INDONESIA 5. Volcán Merapi. Merapi volcano

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23 de noviembre 2009

El volcán Merapi es el volcán más sagrado de Yogyakarta, y el más activo de Indonesia. Está activo desde hace varios siglos, y regularmente entra en erupción. No en vano se le llama así, Gunung Merapi, la montaña de fuego en bahasa. Ahora parecía que estaba más o menos tranquilo y que se podía subir a su cráter sin problemas.

Con más de 2.900 metros de altura su silueta domina toda la llanura de Yogyakarta, y se puede ver desde cualquier parte, si las nubes lo permiten. Aunque ya llevaba varios días en Yogya, la única vez que había visto el volcán era en una postal en la agencia en la que me apuntaba a las excursiones.
El plan que proponían era salir a las 22:00 de Yogyakarta en furgoneta hasta el pueblo de Selo, en las faldas del volcán, y ascender a la cima durante la noche para poder ver el amanecer a casi 3.000 metros de altura. Todo esto si el tiempo lo permitía, cosa que ponía yo en duda, pues llevábamos más de 24 horas sin que hubiese parado de llover. Como ya me había mentalizado para empaparme, no me importó que aún estuviese chispeando cuando me recogió la furgoneta en el losmen. Michael Jackson me había acompañado durante la cena, y también nos acompañó en el viaje hasta el pueblo de Selo, desde donde empezaríamos la marcha.
Como acompañantes tenía a una pareja de ingleses que acababan de empezar apenas su viaje al mundo hace tres semanas. Cuando llegamos a la aldea de Selo después de una hora nos unimos a otros dos chicos españoles y a una mexicana. Ya estaba el grupo listo para empezar la subida a la cima del Merapi, pero nos hicieron esperar más de una hora. Supongo que para que no se nos hiciera demasiado pronto.
Tomamos té y alguno dormitó. El conductor estuvo viendo un partido de la liga española: Barça - Athletic. Se levantaba, agitaba los brazos y refunfuñaba airado cada vez que el Barça fallaba un gol.

Después de la espera, al salir de la casa, vi por primera vez el cielo de Indonesia despejado y con todas sus estrellas. Parecía casi un milagro. Luego pasaba alguna nube que volvía a cubrirlo, se marchaba y al poco volvía a pasar otra.
Cuando estábamos saliendo del pueblo volvimos la vista atrás y se podía distinguir perfectamente en la poca claridad de la noche la silueta del volcán Merbabu, el volcán casi gemelo del Merapi a muy poca distancia. Aunque el Merbabu es algo más alto que el Merapi, no es tan activo y por lo tanto nunca ha sido tan temido ni tan venerado.

La ascensión era tan empinada como uno se puede imaginar lo empinado que es la falda de un volcán. En fila con nuestras linternas con un guía a la cabeza y el otro a la cola fuimos subiendo a un ritmo pausado. Un ritmo ideal, pensaba yo, para que todos llegásemos sin problemas a la cima, pero al rato paramos. Luego continuamos más lentos, volvimos a parar y a parar y a parar. A cada parada se notaba que hacía más frío, y como los españoles estaban un poco flojos y la mexicana algo derrotada, cada parada era más larga. Mirando hacia el Merbabu se comenzaba a ver cómo algunas nubes se agarraban en su cima, y los guías, que saben mucho de eso, nos comentaron que el Merapi estaría de igual manera. Cuando llegamos después de por lo menos cinco paradas a un pequeño collado al comienzo del campo de lava, ya podíamos tocar casi la niebla.
Así que nos quedamos allí esperando, pues desde la cima no íbamos a ver nada. Y aunque no estábamos en todo lo alto, el amanecer fue lo suficientemente espectacular como para que hubiese merecido la penar caminar el doble si huebiera sido necesario.
Ver salir el sol resultó muy emocionante, y las vistas eran preciosas. En frente, al norte, se veía el Merbabu, hacia el sureste la llanura donde se asienta Yogyakarta, por el momento despejada, y al noroeste los volcanes gemelos Sumbing y Sundoro despuntando en un mar de nubes. Este mar de nubes poco a poco fue subiendo, se desbordó, empezó a pasar por entre el Merbabu y el Merapi, y finalmente fue inundando la llanura de Yogyakarta.

