Cahuita, Puerto Viejo y San José

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Siguiendo el plan previsto ayer, hoy he ido al Parque Nacional de Cahuita.

Es fácil moverse en bus por Costa Rica. Hay buenas combinaciones. Lo malo es que hay que hacer muchos transbordos, pero por lo demás, puedes llegar a la mayoría de los sitios en transporte público. Y en este caso, Cahuita, queda a tan sólo trece o catorce kilómetros, con lo cual, no es necesario sacar billetes con mucha antelación. Cada media hora pasa un autobús que te lleva allí.

Cahuita, como tal, es un pueblo muy pequeño, similar a Puerto Viejo. Y su mayor atractivo es el Parque Nacional. Es el más pequeño de Costa Rica, y tiene como buena peculiaridad, que no tiene un precio de entrada establecido. Cada uno paga la voluntad, lo que cree oportuno, y con esos fondos se mantiene el parque.

Es curioso que cuando te hacen pagar una entrada, la gente no suele poner mayores reparos. Pero cuando se trata de dar la voluntad, la gente empieza a racanear que da gusto. Me da que pensar… suele ser muy “typical spanish”. No valoramos lo gratuito… y así nos va.

La visita al Parque, como casi todos los demás. Una pasada. Yo me he recorrido un camino principal de unos 8 kilómetros, que transita al borde de la playa, y a través del cual puedes ver todo tipo de fauna y flora. Monos, mapaches, pájaros diversos y demás. De hecho, estaba descansando en una mesa, comiéndome una manzana y, menos mal que me ha avisado un guarda del parque, porque ha venido un mapache por detrás como una fiera!!!! Joder, me he asustado y todo… Le he echado el corazón de la manzana y se la ha tragado como un lobo…

Después, antes de salir del Parque, y como suele ser habitual en estos días, me he dado un chapuzón en la playa. Me encanta el agua, no lo puedo remediar. Además había olas bastante fuertes, así que ha sido divertido.

Después me he vuelto a Puerto Viejo a comer una merienda-cena seria, y a darle un arreón al diario. Y después, como también viene siendo habitual, he salido a echar una cerveza.

Ahí estaba tranquilamente cuando, de repente, ha entrado el chico holandés con el que coincidí en Quepos. Qué casualidades de la vida! Y con él venía unas 15 personas más, todos los que estaban en su hostel. Cada uno de su padre y de su madre. Varios de Israel, dos chicas de Holanda, una de Alemania, un chaval de El Salvador, una mexicana… Vamos, la ONU. Así que la fiesta estaba asegurada.

Ahí hemos estad echando unos bailes y unas buenas risas. Jugando al billar todo pedo que íbamos. Si ya de por sí yo soy un desastre jugando, pues ya, tajado, os podéis imaginar… Parecía que estábamos jugando a ver quién no le daba a la bola, jajajaja

Cuando ya nos hemos hartado, nos hemos ido cada mochuelo a su nido. Al día siguiente me toca bus hasta la capital del país.

Mañana os cuento más, compañeros!!

Al día siguiente...

Venga, le pego otro meneo al diario que si no, lo voy dejando y al final no lo acabaré.

Otro día de viaje, otro día de anécdotas y experiencias que uno se mete al zurrón. En principio, tampoco iba a ser un día muy excitante. Tenía que coger un bus hasta San José, montar allí el campamento base para ir al aeropuerto y pillar el vuelo hacia Cuba.

Afortunadamente, solo he tenido que coger un bus, sin hacer transbordos para llegar hasta la capital. Cosa rara en este viaje… El bus, demasiado bueno comparado con el resto de los que he cogido. Asientos con más de 90 grados de ángulo, que es de agradecer, y una distancia considerable entre asientos.

Después de cuatro horas y media de viaje, hemos llegado a San José. Y después… a qué hostel iba a ir? Ni idea. No tenía ni la más remota idea. Así que, nada, a tirar de Lonely Planet se ha dicho! Y… como casi siempre, ha sido un acierto total. Hostel con piscina, bar-restaurante con pista de baile, wi-fi como un tiro, habitaciones y camas limpísimas… y música ambiente funk por el hilo musical. Yeahh!!

