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Published: August 22nd 2012
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El día de ayer fue muy tranquilo ya que teníamos que estar en el aeropuerto a las 3 pm. Nos levantamos tarde, compramos algunas cosas para desayunar en el hotel y nos quedamos leyendo y buscando algunas informaciones en internet hasta el mediodía. A eso de la 1 pm partimos para buscar un restaurante cargados con nuestras mochilas. Por supuesto que con las mochilas nos transformamos en el objetivo de los tuk-tukeros que nos ofrecían llevarnos a donde fuéramos. Yo los venia ignorando completamente, pero como María es muy preguntona empezó a sondear precios para el aeropuerto. Vale aclarar que cuando a estos tipos les das media bola no te los sacas más de encima!
Nos sentamos a comer en un restaurante en una mesa a la calle. Yo me senté mirando a la calle y María para adentro…todos los nuevos amigos de María (los tuk-tukeros) empezaron a desfilar por la calle y por supuesto me miraban a mí para que les dé el OK del viaje. Uno de ellos nos empezó a hablar y María (la negociadora del equipo) consiguió un muy buen precio con uno y cerro el trato. Cuando llego la hora de irnos (María se había ido
al baño) apareció un tuk-tukero, que yo pensé que era nuestro chofer, y yo le hice la seña que ya estábamos pagando. Al minuto llego su doble (son todos muy parecidos), que según él era “the original” y se empezaron a pelear a los gritos. A todo esto yo en el medio del restaurante con los dos muchachitos peleándose y María, que sabía cuál era cual, en el baño. Yo, que le tengo fobia a los conflictos, empecé a transpirar e intentar explicarle que me los había confundido. Por suerte llego María, que sin ningún tipo de pudor señaló al verdadero y mando al otro a freir churros, o en este caso a preparar arrolladitos primavera. Cuando vio que María estaba inflexible se fue haciendo “puchero” y puteando en su lengua natal.
Dos horas después estábamos tomando el avión a Hanoi. El vuelo no solo fue muy bueno sino que como estaba despejado pudimos disfrutar del paisaje que era sencillamente espectacular. Montanas pobladas de árboles muy verdes cortadas por arrozales y rio con un color marrón intenso, mucho más oscuro que nuestros ríos de llanura.
Una vez en Hanói, nos juntamos con unos ingleses para compartir el Taxi hasta la
estación de tren que nos llevaría a Sapa, un pueblito al norte de Vietnam. El tráfico fue bastante caótico, muy parecido a lo que sufrí cuando estuve en China el año pasado. Miles de motos conviviendo con conductores desquiciados con una gran afinidad al uso de la bocina. Ya en la estación, compramos dos camas en un camarote para cuatro personas. Caminamos por los desorganizados andenes hasta llegar a nuestro vagón…por el momento vacío…quienes serían nuestros acompañantes?
Mientras esperábamos en el pasillo entro un franchute con un olor a chivo que mataba…paso de largo!...luego un vietnamita con un cigarrillo en la mano….de largo! Luego otro vietnamita con bastante buena pinta….adentro (con María nos miramos con cara de “podría ser peor”)! Finalmente una señora vietnamita que completo el cuarteto. Mientras esperábamos la partida el franchute nos pidió papel higiénico. María le alcanzo una carilina y el la miro con desprecio y dijo “no va a ser suficiente”. Parece que se venía numero dos!
Puntualmente salió el tren y todos a dormir! Bah, es una forma de decir! Al rato de partir el amigo vietnamita empezó a respirar fuerte, aunque María lo interpreto como un ronquido terrible!! Prendimos las luces de arriba
(estábamos en las camas superiores) y otra vez los tapones. Un par de horas después, a pesar de los tapones, escuchamos un estruendo. Prrrruuuuaaaaaa!!!! Si, lo que se imaginan, el oriental se rajo uno! Imaginen la cara de María (Nazi de los pedos) se metió debajo de la sabanas por el resto del viaje. Bueno, para cerrar la noche, a eso de las 4am nuestra amiga de la cama 19 se puso a hablar por teléfono a los gritos…por 10 minutos!! Terrible desubicada!!
Finalmente llegamos a Sapa a eso de las 7 am y encontramos un hotelito muy lindo. Para aprovechar el día reservamos un trekking, pero como llovió a cantaros toda la mañana lo pospusimos y nos dedicamos a recorrer la ciudad. El pueblo resulto ser muy agradable, una pequeña ciudad en medio de las montañas donde hay un montón de tribus. Cada vez que salimos de algún lado nos siguen los “indígenas” (no sé cómo llamarlos) ofreciéndonos artesanías. Bueno este capítulo quedo un poco largo, felicitaciones si llegaron al final!!
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Mechi
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chicooos!!
Ja ja ja ja ja ajaaaa!! No puedo parar de llorar de risa con las anécdotas!! Assol!! sos un genio como redactás!! Meryyy!! pobreee!! que viaje de m... con el Juancito tira-pedos!! un horrorrrr!! no dejen de escribir, aun no leí todo, pero es una delicia! viajo con uds! besotes!