Al rato bajamos, mucho más rápidos y más contentos. Los españoles y la mexicana charlaron con gusto y se contaron partes de sus vidas. Los ingleses bajaron muy felices con su enamoramiento; y yo mismo por efecto de las endorfinas bajé algún tramo brincando, hasta el punto que me dio un tirón en una pierna. Por el momento ni me di cuenta, pero desde este día me acordaba del Merapi cada vez que me ponía en el baño de cuclillas.








2009 November 23rd

Merapi volcano is the holiest volcano in Yogyakarta, and the most active in Indonesia. It has been active for several centuries already, and it erupts regularly. In fact it is called that way, gunung Merapi, which means in bahasa mountain of fire. Now it seemed more or less calm and it could be climbed up to the crater.

As it has a height of more than 2.900 meters, its mass dominates the whole of the Yogyakarta plain, and it can be seen from anywhere, if the clouds let us so. Actually, I had already been for several days in Yogyakarta and the only time I saw the volcano was in a postcard in the agency where I engaged the excursions. The plan they offered was to leave Yogyakarta at 10 p.m. in a van and go to the village of Selo, in the volcano slopes, from where we would climb to the summit and see the sunrise at almost 3.000 meters high. Of course, only if the weather wanted it, which I doubted it, for it hadn´t stopped raining in 24 hours. As I had already got used to the idea that I was going to get soak, I just didn´t care it was still drizzling when the van picked me up at the losmen. Michael Jackson had kept us company during dinner and also in our road trip to the village of Selo, where we were starting the walk from.
As members of the volcano excursion group there was an English couple who had started a trip around the world only three weeks ago, and in Selo joined another three: two Spanish guys and a Mexican lady. We had to wait then for one hour, so that it didn´t get too early in the mountain, I guess. We had tea and some snoozed. The driver, meanwhile, was watching a football match on television: Athletic Bilbao vs Barça and he stood up, shooked his hands and grumbled angry each time Barça missed a goal.

After the wait, when we went out of the house, it was the first time I saw the Indonesian sky cloudless and with all the stars. It looked almost like a miracle. Then a cloud came and covered it again, but then it passed and left it clean until next cloud arrived.
When we were leaving the village, we looked behind. There were less clouds now and the figure of the almostMerapi twin could be clearly seen under the dim light of the night: the Merbabu volcano. Merbabu is a little higher than Merapi, but not so active and therefore never so feared or venerated.

The climb was so steep as steep a volcano climb can be thought. In a row with our torches with one guide at the front and the other at the rear we were going up at a slow pace. A perfect pace for everbody to reach the summit, I thought, but we stopped soon after. Then we continued and stopped again, and so on, and another stop again, and again. Each time we stopped. of course it felt colder, and as the Spanish guys and the Mexican lady were a little bit defeated, each of the stops was longer.
Looking to Merbabu, we could see that some clouds were sticking to its summit and our guides, who know a lot about this, told us that Merapi would look pretty much the same. When we arrived to a little pass after at least five stops at the beginning of the lava fields, we could almost touch the fog.
So we waited there for the sunrise, because from the crater the views were none. And although we were not at the top, the sunrise was spectacular enough to be worth climbing at least the double of what we climbed.
Seeing the sun rising was moving, and the views were wonderful. To the north we could see Merbabu volcano, to the south east the flats where Yogyakarta settles, and to the north west the twin volcanoes of Sumbing and Sundoro emerging from a sea of clouds. This sea of clouds rose and started to flood the Yogyakarta plains after passing between Merapi and Merbabu.

After a while, we went down, much faster and happier. The Spanish guys and the Mexican lady chatted enthusiated and told each other their lives. The English couple was just in love, and I jumped downs for some stretches consequence of the endorphines, to such extent that I pulled a muscle in my leg. At the moment I didn´t realize, but afterwards I remembered the Merapi volcano every single time that I hat to squat in a toilet.

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Photos

Amanecer desde el Merapi --- Sunrise from Merapi
Merbabu y uno de los guías ---
Merbabu and one of the guides

Amanecer desde el Merapi --- Sunrise from Merapi
Volcanes Sumbing y Sundoro ---
Sumbing and Sundoro volcanoes