Advertisement
Salimos de Bago (una pequena ciudad a una hora de Yangon) en un bus nocturno rumbo a Kalaw. El itinerario que nos habían explicado consistía en que íbamos a llegar a las 5.30 am a un pueblecito llamado Meitkhila y allí teníamos que coger otro bus de 3 horas hasta nuestro destino, Kalaw. Teóricamente todo encajaba a la perfección...pobres inocentes, todavía no sabíamos cuán mal informadas estábamos.
A las 2.30 am nos despiertan y nos dicen que bajemos corriendo del bus porque ya estábamos en Meiktila. Completamente somnolientas nos vemos en mitad de la noche en un pueblo en medio de la nada, dónde el viento da la vuelta. Un grupo de chicos nos indica que nos metamos en un bus local que estaba aparcado y que salía a las 5.30 hacia Kalaw...no nos queda otra que confiar en su buena voluntad y en lo proteccionista que se supone que es el Gobierno con respecto de los turistas!
Menuda estampa la mañana siguiente: Gulliver en el país de los Liliput, totalmente embutidas en nuestro mini sitio del minibus (los birmanos son la mitad de tamaño que nosotros), cabeceando por el sueño, con millones de personas a nuestro alrededor, 40
grados, maletas y sacos por todos lados, gente subida en el techo del bus...sólo tardamos unas 6 tortuosas horas en llegar a nuestro destino.
Kalaw es un pequeño pueblo colonial situado en una zona montañosa, más tranquilo que los demás pueblos y sobretodo con buena temperatura. Nuestro primer objetivo era reponernos de la aventura nocturna, así que paseando por el pueblo acabamos sentadas en la terraza de un restaurante ("Thazin Patio View", muy recomendable, en la carretera principal, subiendo las escaleras en frente del hotel Winner) donde conocimos al dueño de 88 años que nos contó sobre la situación del país, desde el colonialismo inglés que vivió en su infancia pasando por la cruel ocupación japonesa hasta la situación de hoy en día. Nuestro segundo objetivo, y el más importante, era organizarnos para el trekking que queríamos hacer desde kalaw a Inle Lake.
Al día siguiente salimos con un guía (Tantoo) y su mujer la cocinera (Toimié) andando rumbo al Lago.
Cruzamos la campiña birmana, donde no hay carreteras, apenas se ve un vehículo motorizado y los protagonistas del paisaje son los campesinos arando sus tierras con carros de bueyes, incluso algunos - los más desafortunados - utilizaban
carros tirados por ellos mismos.
Los paisajes son una mezcla de verde, marrón y amarillo, y los pueblos parecen sacados de una estampa de la Edad Media: sin electricidad, casas hechas de bambú, pucheros puestos al fuego, bueyes amarrados en los establos... Los niños salían a nuestro encuentro a saludarnos (Mingala-ba!! = hola!!) y a pedirnos botellas de agua vacías (para luego venderlas en el mercado).
Al atardecer llegamos a un monasterio budista situado en lo alto de una colina. Allí era dónde haríamos el descanso del guerrero, y dónde dormiríamos esa noche. El monasterio, de madera oscura de teka, albergaba a niños, aprendices de monjes, desde los 5 años hasta los 15 (aprox) dónde les enseñaban a rezar, meditar y hacer sus tareas monacales.
En el budismo, se exige que los hombres dediquen algun periodo de sus vidas a la vida monacal, ya sea durante unos meses, unos años o para siempre. Como ahoran son las vacaciones, los niños aprovechan estas fechas para "ser monjes" temporalmente.
Por la noche nuestra querida cocinera, Toimié, una mujer arrugadita, sonriente, que transmitía paz a pesar de lo que ha sufrido en su vida (tuvo 12 hijos, se murieron 2
Highway to Kalaw...
6 horas en carreteras incluso peores que esta!! y se quedó viuda, así que se volvió a casar con el que era nuestro guía), nos preparó una cena deliciosa en un puchero al fuego, a la luz de las velas. Esa noche, al no haber ninguna luz alrededor, se veían las estrellas de una forma increíble, como no estamos acostumbradas a verlas en España. Tras el espectáculo estelar nos sentamos a escribir y leer, en una mesita a la luz de las velas con nuestro guía y la cocinera. Velada interesante.
