Isla de Pascua

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Estaba muy ilusionado por ir a la isla de Pascua, no sabia verdaderamente que me iba a encontrar, de hecho la noche antes me había informado de que es simplemente una sola isla.

Es una isla creadas por 3 principales volcanes en cada uno de los vértices convirtiendo en esta isla en un triangulo, en medio del Pacifico, la tierra mas cercana esta a 3000 km, a la misma latitud que Hawai. Lo más cercano es el continente y para el otro lado Taití.

Cuando llegue en el avión nos bajamos unas 100 personas, yo no tenia ni hostal ni nada, así que nada mas salir a por mis mochilas oí: “pero guapiiiiiisimo tu a donde vas??? tu te vienes conmigo con esa sonrisa que tienes tan bonita!!!!” era Teresa, la que iba a ser mi casera.

En realidad tenia un hostal en el centro, dentro de mi presupuesto y como pude comparar (antes de irme con ella) era de los mas baratos y mejores. Tenía mi propia habitación con baño desde donde podías ver palmeras todas las mañanas al levantarme, para no olvidar onde estaba.

Se podía ir andando desde el aeropuerto hasta “el pueblo” porque es una aldea, llamada Hanga Roa.

Esa misma tarde me fui a dar una vuelta por la aldea.... termine en 30 minutos, son 2 calles y 3 calles que las cruzan, con un puerto y con 2 playas de piedras donde te puedes bañar.

Andando a unos 200 metros encuentras el primer “Ahu” que es un santuario con un conjunto de esculturas que las llaman Moais. Es el Ahu Tahai. Los Moais de ahí tenían ojos fabricados con corales marinas blancas. Es bastante impresionante pero para entonces no tenia ni idea de lo que me esperaba.

Las explanadas son verdes pero no hay muchos árboles ya que los cortaron todos en el máximo apogeo de la población y no se ha repoblado desde entonces. Traen casi toda la alimentación del continente por eso es tan caro. Es curioso también que la basura también la transportan en barco al continente. Es porque toda la isla esta considerada como un parque natural y protegido llamada Rapa Nui, como antiguamente se llamaba la isla.

Al día siguiente alquile una moto para poder recorrerme la isla y evidentemente hice lo que me temía, recorrérmela en un solo día entera.

No tengo palabras para poder describir el momento de recorrer la ruta que bordea la costa en moto por unas camino de tierra con un salvaje océano pacifico explotando violentamente en las rocas, matando las olas, heredando así un pulverizante frescor constante en la cara. Solo puedes pensar... no hay absolutamente nada en el horizonte, solo océano rodeándome, estoy en medio de ninguna parte.

En cada pequeño camino que te encuentras sin señalizar, me metía con la moto, y siempre me encontraba un impresionante Moai ahí tumbado o levantado solo. No me encontré absolutamente a nadie hasta que llegue de vuelta a la aldea.

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