Un crucero por el Nilo

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Estas vacaciones tuvieron también su costado náutico. Un crucero por el Nilo, visitando antiguos templos egipcios es irresistible.

Este tramo del Nilo, entre Aswan y Luxor, está lleno de cruceros. En los puertos se pueden ver como se van amarrando uno al lado del otro. Tanto es así, que hay veces que para bajar del barco hay que pasar a través de 3 o 4 mas. El tamaño promedio de estas embarcaciones ronda los 75 metros.

Nuestro barco era el Mojito. En la planta mas baja, casi por debajo del nivel del agua estaba el comedor. La comida tipo buffet era muy buena y variada. En el piso 1 estaba el lobby, el bar y allí también nuestra habitación. En el piso 2 el gimnasio y algunos negocios y en el deck superior (terraza), reposeras, un bar donde servían el té a las 5 de la tarde y la piscina.

La habitación estaba muy buena y tenía un enorme ventanal desde donde se podía ver la orilla y la luna en las navegaciones nocturnas. También tele y baño con bañera.

Una de las noche hubo fiesta de disfraces. Pedro y Santino bailaban contentísimos con su mamá en la pista… porque eran los únicos. Cuando empezaron a llegar más personas a bailar, sobre todo mujeres jóvenes de la tercera edad, ya no les gustó mucho. Incluso varias veces lo sacaron a bailar a Pepe, que se negó rotundamente. Finalmente estas buenas mujeres, que eran de Malta y Grecia, se transformaron en la nueva amenaza: “si no comés la llamo a la vieja para que te saque a bailar”. Acto seguido Pepe vaciaba su plato.

Durante las navegaciones de día, si bien había solcito, el viento pegaba. Difícil fue hacerles entender a los enanos que estaba fresco para la pileta, cuando aparecieron con la malla lista. Se divirtieron como locos jugando en el agua, y había un contingente de japoneses que les sacaban fotos. Es cierto que los ponjas le sacan fotos a cualquier cosa, pero estos dos daban show.

Las orillas del río son verdaderamente bonitas y se aprecian mejor desde la altura del barco. Por momentos imaginaba a los antiguos egipcios navegando en sus barcos y el momento se transformaba en una obra de arte.

Uno de los momentos más importantes fue el cruce del Esna Lock. De repente el río forma un embalse. Para bajar y seguir navegando, meten al barco en una especie de bañadera gigante, cierran las compuertas y de a poco van sacando el agua, con lo que el barco va bajando. Un ascensor para barcos buenísimo!

Hemos descansado, disfrutado y los chicos aprovecharon al máximo la piscina. Un poco de relax necesario entre templo y templo.

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