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Published: October 29th 2017
Parte del placer de viajar es también observar a las personas.
En este viaje he tenido el placer de conocer muchas personas de diferentes nacionalidades. En el hostal habían personas de Mexico, Argentina, Corea, España y Pakistán entre otras.
El paseo a Pisa lo hice acompañado de dos viajeros muy agradables, un joven de Córdoba, Argentina y una muchacha de Aguas Calientes, México.
Pisa fue bonito, uno de los lugares que hay que ver, yo tengo recuerdos de niño de haber visto las fotos de Pisa en la pizzeria de mi ciudad y haberme imaginado como sería estar ahi. La atracción principal es por supuesto la torre inclinada.
De ahi no hay mucho más que ver, así que decidí, por recomendación de un amigo, ir ese mismo día a Siena, otra ciudad de la región de la Toscana, mis compañeros de viaje regresaron a Viena y yo tomé un tren diferente rumbo a Siena.
El viaje fue un poco cansado y a la carrera porque se hacia tarde, pero nuevamente, valió la pena.
Caminé de la estación de tren hacia la Piazza del Campo. Una plaza semi inclinada como un cono y hacia el centro
se encuentra el Palazzo Publico y la torre imponente de Mangia.
Nuevamente lo que más disfruté de este lugar, aparte de su belleza arquitectónica medieval, fue la gente. Me compre una pizza y me senté en la plaza. Es muy lindo ver cómo los lugareños llegan a la plaza solo a sentarse. Lo hacen en grupos y familias, vi grupos de adolescentes, familias, solo disfrutando el anochecer. Me impresionó ver tanta gente feliz, que le di gracias al creador por la felicidad que había dado a estas personas.
Ya mi paseo por Florencia y la Toscana se ha acabado, me encuentro en este momento en el aeropuerto rumbo a Berlin, a las conferencias que vine.
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