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Published: August 19th 2012
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El plan de ayer era levantarse, hacernos un masaje tailandés y partir para el aeropuerto. Nuestra nueva habitación estaba tan cómoda y silenciosa que dormimos hasta las 11 am! Por fin un día sin despertador! Entre que hicimos la valijas y comimos algo por ahí se nos hizo el horario del avión así que salimos volando (en realidad fuimos en tuk-tuk…que es casi lo mismo!) al aeropuerto. El masaje queda pendiente!!
El avión, era muy parecido a los que tomábamos en el caribe cuando vivíamos en Trinidad. Capacidad para unas ..70? personas y una hélice en cada lado. El viaje duro una hora y por suerte no se movió mucho. Ya llegando a Laos se abrieron las nubes y se vio un paisaje impresionante, montanas medianas completamente verdes con esporádicos ríos marrones. Una vez en Luang Prabang, sacamos la visa (suerte que María tenía fotos 4x4!! Que organizada) y entramos oficialmente a Laos.
Al llegar a Laos sentimos como si el mundo girara más despacio. Todo se mueve lento aquí: autos, personas, el Rio Mekong…muy relajante. Al llegar al hotel hicimos el check in y fuimos a conocer nuestro cuarto. Cumplía con todo lo que prometía, pero no nos terminó de
cerrar (la definición de Maria fue “me da cosita”). No sabemos bien que es esa cosita, pero aprovechando que fuimos a dar una vuelta por el centro miramos otros hoteles que nos gustaron más por el mismo precio. Tal vez, luego de las dos noches que reservamos, nos cambiemos de hotel.
El paseo por el pueblo estuvo bien. Tiene una calle más comercial con barcitos, venta de excursiones, casa de cambio y un mercado en la calle (nada demasiado artesanal), luego volvimos por otra que bordea el famoso Mekong donde había algunos restaurants, hoteles y casas de masajes (masajes de verdad, no lo que ustedes piensan!). Luego de comer una comida local (una especie de chop-suei tuneado) fuimos a comprar una excursión a unas cavernas que hay rio arriba. El inglés de los vendedores “Laoenses” no se entendía nada, así que seguimos buscando hasta que encontramos un gringo que fácilmente nos vendió una excursión 4 veces más cara que la “estándar”. En vez de ir en barco nos llevaban en camioneta hasta el rio Nam Seuang y de allí bajamos en Kayak hasta la desembocadura al Mekong para luego almorzar y cruzar en barco hasta las famosas cuevas de Pak
Ou. Nos miramos y le dimos el OK...para luego irnos directo a dormir.
Hoy nos levantamos a las 5.30 am para ir a ver a los monjes que salen de los templos y van a recoger comida que le entregan los pobladores a cambio de bendiciones (aparentemente esto lo hacen todos los días). Llegamos y luego de esperar un rato aparecieron unos 30 monjes que hicieron una fila y a medida que caminaban la gente les daba comida (principalmente arroz, frutas y verduras). Monje 1, monje 2, monje 3…monje 30…OK ya podemos volver a la cama. Supuestamente pasan unos 120 monjes todas las mañanas, pero creo que ya habíamos entendido la mecánica a los 5 minutos.
Nos pasaron a buscar en una camioneta para ir a las cuevas. Ya estaban en la camioneta Fred y Rachel (Gringos), un Holandesa (no le entendimos bien el nombre, ya la tercera vez de repreguntar hicimos como que habíamos entendido) y los dos guías (Men y Soi). Luego de unos 80 minutos llegamos a un lugar bastante remoto a las orillas del Nam Seuang. A continuación los guías explicaron como remar y nos dieron algunos consejos de seguridad: Plis sei auei flom the wilpuls,
tei kil a lot of pipl evli yial. Yo le traduje a María que nos tenemos que mantener lejos de los remolinos porque son peligrosos… - “no, no…dijo algo de Kill” me contesto María. “No sé, no le entendí el final” -le respondí.
Iniciamos la travesía y el rio estaba bastante rápido. Luego de unos primeros minutos, el rio se puso más fuerte y costaba bastante mantenerlo en el rumbo, pero de a poco le fuimos agarrando la mano y al final lo dominamos totalmente. El paseo fue espectacular. A las orillas del rio vimos varios pescadores y chicos jugando o pescando en las orillas, todo esto con un marco imponente. Luego del último tramo “peligroso” nos dejamos llevar por el rio y nos pusimos a charlar con el guía. Ahora si le entendimos que en la época seca el rio es más divertido (tiene muchos rápidos) y más seguro ya que en esta época de lluvia el rio está muy caudaloso y se pueden hacer remolinos que han tragado algunos pescadores. En ese momento María se puso un poco pálida, pero para la tranquilidad de todos, con los salvavidas y los kayaks (que son infinitamente mejores que las canoas
de los pescadores) nos sentimos bastante seguros.
Una vez que empalmamos con el Mekong, atracamos en una de las orillas para almorzar. Nos dieron una poción de arroz y dos bolsitas plásticas con comida. Una tenía unas verduras con ¿pollo? Y la otra un líquido blanco picante con más verduras. Nos animamos a todo, y con el hambre que teníamos comimos la mayoría. En el lugar donde frenamos había algunos elefantes y un mono (atado) así que pudimos jugar con ellos y sacarnos algunas fotos. Uno de los elefantes tenía unos 3 años y fue muy divertido jugar con él, parecía un cachorro….gigante.
Al terminar la comida cruzamos el rio y fuimos a las cuevas. Las cuevas están repletas de miles de pequeñas estatuas de buda, de todos los tamaños y tipologías. Muy interesante, todo en el medio de la selva. A la vuelta, antes de volver al hotel, frenamos el “whiskey town” donde probé unos vinos y whiskeys de arroz que tienen cobras, serpientes y/o escorpiones dentro de la botella…puaj!!
Por fin en el hotel, luego de un día muy cansador, una ducha caliente antes de partir al centro a buscar algo rico (y occidental) para comer y decidir
cómo continuaremos el viaje.
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Maria Mihanovich
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Blog sobre Laos
Axel y Maria, Que bueno el blog, que buenas las fotos. Ustedes se animan a todo, eh? Es una gran idea,y muy generosa, compartir el viaje. Axel, escribis muy bien, no te conocía esa faceta. y muy gracioso. Esperando nuevas aventuras, beso grande, Maria.