Singapore


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Singapore's flag
Asia » Singapore
July 29th 2009
Published: December 7th 2009
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Última estación, Singapur. Una utopía en Asia. Una ciudad donde no el tráfico no existe, los trenes no muestran graffitis y todo rebosa limpieza. De primeras, os diría que Singapur no tiene el encanto que un viajero busca cuando se adentra en el continente asiático. Imaginaos una New York asiática y no estaréis muy lejos de haceros una idea. Sin embargo, visto de otro punto de vista, Singapur es un oasis occidental en Asia, que abre las puertas a todo un nuevo mundo. Pienso personalmente que es un buen sitio a visitar como inicio o final de viaje, para aclimatarse o empezar a desconectar, respectivamente. Incluso, me parece un buen sitio para vivir una temporada. Uno puede disfrutar de los encantos de Asia que están a tiro de piedra, sin volverse loco jugándose la vida cruzando calles o descifrando qué hay hoy para comer. 😊

Nos tomamos estos últimos dos días muy tranquilamente, así que después de desayunar nos dirigimos a Sim Lim Square, un centro comercial de electrónica gigante. Los centros comerciales o "shopping malls" son las máximas atracciones de una ciudad repleta de ocio y arquetipo del capitalismo. Esto, más el hecho que la electrónica es bastante barata aquí, nos decidimos a pasar un rato observando todos los "gadgets" habidos y por haber. 😊

Ya con cuatro ideas de lo que nos podíamos comprar, nos metemos en el metro y nos dirigimos hacia Little India a empezar la ruta turística. Empezamos a adentrarnos por la calles del barrio indio y encontramos el templo Sri Veeramakaliamman, construido en 1881 por obreros venido de India. La fachada del templo está adornada con decenas de figuras de dioses hindúes de un gran colorido. El templo está erigido en honor a la mujer de Shiva, Kali, representada manchada de sangre después de matar a un demonio chupándole ésta cual vampiro. El templo está repleto de creyentes haciendo cuentas con pétalos de flores, como si fuesen cuentas de un rosario.

Seguimos calle arriba hasta otro templo hindú, el Sri Srinivasa Perumal Temple dedicado a Vishnu, muy similar al anterior desde nuestro punto de vista. Ahora cambiamos de religión y nos dirigimos a un templo Thai Budista, el Buddha Gaya Temple o más conocido como el Templo de las 1000 luces. En el interior se encuentra un Buda de 15 metros y 300 toneladas, en el que se puede entrar por una puerta trasera, ¡no apta para pequeños! Y bueno, sí, hay 1000 luces eléctricas todo alrededor del Buda, que por el momento, están apagadas.

Cogemos el metro por segunda vez y nos vamos a Chinatown y sus calles rojas repletas de tiendas. Ahora entendemos donde están todos los souvenirs de Malasia, ¡en Singapur! Nos topamos con el templo Buddha Tooth Relic Temple, muy reciente y bien cuidado. Os recomiendo la siguiente galería con unas fotos geniales: http://www.pbase.com/chanseng/gallery_57.

Buscando ya un sitio para comer, nos entramos una pastelería que, entre otros, vende los típicos "pastéis de Belém" de Lisboa (http://en.wikipedia.org/wiki/Pastel_de_nata). Pues aun resultará que vienen de Singapur... (esto a mis amigos portugueses les encantará…) 😊 Más tarde, comemos en el complejo de People's Park unos buenos fideos con pato, un par de cervezas Tiger y unos "dumplings".

Más tarde, visitamos la zona colonial donde los ingleses habitaron durante un buen tiempo. Muy similar a la zona colonial de Shanghai, edificios victorianos decoran la zona e incluso alguna iglesia católica como la blanca St. Joseph's church.

Cambiamos de escena y nos vamos al punto neurálgico de todo consumismo en Singapur: Orchard Road. Varios kilómetros de avenida flanqueada por decenas de centros comerciales, cada uno más grande que el anterior. Deciros que durante toda la avenida no hay un solo edificio de oficinas, ni viviendas, sólo tiendas y más tiendas. Lo mejor es que todo está conectado por subterráneos, ¡así que no hace falta salir a la calle para pasar de un "mall" a otro! ¡Hasta las salidas de metro están dentro! La verdad que todo es un poco abrumador y no compramos nada. Y pensar que hace cien años no había más que selva… Ahora sólo quedan una bandada de pájaros que graznan en los enormes árboles de la avenida. Nosotros pues bueno, cotilleando en la tienda Apple, buscando un cybercafé, hasta que al final nos paramos delante del monumento nacional (¡al tanto la foto que merece la pena!).

