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Published: August 6th 2009
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Hanuman nos recogió a las 9:00 después de nuestro desayuno prácticamente solos de clientes pero con seis camareros y dos cocineros en la sala. Hacía un calor impresionante pero fuimos a Jaigarth Fort, a unos 5 kms de Jaipur, en una colina empinadísima llena de matorrales y con montones de pavos reales campando a sus anchas y con tráfico sobre todo de motos de chicos que uno no sabe a dónde iban (al fuerte, imaginamos) ni qué iban a hacer allí. Muchos se quedaban a la entrada del fuerte.
Hanuman nos dejó en la puerta y no pagamos porque el billete de entrada es el mismo que el del Palacio Real de Jaipur. En contra de lo que pensamos, ni fueron pesados ofreciéndose como guías (les enseñamos la guía de papel) ni intentando vender. En este fuerte el turismo era principalemente hindú y la atracción principal es el (dicen) cañón con ruedas más grande del mundo, el Jaya Vana, que no pudimos fotografiar porque no teníamos el ticket para la cámara y el guardia (dijo) no tenía cambio. Lo más asombroso del fuerte es que hay gente que vive allí: había mujeres limpiando sus cacharros, un hombre lavándose, la ropa
colgada y mujeres -como tantas veces- barriendo en cuclillas.
El calor era tremendo y la humedad terrible.
A medio camino -y tal y como decía la guía Trotamundos- un guardia se nos anexionó y nos fue explicando los edificios del fuerte y, menos mal, porque, de haber ido solos, no habrìamos visto ni la mitad debido a la cantidad de pasadizos “secretos” que hay entre las habitaciones del rey, las de la reina, el pabellón de verano, los de invierno, el teatro de marionetas... En el fuerte -limpísimo como todos los monumentos y sus terrenos en este país- había letreros por todas partes de que no se podía fumar (sólo en un sitio habilitado), ni escupir, ni “biddies”(?)
Fuimos a descansar al hotel y unos 20 minutos antes de las 2:30 -hora en que Hanuman pasaba a recogernos para ir al cine, a la sesión de las 15:00- empezó a llover torrencialmente. No sabíamos si Hanuman se atrevería a conducir pero no pareció lo más mínimo inmutado; dijo que no importaba, "No problem" fueron sus palabras. En el hotel nos prestaron dos paraguas (uno para nosotros y otro para Hanuman) y nos fuimos al cine en coche
y con chanclas, el mejor calzado para el monzón. El trayecto fue tal y como lo hemos visto en montones de películas y documentales: menos gente y menos tráfico; mucha gente mirando desde las tiendas y muchos siguiendo su vida normal absolutamente empapados; cuando bajamos del coche las gafas se empañaron inmediatamente y, como siempre, las cámaras de fotos se volvieron locas a causa de la humedad con mensajes de "cambie la batería", "batería agotada"; este sofoco se les pasa en cuanto vuelven a estar un rato en una temperatura menos húmeda -pero ésto tardamos cierto tiempo en comprobarlo; de todos modos, las pilas y las baterias se descargan a una velocidad superior que lo que acostumbran.
Mientras yo compraba las entradas -porque la cola de las mujeres era mucho más corta que la de los hombres (hay colas separadas para evitar los toqueteos a mujeres por parte de los hombres)-, Hanuman fue a aparcar. Por supuesto, le invitamos y era la primera vez que iba a este cine y parecía encantado. El cine Raj Mandir, pintado de rosa en el exterior, es como una tarta enorme: un hall gigante, redondo, en la entrada, con una alfombra mullidísima y
mesas todo alrededor; las entradas estaban divididas entre: rubí (la más barata, pegada a la pantalla), esmeralda (butacas) y diamante (arriba, la entrada más cara, a 120INRs -donde estábamos nosotros y la mayoría de los extranjeros- muy pocos). El hall de entrada a nuestra zona tenia su propio bar y asientos y mesitas. Los baños son de los de hacer pis de pie o en cuclillas y a la altura de la mano derecha, si estas en cuclillas, hay un grifo con una palanaganita (¿para limpiar las manos?)
El cine y la pantalla son enormes y la calidad de la película muy buena. La película (parte en hindi, parte en inglés-no sabemos si porque se desarrollaba en Los Ángeles) típica de Bollywood: chico, chica, enredo amoroso y final feliz aderezado con unos cuantos bailes, con un contraste fuertísimo entre el recatamiento de la historia y el vestuario super-sexy y los mohines, miradas y gestos super-provocadores por parte de las chicas. Lo mejor de la película eran las reacciones de la gente ante ciertas escenas: aplausos y silbidos cuando alguno de los personajes daba una sonora bofetada a otro (se ve que gustan las bofetadas porque son bastante frecuentes) ,
risas nerviosas y silbidos en las pocas ocasiones en que la pareja protagonista se besa (un casto beso de labios cerrados). Se fue la imagen varias veces en la segunda parte, probablemente a causa de las lluvias del monzón - y hubo un descanso de un cuarto de hora porque la película dura casi 3 horas. En el descanso hay anuncios -la mayoría en hindi. La sala no estaba llena pero había mucha gente; en la sesión siguiente, a las 18:00, sin embargo, el público había cambiado; obviamente, ésa era la sesión elegante: público maduro elegantemente vestido para ver la misma película (!!!).
Cuando en algún momento del viaje comentamos que habíamos ido al cine, todo el mundo sonreía sorprendido y nos hicieron algunas preguntas no fáciles de responder en una conversación casual: ¿en España hay cine? (respuesta fácil, "sí"), ¿qué tipo de películas hay?, ¿de acción? (¿cómo explicas películas como "Secretos del corazón", "La vida secreta de las palabras", "Solo mía"... acabas diciento: "Sí, de acción y otras sobre la vida..." y sobre éso son, ¿no?)
Al salir ya no llovía y había secado la calle, eso sí con unos charcos tremendos en algunas partes pero la
temperatura también había bajado considerablemente de los 40ºC a los que habíamos llegado por la mañana.
Volvmos a cenar a Niro´s -nos tocó al lado lo que parecían mamá e hija pijas a tope, y que, como hemos visto en muchas ocasiones, hablaban inglés entre sí aunque parecían nativas; algún guía coincidió con nosotros en que esta actitud es un reflejo de prepotencia y demuestra un cierto aire de superioridad, la verdad es que tal parece. Hoy probamos su comida china; la salsa agridulce sabe distinta a la que estamos acostumbrados y probamos las pakoras y un cordero con ajo que estaba muy sabroso.
Al salir ya nos estaba esperando Hanuman, nos llevó al hotel, y nos despedimos hasta mañana.
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