A las 5.00 am se pusieron los monjes a rezar en la misma sala dónde dormíamos nosotras, separadas por una cortina. Medio droguis y entre sueños oíamos rezos, mantras, Ommmmm que sonaban al unísono. Aunque algún monje pequeño y travieso cantaba otra melodía 3 tonos más altos...como el que desafina en un Karaoke.
Los monjes comen 2 veces al día: una a las 7am y otra antes de las 12.00 del mediodía. Tras esta hora, solo pueden beber pero no pueden ingerir nada sólido. Además sólo comen lo que la gente les da, así que sobre las 6.00 am se ven muchos monjes que van con una especie de tinaja colgada al hombro, por la
calle o de casa en casa pidiendo comida. Los birmanos son muy generosos y muy creyentes, y les gusta cuidar mucho a los monjes, así que nunca les faltará un plato de comida caliene.
Transcurrimos toda la mañana cruzando campos, pueblos y bosques. Nuestro guía nos explicaba la vida en Birmania, sus relaciones comerciales con otros países (con China, principalmente), importaciones / exportaciones de los principales productos (arroz, madera de teka, te verde, marisco...y parece ser que heroína también), los "mandamientos" del budismo, sus reglas sociales...
Anécdota curiosa: cada árbol en estas tierras entre Kalaw e Inle Lake tiene un dueño, y él es el único que tiene derecho a cortar sus ramas para hacer leña.
Al mediodía llegamos a un pueblo al borde del lago Inle, dónde nos esperaba una barquita para cruzar el lago. Ya por la tarde llegamos a la ciudad principal del Lago: Nyaungshwe, dónde nos quedaríamos dos días más. Fuimos a cenar a una terracita rica, y Viky, que habla hasta con las piedras en el idioma que sea, fue en busca de algún guiri para compartir barco al día siguiente, y fuimos a parar a Joseph (checo) una gran compañía para los
dos días siguientes.
A la mañana siguiente (en la que Viky se levanto con el labio hinchado al estilo Yola Berrocal!!) hicimos la excursión en barco en la que pudimos ver el modo de vida en el lago, un mercado típico, algún templo, y pueblecitos dónde hacen cerámica y artesanía. Vimos unas mujeres de un tribu, cuya tradición es ir vestidas completamente de negro. Antiguamente en las ferias de los mercados, los hombres de esta tribu deslumbraban con un espejo a la mujer que les gustaba. Esta podía aceptar con una sonrisa el acercamiento de su pretendiente o podía rechazarlo volviendo la cara a otro lado. Hoy en día se ha introducido la modalidad de las linternas por la noche, pero la esencia es la misma.
Inle Lake es un lugar espectacular. Rodeado de montañas, se han construido pequeños pueblos alrededor donde viven principalmente los pescadores. Las casas están sobre pilares de madera de teka sobre el agua, así que los habitantes de dichos pueblecitos no pueden andar sobre tierra firme, sino que sólo pueden moverse en barca (cada una cuesta 300$, precio prácticamente inalcalzable para sus escasas ganancias).
En el mismo agua donde van a parar los
residuos de sus "letrinas", se bañan, se lavan los dientes, lavan la ropa...El río es su principal fuente de vida.
Los pescadores aqui tienen una táctica muy curiosa para pescar: con la pierna enrollada al remo mueven la barca, y con las manos sueltan la red. Auténticos malabaristas. Todos llevan un sombrerito triangular de bambú y su longui (especie de tela/pareo, a modo de falda larga, que llevan los hombres en todo el país).
Al día siguiente alquilamos una bici para hacer una excursión alrededor del lago, y ver más de cerca la vida de los pueblecitos por dentro. Casi morimos del calor...
Inle Lake, que gran destino...se recomienda a todo viajero que se precie. Para nosotras ha sido uno de los destinos más interesantes de Birmania. Para los amantes de la fotografía es un paraíso.
Xox
Viky & Ani
Advertisement
Tot: 0.234s; Tpl: 0.014s; cc: 12; qc: 71; dbt: 0.0881s; 1; m:domysql w:travelblog (10.17.0.13); sld: 1;
; mem: 1.2mb
Rod Younger
non-member comment
Fantastic Adventures!
Hola Viky, Me entere este fin de semana de tus adventuras orientales - que fantastico lo esta pasando. Pot lo que entiendo entrar en Mymar es bastante dificil asi que habra sido un experencia muy especial - un poco como el de tu padre en Bhutan. Bueno, espero que sigues desfrutando de tus adventuras! Un abrazo, Rod