Un paso al vacío


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November 18th 2008
Published: November 18th 2008
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Pocas veces he visto la muerte tan cerca. Vivimos rodeados por ella pero tratamos de cubirnos los ojos para pretender que no existe. Cuando visita a nuestros amados, se nos olvida que todos somos mortales y nos crea un vacío en la mitad del pecho. A nivel personal, sabemos que moriremos pero en el interior no lo creemos. Sabemos que en el día menos pensado llegará, pero nunca nos preparamos para ella. Nos hemos acostumbrado a opacar esos escalofriantes sentimientos y hemos sido tan exitosos que cuando llega no la queremos aceptar.

Sólo he visto morir a una persona en la vida. Fue un momento que mirado en reprospectiva, tenía un mensaje invaluable. Yo era pequeño y aún no estaba impregnado por los miedos y tabús de la sociedad adulta. Mi abuela materna llevaba un largo año padeciendo de las inclemencias del cancer. Una fresca mañana en su lúgubre cuarto, la triste y solitaria virgen auxilidora que la acompañaba en su habitación presenció como la muerte la visitó.

Los adultos, con una tristeza profunda reflejada en sus rostros, presenciaban impacientemente el momento. Yo, como todo niño que imita su entorno, estaba consternado como ellos, pero al ver la cara tranquila de mi abuela y sus respiraciones profundas me llené de cierta paz que nunca logré entender.

Quizás morir no es tan horrible. Quizás la muerte es como cuando debemos entablar conversación con alguien que no es de nuestro agrado y descubirmos que es un encantador caballero. Cuán diferente sería la muerte si la vieramos como un triunfo?. Todo en nuestras vidas es triunfo. El nacimiento, la graduación, el matrimonio, cada cumpleaños. Pero la muerte, que es igual de natural y bella como nacer, es vista con repudio y temor.

Si desde pequeños nos dijeran que así como es de importante vivir, igual de importante es morir, quizas ese doloroso cambio sería un motivo de celebración y unión.

En esta tierra el apego y dolor es el mismo, mostrando así que es una reacción generalizada del ser humano y que para transformarlo se debe trascender el plano ilusorio de mente y materia.

Los cuerpos los escondemos en unas oscuras cajas de madera, quizás inconscientemente para reducir el dolor de afrontar la muerte y luego los bajamos a unos profundos huecos en donde igualmente tratamos de enterrar todos las vibraciones mentales que tengan que ver con el fin de nuestras efímeras existencias.

Los hinduistas, con igual sufrimiento y dolor, cargan los cuerpos en camillas, envueltos en sabanas, rostros descubieros y adornados con flores. La muerte ha llegado y no se puede ocultar.

Dentro de sus creencias, ser cremado a orillas del Ganges y reposar en su profundidad les permite acabar con el ciclo de reencarnación y liberarse del sufrimiento. En Benares (Varanasi) las cremaciones son tan masivas que las distanciadas piras funerarias hacen ver el ritual como un moderno proceso industrial. Sin embargo, en Katmandú la muerte está en su máxima expresión y así como los familiares están inmersos en su aflicción, los visitantes están atónitos como en un obra de teatro.

El cuerpo del difunto es cargado en la camilla a la orilla del río y sus pies son sumergidos en la fría agua para purificar su cuerpo. Con unos minutos de absorber la pureza de un sagrado río contaminado, el cuerpo es llevado por los hombre de la familia a la pira funeraria. Todos los integrantes de la familia dan tres vueltas al difunto y con agua recogida del río rocían el rostro inerte. El padre, o el hijo mayor, prenden un trozo de madera y lo colocan en la boca del difunto, iniciando un lento fuego que va envolviendo todo el cuerpo y un olor a carne asada que engaña a nuestro olfato. Los hombre controlan su dolor, mientras a las mujeres se les permite que con la mente desequilibrada griten, se tiren al suelo, lloren y emitan largos lamentos.

Con siete piras funerarias, difunto tras difunto es cremado, el dolor del desapego perfora los corazones de cada familiar, la solidez del cuerpo se convierte en la suavidad de las cenizas y la ligereza del humo y sin otra opción, la tenebrosa y desconocida muerte se sigue acercando.




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18th November 2008

Un paso al vacío
Lo bueno de la muerte es que cuando ella está no está uno y cuando uno está no está ella. Lo aburridor entonces es morirse porque la muerte es simplemente la vida sin uno. Saludos y que sigan disfrutando esas experiencias tan impresionantes e ilustrativas. Jorge Berrío
19th November 2008

Único futuro cierto ( y ojalá lejano )
Cuando estamos jóvenes evadimos pensar en nuestra propia muerte, pero poco a poco en la misma medida que nos llegan los años iniciamos la ardua búsqueda interior de una tranquilidad espiritual, independiente de la religión a la cual pertenezcamos, que propicie la lucidez mental para aceptar lo inevitable. Les transcribo un fragmento del poema "Futuro" de Barba Jacob : DECID CUANDO YO MUERA ( ¡ Y EL DIA ESTE LEJANO ! ).... ERA UNA LLAMA AL VIENTO Y EL VIENTO LA APAGÓ. La llama no era precisamente la de las piras de cremación en los ghats de Varanasi, sino un símil poético de la vida y aunque últimamente estoy tratando de meditar para serenar mi mente, tengo mis apegos y temores por lo cual también digo como el poeta refiriendome a mi muerte ( ¡ y el día esté lejano ! )
22nd November 2008

despedida
Por las imagines y comentarios nos damos cuenta que no a todo el mundo lo despiden igual....bueno lo importante es que todos si venimos igual. De los interiores que le compraste a mateo hay que tener en cuenta que la parte delantera venga muy reducida...cierto? Muchachos no gasten toda la platica que aqui en lo que remplazo al cartucho se encuentran muchos SADUS que no renuncian a nada y si piden mucho de lo ultimo.saludos, un abrazo.

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