Las hostias
Se nos vino encima la policía, cargando contra todo: violentos y pacíficos, manifestantes y turistas, encapuchados y reporteros. Disparaban con rifles de pelotas de goma (parece que duelen), otros que lanzaban petardos (al primer ¡boom!, la gente soltó un burlón “uuuuuh” y se acercó más; con los siguientes hubo que salir corriendo) y con granadas de gas (no supe si era lacrimógeno: el viento soplaba con fuerza contra la policía). La gente que se quería ir (escapar) no podía: se habían formado cinturones policiales que sólo te dejaban salir si ibas detenido. Los accesos del metro, cerrados. Y muchos sostenían el combate a pedradas.