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Published: October 15th 2006
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Desde Las Islas Galápagos, volamos a Bogotá, vía Guayaquil (aquí sufrimos nuestro primer interrogatorio y registro de maletas). En Bogotá nos recogieron nuestros amigos Yadi y Jaime y, después de dejar nuestro equipaje, nos fuimos a por un poco de Sushi y mucho whisky, y acabamos bailando sobre las mesas de no se qué garito de la Zona Rosa.
Con un guayabo (resaca) de flipar fuimos al día siguiente a Cartagena, a un peazo hotel 5*. En la playa lo pasamos genial con ellos, y conocimos los Vallenatos entre Caipirinha y cerveza. También conocimos aquí el Ceviche, con caracoles, ostras.... delicioso!
Por la noche nos fuimos a Ibiza Pacha, tipo chil-out y out se quedaron Mayka y Yadi, dormiditas en los sofás que había allí, en lo alto de las murallas.
Al día siguiente ellos tuvieron que regresar a Bogotá y nosotros fuimos por carretera hasta Santa Marta, pasando por Barranquilla y llegamos a las mil, porque era domingo y por todas partes había algo, partido de fútbol, conciertos de reggeton, mogollón de gente por la calle.
Santa Marta es un buen punto de partida para ir al Parque Nacional Natural de Tayrona. Fuimos 2 días desde allí
con un guía de 70 años que lo sabía todo sobre la zona en una buseta con otros 6 colombianos muy majetes que nos iban contando cosas de su país. El trekking fueron unas 4 horas atravesando una zona de selva para llegar a las playas más espectaculares que hemos visto nunca. Al final del camino se llega a una zona de cabañas en las que se puede dormir en unas hamacas. Increiblemente no había casi nadie en las playas, sólo 15 o 20 personas, algunos que otros españoles. Nos dimos un baño riquísimo, hicimos un poco de snorkel y nos comimos un pescadito (pobrecito). A la vuelta se nos unieron 2 catalanas y un andaluz que estaban tambien flipando con su viaje.
Al día siguiente pensabamos ir a la Guajira, pero no habia gente suficiente(está bastante lejos) así que optamos por volver a Tayrona a otra playa más concurrida, pero había unos corales y unos peces tropicales alucinantes, así que mereció la pena. Ese día conocimos también a unos cuantos colombianos que nos iban contando cosillas interesantes (una pareja incluso vivía en la zona de Ventas en Madrid).
Pensábamos ir a San Andrés, pero las chicas de
Barcelona nos dijeron que les decepcionó bastante así que nos fuimos a Medellín. Allí sólo estuvimos 2 días, pero suficiente para conocer las obras de Botero, el Metrocable, las comunas, el pueblo Paisa en el cerro Nutibara, hacer unas compras superbaratas y, claro, a tomar unas cervezas por la noche en el Parque Lleras. Una recomendación, si vais a Medellín reservad el hotel con antelación porque, aunque el turismo es casi nulo, hay pocos hoteles y muchos congresos y convenciones, nosotros conseguimos habitación por los pelos!
Desde allí regresamos a Bogotá, nuevamente con nuestros amigos, los mejores anfitriones del mundo, por cierto. Nos invitaron a la fiesta de cumpleaños de Jaime y estuvimos 14 horas de rumba! Nos lo pasamos bacano y había mogollón de gente. También nos llevaron a ver unos pueblitos del norte de Bogotá donde probamos la gallina criolla, plato contundente y buenísimo. Tambíen vimos la Catedral de la Sal (está excavada en unas antiguas minas). Por la noche, vuelta a la capital y escapada nocturna por la Zona Rosa. Había casi más gente por la calle que en Chueca un finde!
El último día nos fuimos a recorrer el centro de la ciudad, la
zona universitaria (con cerveza incluida por supuesto, en una tasquita de estudiantes), la Candelaria, Montserrate (no os lo perdáis) y luego, más rumba. Desde luego, rumba no faltó.
Y fin del viaje. Nos despedimos con mucha pena de nuestros amigos con la promesa de volver cuando podamos.
Una "cosilla" de la que no hemos hablado es de la seguridad. Es cierto que había mucho ejército y policía por todas partes, pero la mayor parte del país es seguro para el extranjero sobre todo. Lo único que tenéis que hacer es preguntar antes de ir a un sitio, especialmente si es una zona rural o aislada. Por lo demás, váis a flipar seguro. La gente es de lo mejor que hemos conocido y fueron superamables con nosotros.
Hasta otra!
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