Comienza el viaje

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Luego de 1 año de esperas, ansiedades, decepciones, ilusiones y todos los calificativos que existan, el 4 de diciembre de 2007 fue el día elegido para la partida. Cerca del mediodía, tomamos un vuelo de British Airways, que luego de una escala en San Pablo y otra en Londres, nos iba a depositar en Trípoli.

A pesar que ya habíamos enviado la mudanza internacional, nos llevamos 7 valijas y 4 cajas, incluyendo el árbol de navidad, toda la decoración navideña, CDs, DVDs, libros, etc etc etc… la cucha del perro no la llevamos simplemente porque todavía no tenemos perro.

Antes de tomar el vuelo unas papas fritas, quesos y gaseosas en la sala business, calmaron a las fieras hambrientas… y a los nenes también. Gracias a todos los santos aeronáuticos, esa panza llena hizo que Pepe y Santi se durmieran durante el despegue, y se despertaran 2 horas después en San Pablo. En este tramo aprovechamos para comer en paz, sin que haya un nene a upa tirándonos toda la comida, y para tomarnos unos buenos vinos y brindar con champagne.

La hora de escala en San Pablo se hizo amena, y los chicos comenzaron a amena-zar con lo que vendría. Pedro recorriendo los pasillos y Santino intentando subir al segundo piso del avión. Lo malo de viajar en cómodos asientos de clase business, fue que estaban bien descansaditos.

A la salida de San Pablo, empezamos a darnos cuenta que las 10 horas a Londres iban a ser largas. La cena fue bastante apacible, aunque obviamente la ropa no quedó limpia… y lo peor fue que la azafata se rehusó a llenarnos 2 mamaderas de vino tinto. Nos dijo cosas muy feas… por suerte en inglés.
Cuando la gente comenzó a dormirse, 2 mamaderas lograron que los niños se durmieran… de a ratos. Cada hora uno de los 2 se despertaba llorando y ya imaginábamos a algún pasajero intentando abrir la puerta para tirarlos. Por las dudas los atamos a los asientos.

El clima de Londres nos hizo darnos cuenta que estábamos del otro lado del mundo. De los casi 30 grados de Buenos Aires, pasamos a unos 5 fríos y lluviosos grados… y yo en bermudas y remerita.

En Londres estuvimos 2 horas donde los chicos disfrutaron del “Kids Room” y Mariela se pudo pegar una ducha reparadora. El siguiente tramo de 3.30 horas hacia Trípoli era más que calmo hasta que se me ocurrió ir al baño. En plena meditación el avión agarró una turbulencia en la cual cayó unos cuantos metros. Se empezó a sacudir como el avión de “Lost” cuando empieza a caer… mamita querida, pensamos que no llegábamos a Libia.
Pasada la turbulencia y el flor de cagazo (literalmente hablando), por fin bajamos en Trípoli cerca de las 4 de la tarde de un 5 de diciembre de 2007, unas 24 horas después de haber dejado atrás a nuestro querido Lanús.

De las 7 valijas llegaron 6… y justo faltó la que tenía toda la ropa de Mariela. Se ve que la valija se quiso quedar a conocer Londres. La valija llegó 3 días después y trajo tanta calma a la familia como una visita del mismísimo Papa.

Así comenzó nuestro viaje y continuará…

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