Aprovechando que estaba cerca, he ido a comer a un sitio que me han recomendado, barato. Es el restaurante de un hotel, donde también hay casino, y en el que el menú era muy bueno. He llegado cuando ya se había pasado la hora del menú, pero amablemente me ha servido el buffet. Y además, la chica, más maja que para qué, me ha puesto comida como para un regimiento. A tope!!!

Lo mejor de todo ha sido cuando, de repente, ha empezado a temblar todo. Yo he visto que mi mesa empezaba a tintinear… El líquido de los vasos se movía, y yo notaba el temblor. Al principio yo pensaba que era que estaban haciendo obras subterráneas o algo así. Pero ya he visto que no, que aquello era más serio… Afortunadamente, todo ha quedado ahí. Cinco minutos de alucine total!!! Yo miraba a las camareras, pero ellas no me decían nada claro. Cuando ha pasado todo, me han dicho que era una réplica del terremoto que hubo aquí hace semana y media. Dicen que están acostumbradas, y que suele ser habitual estos días. Son pequeños temblores que no llegan más allá, pero , si uno no está acostumbrado, acojona un pelín…

Después de una tormenta-jarreada total, he aprovechada para dar una vuelta por el centro de la ciudad. Nada especial. San José es una capital con poco encanto, pero, después de ver el país con zonas tan poco pobladas, no me ha molestado el cosmopolitismo y el bullicio de la gran ciudad. Había leído que era una ciudad peligrosa, pero yo no he tenido esa percepción en ningún momento.

Después de cenar y escribir el diario, he decidido dar una vuelta. Me gusta, siempre que puedo, ver las ciudades de día y de noche. Y así ha ocurrido hoy también. Le he preguntado al recepcionista del hostel por algún bar para echar una cerveza, y el me ha recomendado una zona cercada del albergue. Lo que no he me había dicho era la cantidad de prostitutas y coches sospechosos que me iba a encontrar por el camino. Acojonante!!! Desde luego que las lumis no muerden, pero suelen atraer a personajes sórdidos poco recomendables, así que me he dado bastante vidilla para salir de allí cuanto antes, por si acaso se ponía la cosa fea.

Al final he llegado a la zona de bares, y tanteando el panorama desde afuera, me he decantado por uno en el que se veía bastante barullo y bullicio. Al entrar ya me ha mosqueado que me pidiesen el pasaporte para entrar. Como era español, me han dado “carta de libertad” sin necesidad de mostrarlo y cuando he alzado la vista para ver el interior del garito… jodo, cordera… nada más entrar, en el hall había una fila de tías con minifaldas y “profident” que se me han caído los huevos al suelo. Obviamente, allí había “trampa”, claro. He echado una ojeada general, he hecho el saludo cordial a las que me entraban y he salido de allí por la vía rápida, como alma que lleva al diablo!!!!!Después me he enterado que ese garito se llama Casino Rey. Van allí los gringos a dejarse los cuartos jugando al póker y a la ruleta, y luego eligen a la putita de turno y se piran al hotel. Básicamente,Ya sabéis, por supuesto.... el tipo de ocio que busco yo en mis viajes… juas, juas juas juas

Tras esta intentona fallida, me he decantado por un bar que parecía tranquilillo, en el que estaban poniendo conciertos en la tele. Me he pedido una Imperial, y de repente… coño, de repente suena Deshacer el mundo, de Héroes del Silencio, a todo gas, proyectándolo en vídeo. Y lo mejor, había un par de jóvenes a mi lado cantándol!!! He pegado un brinco de la silla que para qué!! Y me he unido a ellos cantando, claro!! Jajajaja Al decirles que era de Zaragoza, que Héroes son de allí y demás, han flipado! Yo he flipado con la popularidad que tienen por lo visto, aquí en Costa Rica Uno de los chicos tenía toda la discografía. Una pareja más maja que para qué! Ahí me han estado contando montón de cosas de su país, de música, de la reputación que tiene Búnbury en Sudamérica, y demás… Qué buen rollo!! Momentazo del viaje, sin duda! Lo bueno es que estos momentazos me están ocurriendo demasiado a menudo. Me encantaaaa!!!!!

Tras este subidón, me he pirado a dormir, que al día siguiente pillaba vuelo a Cuba. Nuevo país, nuevo viaje!!

Nos leemos!

Gracias por vuestro interés, majos!!!! Un abrazo gordo!!!!



Luis

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