Saigon, Saigon


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Vietnam's flag
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July 22nd 2008
Published: August 13th 2008
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Cuando pronuncio la palabra 'Saigon' vienen a mi mente imágenes de películas de guerra, enfrentamientos en planicies de arroz, trampas mortales en las que caen soldados americanos y burócratas corruptos en verdes uniformes, despachando desde calurosas oficinas con ventiladores de aspas doradas. La guerra ya se habrá acabado pero su recuerdo aún está vivo. Vivo para que las nuevas generaciones nunca lo olviden y los visitantes se aterren con las atrocidades cometidas por los americanos y aprecien el patriotismo y coraje del pueblo vietnamita.


Su historia

La historia reciente de este país no ha sido fácil. Luego de ser colonia por casi un siglo de los franceses, Ho Chi Mingh cumplió su sueño de tener un país independiente. Su tesis era primero implementar el comunismo en un país tercer mundista, para luego lograr expandir el sistema a los países desarrollados y llevar a todo el planeta hacia el último escalón de la evolución de la sociedad. En 1954 se da una separación de Vietnam del sur dominado por la oposición y Vietnam del norte bajo el gobierno de Ho Chi Mingh.

Alrededor de 1960 el frente de liberación nacional, conocido como Viet Cong, decide atacar al sur para unificar al país bajo el comunismo. Los gringos, en su característico deseo de control y poder, vieron una fabulosa oportunidad para aplastar esas 'malevolas' ideas y darle un ejemplo al mundo. Apoyando a la oposición anticomunista obtuvieron control de Saigon y entraron sus tropas al país y a grandes rasgos fue así como empezó la conocida guerra de Vietnam.


La Ciudad

Saigon es una efervecente ciudad de edificios viejos, construcciones modernas, ríos de motos, carros lujosos, comida callejera, más motos, racimos de cables de energía, pitos, movimiento, más motos, aire denso y caliente, cascos, bicicletas, más motos, letreros de neon con lagartijas cazando zancudos, turistas, oficinistas, bares, más motos, callejones, prostitutas, bonsais, hoteles, más motos, ancianos, policias, parques, meseros al frente de sus restaurantes, un poco más de motos, pagodas y moto taxistas.

Es una ciudad de abundancia pero sin organización. Una ciudad que ofrece todo lo posible dentro de un inmenso mar de callejones y cemento que tardaría años en explorar. En las mañanas la ciudad se despierta con sus habitantes practicando Tai Chi en parques públicos, jugando bambington, caminando, levantando pesas, haciendo aeróbicos, practicando secuencias con espadas y abanicos o simplemente sacudiendose el cuerpo.

Los ancianos lentamente siguen los precisos pasos de Tai Chi, mientras las mujeres jóvenes se sacuden con movimientos champeteros. Los cantores de la ciudad son llevados a los parques para que tomen el sol en sus jaulas y socialicen con sus contemporaneos, mientras sus dueños disfrutan de un café frío con leche condensada. Luego, en el pleno esplendor del medio día, el tráfico disminuye para retormar fuerzas al atardecer con millones de motos y transeuntes.

Sin intención alguna fuimos llevamos por una bici-taxi al museo de los remantes de la guerra. Nuestros ojos no podían creer tanta crueldad y sufrimiento. Leer sobre los métodos de tortura y ver las fotos de niños fumigados con el agente naranja nos generó un revoltijo de estomago que casi no podemos superar. Pasamos luego a admirar las construcciones francesas, la catedral, la alcaldía y los lujosos y modernos hoteles, para terminar en el bar de un hotel admirando desde arriba la ascención de este fénix asiático.


Los Túneles

A pocas horas se encuentran los túneles de Cu Chi. Esta era una población que comulgaba con las ideas del norte y que recibió a los ejercitos de la resistencia. Para sobrevivir y atacar al invasor, cavaron 200 kilometros de estrechos túneles que al caminar entre ellos tratamos de sentir la adrenalina, angustia y ansiedad de los combatientes en mitad de una sorpresiva emboscada.

Es prácticamente imposible distinguir donde están las entradas de los túneles. Son pequeños accesos que únicamente permiten el ingreso de una delgada persona y obligan a caminar acunclillado o arrastrado en ciertos trayectos. En el primero que entramos, María Andrea se enfiló valerosamente y lideró el oscuro camino. Sin lámpara y con sólo las indicaciones de voltear a la derecha y luego a la izquierda, entramos por el pequeño acceso. La oscuridad era total. Pequeñas desviaciones nos hacían dudar sobre nuestra ubicacíon. El calor era sofocante y el aire escaso. Por varios minutos estuvimos detenidos sin saber por donde andar y con pensamientos pavorosos en el fondo de nuestras mentes.

Finalmente una pequeña entrada de luz nos revivió el espíritu. Al acercarnos María Andrea dio un grito aterrador. No sabía si había encontrado los restos de un vietnamita despedazado o el fantasma del propio Ho Chi Mingh la había agarrado, pero el retumbar de su grito por entre el túnel erizó mi piel y pensé que nuestro final sería una sepultura en vida. Al llegar agachado por el mismo lugar donde ella gritó, entendí al angustia cuando un murcielago rozó rápidamente mi cuello y una sensación espeluznante irrigó todo mi cuerpo. No grité por pasar por macho, pero si yo hubiera sido el primero probablemente hubiera quedado afónico del alarido tan cobarde que hubiera emitido...


