Advertisement
Published: September 24th 2012
Edit Blog Post
El viaje a Yangón duró 9 horas, y para variar llegamos como a las 3:30 am; Marta y yo nos quedamos en el mismo terminal porque debíamos agarrar otro bus a Hpa-An (unas 7 horas más de viaje), mientras que Will y Alex se iban al centro porque ya se iban de Myanmar. Llegamos a Hpa-An un poco después de la 1pm y esa tarde solo fuimos a comer al mercado que teníamos casi al lado del hotel y caminamos un rato por el centro.
Al día siguiente alquilamos unas bicis y salimos por la mañana a explorar los alrededores, ni habíamos salido del pueblo cuando empezó a llover un poco fuerte, así que nos tocó esperar bajo un techo por más de media hora; al final nos tocó seguir aun con lluvia porque por el color del cielo no había mucha esperanza de que dejara de llover por completo.
En algún lugar del camino nos detuvimos a hacerle fotos a unas chozitas hechas con bambú y hojas secas, y se me acerca un hombre de unos 50 años que con señas nos insistió en que lo siguieramos a algún lado para comer... o eso fue lo que entendí
en ese momento... lo seguimos y al llegar a una choza nos dimos cuenta que nos estaba llevando a la celebración de matrimonio de su hijo, así que terminamos sentados en el piso compartiendo la comida con aquella gente que a pesar de no tener más que una choza más pequeña que la sala de cualquier casa nunca dejaba de sonreir, y compartían con dos extrañas que no sabían decir más de 2 palabras en su idioma una ocasión tan especial como esa. La celebración era muy humilde, los novios estaban sentados en el fondo de la choza y el resto de los invitados amontonados alrededor de la mesa; solo había arroz, un par de guisos y un consomé para comer, y de beber agua té; pero puedo decir que gracias a la hospitalidad de esa gente ha sido la mejor celebración en la que he estado. Después de comer el señor que nos invitó nos llevó a la cantera en donde trabajaban los miembros de esta pequeña comunidad, extrayendo la piedra de las montañas que estaban al fondo y moliéndola para transformarla en piedritas que luego se usarían en construcción. Después de despedirnos decidimos volver a Hpa-An a imprimir
las fotos que le sacamos a la gente para llevárselas, ya que ellos, como la mayoría de los birmanos que viven en el campo, no tenían cámara fotográfica y si no es por los turistas que pasan por ahí y les toman fotos, nunca ven su retrato en otro lugar que no sea un espejo; al volver con las fotos impresas los niños brincaban y gritaban alrededor de nosotros para verlas, algunas mujeres se reían y se tapaban la cara tímidamente al verse en alguna foto; todos estaban contentos y generamos un pequeño revuelo en la callecita antes de volvernos a despedir.
Seguimos nuestro camino, visitamos una stupa, un lago en donde se bañan los locales y el Jardín Lumbino, con 1300 Budas; al regreso nos tocó pedalear casi 1 hora para volver a Hpa-An, atravesando hermosos arrozales con montañas en el horizonte.
Advertisement
Tot: 0.049s; Tpl: 0.011s; cc: 7; qc: 24; dbt: 0.0291s; 1; m:domysql w:travelblog (10.17.0.13); sld: 1;
; mem: 1mb