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Published: December 14th 2008
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Chiang Mai estuvo genial pero teníamos que continuar nuestro camino. Nos queda aun Camboya, Vietman y Laos.
Hasta hace muy poco era casi imposible relacionar estos destinos con turismo de aventura y desmadre, pero de unos pocos años para acá, estos sitios han comenzado a explotar sus atractivos turísticos de una manera asombrosa. Ok, ok, no es que sean unas potencias turísticas y sabemos que hay mucho que desarrollar en materia de infraestructuras y customer care, ¿Pero qué destino turístico no carece de esas cosas?
Nuestra aventura en Laos comienza con el aplazamiento hasta el día siguiente de nuestro vuelo Chiang Mai - Luang Phrabang. Lao Airlines solo cambia la fecha y no nos indemniza ni nos da un duro. El único trato amable fue el de la señora de la agencia de viajes que nos pagó la noche de hotel y nos ofreció un Tuk-tuk gratuito hasta el aeropuerto. Kap khum ka, Mama san!!!
Un dia después de lo programado sale nuestro vuelo a Lao en un ATR 72. El vuelo dura 55 minutos. Es una lástima que no haya ninguna carretera entre el norte de Tailandia y Luang Phrabang; el viaje sería muy corto
y barato, porque los vuelos de Lao airlines son más bien caros, muy posiblemente por la hamburguesa laosiana y la BeerLao que te sirven.
Luego del corto vuelo llegamos al diminuto aeropuerto LPQ. 35 $ por concepto de visa y un taxi compartido después llegamos a la ciudad de cerca de 70mil habitantes justo a tiempo para presenciar el maravilloso ocaso en el imponente rio Mekong.
Luang Prabang, o Luamprabhang o como quieras escribirlo es patrimonio histórico de la humanidad. 34 templos budistas, una verde loma en medio del pueblo con otro gran templo en la cima, muchas casas de hospedaje y la nuestra, frente al Mekong.
Frente al Mekong también, una larga hilera de modestos restaurantes con velas, mesas bajas y cojines en el suelo, para comer la pesca del día y beberse una BeerLao o un coctel con a pies del río. Un poco más abajo, entre la terraza y el río, los riscos se convierten en pequeños huertos familiares con arroz, plátanos y maíz. Todo esto al ritmo de música chill-out.
Subimos unas calles y llegamos al night market, donde te dan la bienvenida los conductores de tuk-tuks ofreciendo drogas. A no ser que salgas
de la ciudad al aeropuerto o a las waterfalls no es necesario coger un tuk-tuk, y ninguna de esas cosas se pueden hacer de noche, por lo que concluimos que la industria del transporte nocturno está estrechamente ligada al narcotráfico.
El night market está lleno de puestos que ofrecen ropas típicas, artesanía varia y comida local aprecios ridículos. Por 1,20 euros puedes comer un Baguette de pollo y un Oreo Shake así como varios “all you can eats” vegetarianos por 50 céntimos por persona (nota del redactor: Los baguettes callejeros y los shakes los consideraremos comida y bebida típica “honorarias” en el sudeste asiático, dada su amplia difusión). También se puede encontrar muchas herramientas de trabajo (cuchillos y machetes principalmente) hechas de restos de bombas lanzadas por los americanos durante la guerra no declarada a Laos. En resto del pueblo se puede encontrar sitios modestos donde comer algo de arroz y noodles junto a restaurantes fancy donde cobran 100 US$ el cubierto. Estos restaurantes son propiedad de franceses y una minoría de expatriados belgas, holandeses, británicos y alemanes.
En nuestro segundo día en Laos tomamos un bote para ir a Mekong arriba a las cuevas Phat Ou .
El viaje contra corriente tomó una interminable hora y media, lo que me hace compadecer a aquellos que toman el slow boat 2 días Mekong abajo para llegar a L.P.
Estas cuevas tienen la peculiaridad de tener adentro miles de figuritas de buda que los locales vienen tallando desde hace cientos de años. Cada paso que damos frente al complejo de cuevas se nos pide colaborar con el mantenimiento de estas, por lo que me pregunto qué hacen con el dinero que cobran justo al bajarte del bote para subir a las cuevas. De regreso de las cuevas visitamos la aldea que fabrica papel (ahí te venden todo muy caro y en US$) y también la aldea donde se hace el whiskey de cobra (con cobra incluida dentro de la botella) y whiskey de arroz de 55%. Basta un trago de eso para estar totalmente borracho, y además al día siguiente no recuerdas nada. No bullshit. Vuelta al hotel y no hay servicio eléctrico en el pueblo excepto en aquellos hoteles y restaurantes que poseen generador propio. Ahora entiendo los carteles que ponen: Duchas con agua caliente SIEMPRE!!!. En nuestro hotel, el cartel ponía “duchas con agua caliente” pero
sin el “siempre”. Ya sabéis, en Laos estas ofertas están sujetas a la disponibilidad de electricidad.
De noche se puede pasear por las tiendas que ofrecen CD y DVD originales y precintados a 1 Euro. ¿Por qué tan baratos?? Bueno, porque son productos exclusivos para el mercado de Singapur, Hong Kong y Macau, introducidos al país de contrabando para venderlos a coleccionistas de rarezas musicales como este humilde servidor.
Buen sitio para venir una vez, pero la oferta de entretenimiento se agota a las 48 horas. Solo nos quedaba coger el autobús para Vang Vieng donde lo mejor y lo peor estaba por ocurrir.
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