Operation "from cape to cape"-2º Fascículo

---

Como empecé comentando en la anterior entrega de “from cape to cape” los primeros días aquí fueron una vorágine de pensamientos y recuerdos que venían a mi cabeza sobre todo tipo de cosas; gente, paisajes, situaciones y vivencias pasadas, como si algo estuviera cambiando, y quizá en parte sea así.

Las primeras palabras que puse sobre el papel esa primera semana fueron en su mayoría memeces, aunque sí que hay cosas que quiero recuperar y compartir.

Las cosas estaban, y aún están yendo bien, demasiado bien para lo que esperaba, ya que desde antes de abandonar el hogar, quizá mucho antes, más o menos desde que empecé a planificar esta huida he sentido en todo momento la compañía de una sensación extraña, de desasosiego, como que todo se iba a ir al traste antes o después. De no ver claramente el futuro habiendo realizado todos los planes que tenía en la cabeza, y tomando forma poco a poco en la libreta.

Aunque ninguno de esos malos presagios se ha materializado por el momento, pero no adelantemos acontecimientos.

El 3 de Octubre camino a Barajas comencé a tomar contacto con la realidad del viaje. Había empezado. Lo que muchos meses atrás se empezó a gestar se hacía realidad, casi no dio tiempo a darme cuenta de que esto va en serio. Se acabó holgazanear en casa, ir a la facultad, salir con la bici con los mataos de siempre (ya sabéis a quienes me refiero jeje), beber puta negrita en la fiesta del r’n’r, y todas esas cosas. Lo que otras veces te hace ir sintiendo que el viaje se acerca son los preparativos, las compras de última hora y esos rollos, ahora no ha sido así, ha sido el vuelo el que me ha puesto en situación.

El cual transcurrió sin más, lo típico, hacinado entre una guapa compatriota cuyo nombre ahora no recuerdo y un excéntrico británico que se estaba poniendo tibio a vino mientras escribía compulsivamente en su cuaderno, lo típico vaya. Una de las cosas que más me gusta, si no la que más, de coger el avión, es el aterrizaje; esa sensación cuando el pájaro toca tierra, y te das cuenta si el piloto sabe lo que se hace, o por el contrario le pega un ostiazo tremendo al tren de aterrizaje. Al bajar una sonrisa se dibujó en mi cara, ni el repentino frío ni la lluvia estropearon el momento. Comienza una nueva etapa.

---