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Published: October 29th 2014
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Brasil, nuestro gran vecino, el paraíso del turismo playero argentino, ha sido un descubrimiento por su riqueza arquitectónica colonial, sus paisajes y la gente colorida y cariñosa que nos topamos durante toda nuestra estadía de cuatro meses. Nos tocó el mundial y pudimos apreciar lo mucho que a los brasileños les importa el fútbol, y más aún, que Argentina sea mejor, a tal punto de verlos vestidos de holandeses, alemanes y maldiciendo la vergüenza de haber perdido contra los alemanes. Fuera del fútbol, les encanta charlar con los argentinos y hacer de nuestro viaje el mejor simpre repitiendo la frase: “ O BRASIL, O MELHOR PAIS DO MUNDO. NOS TEMOS TUDO!” Esta frase iba siempre acompañada de comentarios sobre sus vivencias diarias en relación a la inseguridad. Un paulista, que nos cruzamos viajando, nos contó que en total lo habían robado 47 veces, incluido un tiro en la pierna, y “adoraba” São Paulo.
Permanecimos tres meses en São Paulo con la esperanza de que Antonio pudiera realizar su estancia postdoctoral. Tuvimos mala suerte, llegamos justo al inicio de una huelga universitaria que duraría más de cuatro meses y sería la razón principal de nuestra partida inminente del Brasil. No obstante,
São Paulo
World Cup 2014. FanFest con tanto tiempo libre, pudimos disfrutar de museos, teatros, parques, eventos culturales y de la arquitectura de Oscar Niemeyer. El costo de vida fue demasiado alto y la espera demasiado larga lo que nos animó a hacer un viaje hasta que pudiéramos definir el rumbo en el futuro.
Nuestro intinerario comenzó y acabó en São Paulo. Visitamos los estados de Río de Janeiro, Minas Gerais, Bahía, Sergipe, Pernanbuco, Ceará y Río Grande del Norte, recorriendo un total unos 6.800 km. en colectivo que nos ayudó a acercarnos a la gente y ver un poco más el Gran Brasil, país tropical…
La primera parada fue Paraty, ciudad colonial en el estado de Rio de Janeiro, donde terminaba la Ruta Imperial (camino del oro, que se iniciaba en Minas Gerais y acababa en esta ciudad portuaria, con destino final Portugal). Seguimos viaje hacia el origen del oro, Ouro Preto y Mariana, tierra adentro, a 400 km. de Rio de Janeiro. Quedamos maravillados con las joyas arquitectónicas de estas dos ciudades que son dos verdaderos museos de la cultura colonial portugues gracias al oro extraído en esta región.
En esta estapa del viaje entramos en nordeste brasileño. La palabra “NORDESTE”,
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Igrejia Santa Cecilia “NORDESTINO" tiene su significado en el Brasil: antónimo de“progreso”, “riqueza” y “trabajo”. La cultura nordestina y el sertaõ nos atraparon con sus historias de rebeldía y levantamientos contra el poder y sus personajes como el Padre Cícero (1844-1934) y el Lapiaõ (1898-1938), personajes que todavía se reviven en la memoria popular como símbolos de identidad y esperanza de cambio. La realidad nordestina, muy diferente a la del Sur (de Río hacia abajo), refleja claramente el destino de los afroamericanos, a tan solo 100 años de la abolición de la esclavitud en el Brasil, luchando para salir de la pobreza, emigrando al sur y tratándose de insertar en la sociedad “moderna”.
Llegamos a Bahía luego de un viaje de 25 horas en un omnibus lleno de candidatos a policías “pretos” y mulatos que hicieron nuestro viaje agradable, ameno y nos prepararon para disfrutar de Salvador, ciudad que ansiábamos conocer por su influencia cultural en Brasil, sólo recordar algunos nombres como Jorge Amado, Joao Gilberto, Caetano Veloso, Gilberto Gil...El Peñourinho, barrio histórico en el alto de la Bahía de todos los Santos, nos dejó perplejos con sus iglesias, monumentos y el mar tan lindo que caracteriza al Brasil. De Bahía, continuamos
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Santa Cecilia el viaje a Recife donde Marcia, una amiga que conocimos en nuestro viaje, nos invitó a su casa a compartir un almuerzo típico nordestino con su familia: cus cuz, macarrão, ensalda, fejoada… Delicia! al ritmo del forró. Natal fue el punto más nórdico de nuestro viaje y un lugar para disfrutar de la playa. Desde ahí comenzamos a descender por la costa hasta la siguiente parada: Aracajú, en el estado de Sergipe. En la zona visitamos dos pueblitos llamados São Cristovão y Laranjeiras, verdaderas maravillas coloniales que fueron centros de la explotación azucarera del Brasil. Y nuestro punto final del recorrido fue Porto Seguro en el estado de Bahia, lugar de llegada de los portugueses al Brasil, pintoresca, interesante y turística por el asentamiento antiguo, el museo del descubrimiento, la diversidad étnica aborigen, las playas y los puestitos de baratijas.
O Brasil “maravilhoso”, “muito bonito”: “taõ grande”, “taõ diverso”, “taõ populoso” (300 milhones) y “taõ isolado” de lo que llamamos la América Latina. Desconocemos mucho de Brasil y poco conocen los brasileños de Suramérica, a pesar de ser nuestros vecinos y de lo mucho que se habla de integración latinoamericana. Cuenta pendiente.
El Amazonas por ahora tendrá que
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Wold Cup 2014. FanFest esperarnos…
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