y las habitaciones con el clásico suelo de tatatimi donde hay que dormir en el suelo sobre un colchón que se arma cada día. El sector "living/comedor" donde se come en el suelo con la pequeña mesita. Y las puertas de corredera que dividen toda la casa. Espero
que las fotos transmitan el ambiente de la casa. En el sector hay algunas caminatas que hacer además de visitar unos museos, no mucho mas, en realidad la idea es mas tomárselo con calma y disfrutar del entorno y el aire que se respira. Y bueno comer. Porque estas pensiones bien con la comida incluida y si que dan comida. Mucha comida toda muy típica de la zona y cocinadas por nuestra anfitriona. Me pude comer gran parte de la comida pero alguna tenia sabores que me lo hacían difícil, al otro día el desayuno ya no luché más y me comí lo que me gustaba no más. Fue un día que pasé ahí pero fue muy agradable y diferente, creo que fue cuando mas utilicé el poco japonés que tenía y la experiencia japonesa más auténtica, con el pueblo, casa, comida y hasta vestuario!!
Advertisement
Tot: 0.154s; Tpl: 0.012s; cc: 11; qc: 46; dbt: 0.0667s; 1; m:domysql w:travelblog (10.17.0.13); sld: 1;
; mem: 1.2mb