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Published: February 3rd 2014
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20/01 - Temuco - Villarica (85 kms)
Por fín salimos de la Ruta 5. A la altura de Freire nos dirigimos hacia el este, camino de Villarica. Ahí es cuando empezamos a sentir el cambio de paisaje, de un verde más intenso. Llevábamos días escuchando el pronóstico de lluvia para ese día y los siguientes y se cumplió a rajatabla. A pesar del verano, en esta zona caen lluvias durante días y mantienen la vegetación verde y frondosa. Paramos a comprar un queso de la zona (de leche de vaca) a 4050 pesos chilenos el kilo, muy rico. Mientras comíamos el queso en un descanso, empezó a llover. De ahí a Villarica nos quedaban todavía 50 kms así que nos pusimos el cortavientos e intentamos no parar hasta Villarica. Por el camino coincidimos de nuevo con Steph, la Canadiense, a unos 5 kms de Villarica. Desde ahí llegamos bastante rápido a Villarica, donde nos esperaban Pepa (hermana de Marcela) y Nico, que nos acogieron en su casa durante 2 noches.
21 a 23/01 - Villarica y Pucón
Nos tomamos una jornada de descanso después de la bajada desde Santiago sin parar. Pepa
y su familia nos acogieron muy amablemente en su casa de Villarica y compartimos ratos divertidos con ellos. Aprovechamos a visitar Villarica y Pucón, ambos a orillas del Lago Villarica, y a los pies del Volcán Villarica, pero que no conseguimos ver por las nubes. Ambos pueblos son pequeños pero turísticos, sobre todo Pucón, que combina la estación de esquí en verano con los deportes de montaña y de río en verano.
23/01- Villarica - Lican Ray - Panguipulli (67 kms)
A pesar de la lluvia torrencial decidimos salir hacia Panguipulli, con la intención de llegar a San Martín de los Andes (Argentina) en dos o tres días a través de la Reserva Huali Huali, para recorrer un lago en barco que nos habían recomendado en varios sitios. Con la lluvia el día se hace más cansado, se pasa frío y es más incómodo parar porque uno se queda frío. A mitad de camino el dinamo de Oihan hacía un ruido raro y decidimos parar a ver y reparar si hacía falta. Nos resguardamos bajo un portón de una finca que tenía cobertizo para estar un poco más cómodos. De la finca salió un
coche y una señora que lo acompañaba nos preguntó si nos hacía falta algo. Le dijimos medio en broma, muertos de frío que un café o una sopita caliente nos vendría muy bien y la señora nos invitó a entrar. En aquella cabaña había siete mujeres, de todas las edades, desde niñas, jóvenes a más maduras. Nos ofrecieron café, panecillos (hayuyas) con manjar (dulce de leche), mantequilla, mermelada, y embutido. Estuvimos de charleta con ellas un buen rato entrando en calor y con la esperanza de que parara de llover un rato. Lejos de parar parecía que iba en aumento, así que decidimos continuar y llegar a Panguipulli, que quedaba a 63 kms de Puerto Fuy, lugar desde el que se toma el barco hasta el otro lado del lago y que nos dejaría a 45 kms de San Martin de los Andes (Argentina).