La anécdota nos espera en el último piso de un "mega-mall" que alberga una enorme sala recreativa. En una esquina hay zonas privadas con televisiones enormes y sofás de cuero para que la gente se eche un Pro Evolution Soccer mientras se toma unas cañitas. ¡De lujo! Y veo 3 singaporeses (?) dándole al vicio y jugando un ¡Barça - Madrid! Y el Barça que pierde y les digo que esto no puede ser, que hay que remontar 😊

Ya anocheciendo, nos vamos a Marina Bay, donde el circuito de Fórmula 1 tiene lugar. Todo lleno de rascacielos y de restaurantes que sirven la especialidad de Singapur: el cangrejo con chili. La verdad que los cangrejos asustan porque son unos buenos bichos, pero de momento no hay hambre y seguimos por el paseo que bordea la bahía. Una zona muy recomendable para pasear de noche…

Acabamos la noche en un restaurante Thai y una piña rellena de arroz y gambas. ¡Yummy! Y ya de vuelta al hotel ya que estamos destrozados de tanto andar y de poco dormir… ¡Ya el cansancio del viaje empieza a aparecer! La nota la da Silvia que con su instinto de la orientación me da una vuelta por las colinas de Singapur segura ella de donde se encuentra el hotel… Total, que después de media hora, tuvimos que volver al punto de partida y coger la calle que a mi "me sonaba" 😊

El último día se desarrolla de manera ya muy tranquila y con la cabeza puesta en el laaaargo avión que nos espera por la noche. Además, malas noticias ya que Silvia vuelve a encontrarse un poco pachucha, a lo que buscamos un médico recomendado por el staff del hotel. Primero la lié explicándole los problema de Silvia a una mujer donde yo creía que se encontraba el hospital, cuando me suelta "esto es un centro de medicina de flores". PAM! Después al final encontramos a Mr Wang al que Silvia le explicó sus problemas como pudo "I have some DOLOR in the back". Mira que la pobre estaba dolorida y ya no sabía que decía, pero esta frase merece pasar en los anales de la historia 😊

El resto del día repetimos un poco lo del día anterior, Chinatown para comprar cuatro tonterías y comer en un Vietnamita, Orchard Road donde sacamos nuestro espíritu consumista y nos compramos un iPod Touch los dos 😊 😊 Ya cansados, volvimos al hotel de noche a recoger nuestras mochilas y de vuelta al metro hacia el aeropuerto. ¡Y menudo aeropuerto! Toneladas de cristal y acero y unas comodidades… Wi-Fi gratis, ordenadores en los que conectarse gratis, máquinas masajeadoras de pies, jardines, parques para niños… En fin, el mejor aeropuerto en el que he estado seguro.

Y bueno, ya poco a poco esto se acaba. Cenamos tarde observando como las tiendas del aeropuerto cierran poco a poco, nos dirigimos somnolientos hacia nuestra puerta de embarque y mientras Silvia se queda dormida en la sala de espera yo conozco a un capitán de barco ruso que me regala un billete de 10 rublos (¿? ¡pero cierto!). Pasadas las dos de la noche, entramos en un Boeing 777-300 y nos acomodamos en nuestras plazas para una buena dormida hasta Dubai. Recuerdo ver las azafatas repartiendo la cena (?) sobre las 4 de la mañana, pero volví a cerrar el ojo horrorizado por pensar que tenía que desperezarme y comer. Así hasta las 5 de la mañana hora de Dubai donde después de un desayuno de rey llegamos a los Emiratos Árabes donde volvimos a arrastrarnos por el aeropuerto hasta la hora del siguiente vuelo a Londres, tres horas más tarde. ¡Y seguimos con aviones! Otro Boeing de camino al Reino Unido atravesando Irak, luego Turquía, Grecia… Esta vez es de día, así que me entretengo observando a ojo de águila todo el recorrido.

Ya en Gatwick, volvemos a buscar asiento para descansar malamente y después de no se cuántas horas de espera (¡y de retraso!) llegamos a Lyon, y por fin a Grenoble a altas horas de la madrugada.

Y el viaje se acaba. Casi 30000 kilómetros recorridos a través de ciudades abrumadoras, selvas vírgenes, ríos cenagosos, islas paradisíacas, y pueblos pintorescos, eso sí, siempre rodeados de gente amable dispuesta a ayudar. Este viaje fue "in crescendo", empezando con una aclimatación a la Asia apabullante en Kuala Lumpur, y llegando al clímax en el Edén de Borneo y sus corales, y su fauna, y sus orangutanes, … En fin, Malasia, un país que nos deja un sabor de boca genial, donde se pueden combinar muchas actividades distintas, y donde el viajar es tan fácil como dejarse llevar. Por los servicios que hay, por el precio, y sobre todo por la gente tan amable y con ganas de cruzar cuatro palabras contigo. Comida deliciosa otra vez como en China, y un coste de la vida a veces ridículo, hacen de este país un sitio donde lo caro es llegar, una vez ahí disfrutar viene servido. ¿Lo mejor del viaje? Diría de la experiencia submarina, nueva para nosotros. Nadar con una tortuga gigante no pasa todos los días. Los corales repletos de peces son un espectáculo. Lo peor… No hubo nada malo la verdad… Hombre, un poco más de carne en el resort Singamata no hubiese estado mal 😊

Hasta la próxima,

X.

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