PRIMER DIA EN JAPÓN


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Asia » Japan » Kyoto » Kyoto
September 3rd 2010
Published: November 18th 2011
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El día 3 a mediodía aterricé en el aeropuerto de Narita, situado a 1 hora en tren de Tokyo. Nada más llegar tenía algunas tareas antes de tomar el tren Narita Express:
- Validar mi Japan Rail Pass, para poder viajar en tren y reservar mi ticket para el próximo tren.
- Cambiar el dinero que traía.
- Alquilar un móvil japonés. Esto último ha resultado ser innecesario, pero en esos momentos me dejaba más tranquila.
Todo esto me llevó menos tiempo del esperado, así que cogí el tren anterior al que había previsto. Avisé del cambio a Mami (mi amiga japonesa), pues su padre venía a esperarme a la estación de Shinjuku, cerca de la de Tokyo.
Cuando llegué no fué dificil encontrarnos pues tenía una foto suya y él una mia. Mi primer recuerdo al bajar del vagón fue el fuerte golpe de calor, era como meterme en agua hirviendo!! Lo primero que hicimos, antes de salir de la estación, fue comer. Me llevó a un bar de Sushi en la misma estación. La comida viajaba por una cinta transportadora y los camareros se comunicaban a gritos. Todo estaba muy rico, aunque todavía me resultaba complicadísimo utilizar los chopsticks. Luego me llevó hasta el apartamento de su hija, ella estaba trabajando. Dejé la maleta en su casa y tomé solo la mochila.
El padre de Mami, muy amable, me acompañó hasta la estación de Tokyo, y menos mal que lo hizo, porque aquello era indescriptible. Enjambres de gente caminando en todas direcciones, anuncios en japonés y señalización en Kanji... en fín para volverse loca! Asi que me acompañó hasta el mismo tren y ahí nos despedimos. Tomé el tren bala. Me relajé, incluso dormí un poco antes de llegar a mi destino, Kyoto. El trayecto duró 2h30m. Contemplar los paisajes que pasaban ante mi vista aletargada, era toda una delicia, hasta que no pude más y me rendí al sueño.
Llegué a Kyoto y fuí andando hasta el hostal. Llegué a las 21h en punto, tal y como indiqué en la reserva. Tenía que causar buena impresión y ayudar a derrumbar el mito del "españolito tardón". Yo era feliz porque me esperaba una cama y no sé cuantas horas llevaba acostarme. En mi habitación, dos españolas, una madre y su hija de Valladolid. Estaban visitando al hermano mayor y de paso haciendo turismo.

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