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Published: August 11th 2006
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Poco más se puede hacer en Ekaterimburgo de lo que hicimos ayer. Hoy se imponía salir de la ciudad si queríamos seguir
disfrutando de las atracciones locales, en búsqueda de la frontera entre Asia y Europa. Hay dos. La nueva, establecida con parámetros científicos (¡cómo no iba a ser así en el siglo XX!), en el que una A erguida atraviesa una E tumbada que rodea el tercio superior de la A. Me ahorro el chiste fácil. Y la vieja frontera, un simulacro que se hizo cuando el último zar todavía era príncipe y se le llevó de gira para que conociera el país. Nada agraciado como lugar, pero tradicionalmente elegido por los novios cuando se casan para ir a brindar con champan junto a familiares y amigos. El responsable de la agencia nos estaba contando esto y la guía rusa que hablaba español lo estaba traduciendo, cuando nos sacó un auténtico vino espumoso ruso y unos bombones, también rusos. Once de la mañana y bebiendo.
Conocemos mejor al responsable de la agencia local y a la guía
La bebida debió hacer su efecto y cuando le pregunté al responsable de agencia local donde había aprendido inglés, me contó
su historia. Natural de Ekaterimburgo había aprendido inglés en el Instituto 13, el único que enseñaba inglés en la ciudad y el mejor a pesar del nombre. Durante su vida profesional dejó de usarlo, era uno de los marineros de la Armada rusa que tuvieron que volverse a casa cuando Ucrania se quedó con el 50% de Armada. Algo tenía que hacer para vivir, así que retomo el inglés y montó esa agencia para intentar que los turistas fuesemos felices mientras visitábamos la ciudad.
Nuestra guía también había estudiado en el Instituto 13, pero mucho después. No, no aprendió español en el instituto. Fue en la Universidad. Había elegido japonés, pero como hubo problemas con el profesor le pasaron a los cursos de español. Le gustó y se quedó. Ahora trabaja esporadicamente como guía y de forma habitual en adopción internacional con una agencia española. Esto nos permitió enterarnos de que el alcoholismo y la drogadicción son altos en la zona. La principal consecuencia de estas adicciones es el número de niños huerfanos o abandonados que ocupan los orfanatos de la región. Por curiosidad pregunté por las políticas anticonceptivas, seguramente más baratas que mantener orfanatos y que generarían menso
sufrimiento. Por lo visto no había, además de que no tendría su efectividad por el coste y porque se les olvidaría poner en práctica los métodos anticonceptivos cuando se encuentran bajo los efectos de las sustancias.
Los santos de los Romanov
El resto del día se volvió a resumir en vueltas y vueltas por las calles comerciales, a excepción de una visita a la mejor librería de la ciudad. Me lo imaginaba. Por eso me dejé para hoy la visita que hicimos a la iglesia que se levantaba sobre la casa en la que estuvieron retenidos y fueron fusilados el ultimo zar, su familia y su séquito más cercano. La iglesia ortodoxa los considera unos martirés y quiere santificarlos. De ahí que en la iglesia encontremos una capilla dedicada a ellos en la que vemos acercarse gente mayor y no tan mayor, a rezar.
No contentos con eso, han entrado en conficto con la Historia. Mientras los historiadores han señalado el lugar exacto donde fueron enterrados los Romanov, la Iglesia ha señalado otro punto, no lejos de donde se encontraron los huesos, pero ciertamente más bonito, alrededor del cual han creado un complejo de capillas de madera
y un seminario donde acoger las vocaciones que surgen en la depauperada Rusia. Hay que señalar que se paga por entrar e incluye la correspondiente tienda. Ah, las mujeres se tienen que cubrir la cabeza y las piernas, aunque lleven pantalón, para poder entrar. Nuevos tiempos. Y en este olor a santidad, no nos extrañó que por la tarde, en el metro, una señora mostrará curiosidad por nosotros y le preguntara a la guía si nos había llevado a visitar las iglesias.
De vuelta al tren
Antes del anochecer volvemos al hotel. Cogemos las maletas y el conductor nos recoge para dejarnos en la estación. En este caso nos han hecho un croquis del panel electrónico para que encontremos más facilmente el andén y la vía. Nos quedamos esperando con el resto de pasajeros bloqueando cualquier posibilidad de entrada o salida de la estación. Ahora hay muchas más personas con rasgos achinados. Nos preparamos para pasar casi cuatro días en el tren. Menos mal que en nuestro vagabundear por la ciudad nos hemos aprovisionado de algo de fruta, agua, algunos bollos y chucherías varias, añadidas a las que ya traíamos de Madrid.
Advertencia: Cuando leas este blog recuerda que se ha escrito en verano de 2006. Los datos prácticos que contiene, las informaciones e incluso las impresiones pueden ser muy diferentes en el futuro. Mucha de la información que pudimos recoger de varias fuentes, incluida la guía del Transiberiano de Lonely Planet, no se ajustaban a lo que realmente nos encontramos. Y es que se trata de sociedades que se encuentran en un fuerte proceso de modernización y cambio. La comparación de lo que fueron y lo que son tiene mucho interés.
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