Lima, Perú y la belleza del desierto.

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Lima, Perú.


El día que cruzaremos una frontera, siempre comienza con algo de tensión, por el simple hecho de saber que será ‘Frontera Day’, eso siempre implica largas filas, horas y horas entre mostrar nuestros pasaportes aquí, y sellarlos allá, una copia de esto y otra de aquello; aunado a eso el permiso que en cada frontera debemos obtener para circular con la mvg; y sin nombrar las módicas cantidades que hay que pagar para salir cierto país y entrar al siguiente. Eso ha sido nuestra experiencia en todas las fronteras, claro, hay una que otra que han sobresalido y brillado por su corrupción y lentitud.

Perú ha sido la excepción, y no sólo fue una experiencia rápida, sino TOTALMENTE GRATUITA (¡cosa que apreciamos mucho!), y cosa muy rara de ver en estas entidades: AMABILIDAD. Sorprendidos por la atención, no dudamos ni un sólo segundo en preguntar por la persona encargada de esa frontera y hacerle saber lo grato que fue haber pasado por ahí. Entonces, nuestra estancia en Perú comenzó con el pie derecho (mejor dicho, con la llanta derecha).


Los paisajes han sido cautivantes desde que cruzamos la frontera de Ecuador con Perú.
El desierto de Sechura nos robó el aliento en más de una ocasión, y rompiendo nuestra regla de seguridad, de no parar en lugares totalmente aislados, fuimos forzados por la belleza delante de nosotros a hacerlo.

Simpleza es una rama de la belleza, y estando entre arena, y nada más que arena y al horizonte sólo la unión del cielo con más arena, se puede respirar la quietud del desierto, su belleza y su misterio. Lo cual me llevó a pensar en esos desiertos por los que atravesamos en nuestra vida, tiempos secos, sin mucha compañía, sin melodía, sin mucho amor, y sin mucho o nada por delante. Son necesarios para ver la mano de Dios y Su suficiencia en nuestras vidas, más no para quedarse a campar allí. Como el pueblo de Israel y su deambular por el desierto, necesario más no para siempre.

Nuestra estancia en Lima estuvo llena de bendiciones al por mayor.

Casa de La Gloria es un albergue para adolescentes, las cuales sus vidas fueron puestas en riesgo y las de sus bebés por diferentes tipos de abuso. En el albergue se trata con su pasado, restaurándolo; con su presente, instruyéndoles en su labor de ser mamás como nuevas hijas de Dios; y mirar su futuro con esperanza.

El tiempo que pasé con ellas fue una delicia; ver la manera en que Dios está trabajando en sus vidas y como ellas están no sólo siendo rescatadas de situaciones difíciles, sino de su enemistad con Dios, fue todo un privilegio y un gozo para mí, más de lo que puedo expresar con palabras aquí.



Visitamos a la familia Berry, misioneros en Lima desde hace diez años. Inmensamente les estamos agradecidos que a pesar de estar justo en medio del proceso de cambio de casas, nos recibieron en su hogar; y entre todo lo que conlleva un cambio de casa, también hicieron un espacio en su agenda para los tripulantes de la mvg.

Gracias, Pastor Mark y Lori por sus consejos, por compartir parte de su experiencia en el campo misionero y por ser un ejemplo en su labor como padres, ver a sus hijos da testimonio de ello.


Pudimos asistir a la iglesia Luz de vida y tener un tiempo hermoso de comunión con ellos al igual que convivir con los jóvenes en su grupo semanal. Ya no tan jóvenes nosotros, pero igualmente bien recibidos fuimos.

La familia Matamoros nos consintió a montones (¡en especial a mí!), y nos recibieron también en su hogar una noche, y gracias a que la lavandería no nos entregó nuestra ropa a tiempo, pudimos pasar una noche más en su hogar; pudiera leerse esto como sarcasmo, mas no es así, le doy gracias a Dios por permitir que nuestra ropa no fuera entregada a tiempo.

Los tiempos de Dios siguen mostrándonos lo que nuestros tiempos son incapaces de ver.

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Comments

[Sandy]

I like Peru
Me facina este post!!!!! creo que hasta ahora es donde te veo mas contenta... loving you