Advertisement
Published: January 18th 2014
Edit Blog Post
Nuestro segundo día en USA y amanecimos todavía antes que el día anterior... a las 4 de la mañana. Ahí se cayó definitivamente mi mito de que yo era inmune al jet lag de ida! Y como si no puedes luchar contra el enemigo, debes unirte a él, en lugar de seguir intentando dormir, a las 7 de la mañana ya estábamos desayunando y con las maletas hechas, listos para hacer el ¨check out¨y emprender nuestro viaje hacia las Vegas.
Precisamente como íbamos con tiempo, decidimos volver a la oficina de alquiler del coche (cerca del aeropuerto) para que nos lo cambiasen por otro, ya que notamos que al pasar de cierta velocidad el coche ¨vibraba¨, y no era plan de hacer así los tres mil y pico kilometros que nos íbamos a hacer. Así que fuimos allí, nos lo cambiaron por otro sin preguntar casi, y 15 min mas tarde salíamos de nuevo con un nuevo flamante SUV Chevrolet. Pusimos rumbo a donwtown L.A. para visitar Olvera Street, la parte más antigua de Los Angeles donde empezó la ciudad, pero a los 10 min el (nuevo!!) coche se empezó a volver loco,a pitar, a decir que el motor se
estaba calentando demasiado, y volvimos pitando de nuevo a la oficina de alquiler... por segunda vez consecutiva en la misma mañana a volver a cambiar el coche!
Nos lo cambiaron de nuevo por otro, un Ford Escape, que parece que rompió el maleficio de los coches averiados y nos acompañó el resto del viaje portandose genial (aguantando temperaturas de hasta 49 grados en el Death Valley). Y ya, por fin, pusimos rumbo a Downton, vimos Olvera Street, paseamos por allí, nos tomamos un aperitivo mejicano y empezamos de verdad el gran viaje.
El GPS marcaba 4 horas hasta Las Vegas, así que salimos a mediodía y paramos a comer en un dinar súper autentico a mitad de camino, con sus típicos asientos, sus camareras con uniforme, zapatillas de deporte y cofia, y nos tomamos los sandwiches con curry fries mas ricos de todo el viaje. La verdad que para ¨guarrear¨, EEUU no tiene rival!
Aproveché el aparcamiento gigantesco y vacío para ¨venirme arriba¨y probar a conducir el coche automático. Madre mía... si está tirado!! Es fantástico, no se cala, no se va en las cuestas... Justo lo que una novel como yo necesitaba. Así que con la
inyección de confianza, me puse a conducir el resto del camino hasta Las Vegas. Da gusto conducir allí. La gente no se estresa, respeta la distancia de seguridad y no es tan agresiva. Así que sin problemas. A partir de ahí conduje ¨a pachas¨con Jose el resto del viaje, y era lo que más me gustaba, viajar conduciendo, mucho más que de copiloto de hecho!
Y en un punto del trayecto, lo empezamos a flipar con el paisaje... estábamos bordeando el desierto del mojave, con esos paisajes inmensos, los yosua trees al lado de la carretera... tan distinto a todo...nunca creo que olvidaré esa imagen.
Llegamos a las Vegas todavía de día, recuerdo, nos alojamos en nuestro hotel (gigante), y cuando salimos de noche a ver qué se cocía por allí, pues lo volvimos a flipar. Sinceramente, no porque el concepto nos fascinase especialmente, que no, pero el bombillerío y el desfase que hay metido en medio del desierto no te puede dejar indiferente. Es todo a lo bestia, como en USA en general, pero aquí quizá aun más. Los hoteles son mastodonticos, las distancias aunque parezcan cortas son enormes, la gente lo da todo, los casinos...
Como estábamos agotados (no olvidemos que a las 4 am estábamos despiertos...) y volveríamos a las vegas días mas tarde, nos fuimos a dormir para poder levantarnos pronto al día siguiente, darnos un baño en la piscina (tenían piscina de olas, ojo) y emprender la ruta de nuevo.
Advertisement
Tot: 0.148s; Tpl: 0.011s; cc: 12; qc: 51; dbt: 0.0472s; 1; m:domysql w:travelblog (10.17.0.13); sld: 1;
; mem: 1.1mb