Parecera tonto, pero cuando aterrice de vuelta en Addis Ababa, senti esa tranquilidad del que habia vuelto a casa. Volvi a la tierra del Salam (Buenos dias), el Amenesekenalum (Gracias), y los culet fir fir (huevos revueltos). Y me sentia bien. Luego de pasar la noche en el aeropuerto de Bole, acompanado por las camareras del café que habia ahi, pase por la tension de ser el ultimo en abordar el vuelo. Cansado, llegue a ver lo que tanto queria visitar en Etiopia: Las iglesias en roca de Lalibela, la Segunda Jerusalen. Al llegar al aeropuerto de Lalibela, siento el grito de Mario! Y Elena corriendo a saludarme. Cuatro de las muchachas habian llegado antes y partian en el mismo avion-colectivo, hacia Bahir Dar. Yo les daria el alcance al dia siguiente. Lalibela es un
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