Los masajes


Si los masajes tailandeses son famosos por la fuerza y sensualidad de sus delgadas masajistas, lo masajes vietnamitas deberían ser reconocidos por la picardía de sus masajistas y los efectos secundarios sobre el cuerpo.

El Loto Dorado es un respetable centro de reflexología en el distrito adinerado de Saigon. En la recepción una dulce empleada, vestida con pantalón negro y una blusa roja que sobrepasaba sus rodillas dando la impresión de llevar un vestido chino, nos dio la bienvenida y nos ofreció una taza de té.

Una vez listos nuestros puestos subimos por las estrechas escaleras al segundo piso del establecimiento. Al atravesar y cerrar la puerta, nos percatamos del cambio de ambiente. Un salón semi oscuro, decorado meticulosamente con jarrones de porcelana blanca y azul. En cada jarron una esbelta palma se hospedaba e imprimía un atmosfera tropical. Cómodas reclinadoras de cuero, organizadas en parejas con persianas de bambú separandolas del siguiente grupo. Ventiladores de techo y una fresca temperatura complementada por el aire acondicionado. En cada asiento había un cliente vestido con camiseta y boxers proporcionados por la recepcionista. Sus caras estaban cubiertas con lajas de pepino fresco y un masajista realizaba diferentes y exóticas técnicas sobre sus quejumbrosos cuerpos.

La energía del lugar era muy particular. Fácilmente se podría confundir esta interacción de masajistas y clientes con un prostíbulo en el que las profesionales del amor estimulaban los extasiados cuerpos de sus visitantes, mientras estos se drogaban con grandes pipas de opio y entraban en trance, ayudados por la meditativa música del trasfondo.

Desafortunadamente no habían ni putas, ni drogas. Sólo era un centro de masajes. Con el entusiasmo disminuido, me puse los boxers y salté en la reclinadora. Mi masajista no tenía nombre, sólo lo llamaban el "No 2". Era un delgado joven, que no hablaba ingles y únicamente tenía una risa picarona y decía 'OK'. Empezó, como lo esperaba, por los pies. Sobándome con cremas calientes y despertádome choques eléctricos desde la punta de mis dedos. Poco a poco fue subiendo y cuando menos pensé, terminé en las mismas posicionse kamasútricas de mis vecinos, con No 2 halandome los pelos de la chivera, apretándome mis masculinos senos, mientras me entrelazaba por detrás con sus piernas y me contorsionaba para hacerme traquear cada hueso de mis ser.

Empecé a entender el quejido individual del salón, especialmente cuando vi a María Andrea boca abajo en el asiento, son su "No. 5" pisándole la espalda, luego despegandole la piel y por último traqueándole el cuello. En el éxtasis del trance, No. 2 se acomodó debajo de mi, mientras yo estaba boca arriba. Me arqueó la pelvis manteniendo sobre la silla mis pies y cabeza para luego frotarme las tetillas picarezcamente y susurrarme 'OK', con sus labios tocando mi oido, en un tono sensual y a la vez malvado.

Esta nueva maniobra me hizo reventar en una imparable carcajada de placer y terror, sin saber si estaba disfrutando este inocente roce o estaba aterrorizado con el prospecto de 'futuros' estimulos. Al final me enteré que a nuestros vecinos de silla les esculcaron sus partes nobles, les lamieron el oido, les insinuaron servicios adicionales y de tanta pisada y contorsión María Andrea quedó con migraña, fiebre y diarrea.

"Oh, Saigon, Saigon, que tan cerca está el placer del dolor"





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13th August 2008

Jajajaja!!!! la historia de los masajes está genial!!!!!!!! gordis seboso, seguro que tu grito fue más de emoción que de terror... que horror!!!! y muchos machos meterse a ese tunel!!!! otra historia genial, aunque creo que la más genial de todo el paseo todavía no se ha escrito... pero pronto!!!!!!
13th August 2008

Las fotos están geniales!!! los comentarios fajádisimos como siempre, deberías tener el título de comentarista oficial de fotos! buenísimas... pero supongo que la foto tuya en la moto era sólo para posar, o la manejaste???????
13th August 2008

Saigon, Saigon.
Hola muchachos, Muy berracos ustedes incursionando en esos aterradores túneles. El bambington es algún juego con venados? En Cali, como van las cosas con las motos, pronto estaremos imitando a Saigón. Que continuen con éxito ese fascinante viaje. Saludos Jorge Berrío
13th August 2008

muy locos
primero cuentanos en tus fabulosas cronicas los precios de las cosas como por ej. el de la cerveza y el tan delicado masaje. muy locos meterce en esos tuneles, es que no hay culebras en esa region. Imagino que el azul del cielo por la polucion nunca se ve o si. Animo muchachos la meta es conocer Nepal, ya vieron el email que circula de alli?fabuloso y colosal. Abrazos, besos. Jairo y familia.
29th November 2008

guauuuu
menudo viaje!!! increible lo que contais, pero seguro que yo me muero antes de entrar en el tunel!! que panzada de envidia me habeis dado!! por cierto he llegado aquí por pura casualidad, cosas de google. SAludos

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