BRUSELAS, ciudad de luces y gritos --- BRUSSELS, city of lights and screams

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1-2 diciembre 2011

Mi entrada a Bruselas no fue lo que se dice precisamente triunfal. No sé que es lo que fue, pero cuando aparcamos junto a la estación du Midi y nos apeamos del coche tenía una sensación de malestar y sólo ganas de irme a la cama. Lo peor de todo, es que no teníamos hotel, hostal o habitación donde quedarnos y tuvimos que buscar. Y no sólo eso, cuando empezamos a buscar parecía que todos los alojamientos estaban ocupados. Debe de ser que Bruselas es el centro de Europa, y siempre hay algo qué esta ocurriendo: eventos, festivales, manifestaciones, reuniones, conferencias, congresos ...

Seguíamos andando y buscando. Fuimos hacia el centro sin encontrar nada libre. Pasamos por la Grand Place. Muy bonita, pero no la pude prestar atención pues seguía encontrandome bastante revuelto, y Marie parecía algo preocupada. Por suerte, en la plaza de la catedral tuvimos una "revelación", y un muy buen amigo, que según contó, no conocía Bruselas, habló con Marie por teléfono y le dio una dirección de un hotel que no era caro (para estar en el centro de Bruselas) y añadió que seguramente tendría habitaciones libres. Anduvimos otro cuarto de hora, y efectivamente así fue: ¡tenía sitio! Fui al servicio y me acosté inmediatamente, después de varias medias horas largas de sensaciones no positivas y Marie salió a conocer la noche de Bruselas. Según me contó ella más tarde, pudo regresar sin perderse al lugar donde aparcamos el coche tan sólo siguiendo mis charquitos de vómito. Por supuesto, esto es una exageración, pero me hizo mucha gracia que me comparara con el mismísimo Pulgarcito.

Sin tener en cuenta la Grand Place, Bruselas es una ciudad con un encanto que no se encuentra a flor de piel. De hecho, el plano guía joven que me dieron en el albergue decía algo así como: "Bruselas es fea, y nosotros lo sabemos". Aunque esta frase es una exageración, la verdad que Bruselas no es una ciudad de encando tan evidente. Pero es muy interesante. Por lo menos eso intuí en el poco tiempo que allí estuve, y eso que vi pocas cosas de la ciudad. Ni siquiera me acerqué a Ixelles a buscar las casas de Victor Horta.

Tomamos patatas fritas en la plaza de la Bolsa y chocolate, dos actividades fundamentales para todos los turistas en la ciudad. Muchos de ellos se reunían, incluídos nosotros, por la noche en la Grand Place para ver el espectáculo de luz y sonido. Imágenes se proyectaban sobre las fachadas mientras sonaba música a todo volúmen. Un poco hortera a mi gusto, pero reconozco que tenía cierto encanto.

La mañana después de ver el espectáculo de luces marchó Marie, y solo, di un paseo de camino a la estación. Aproveché para visitar un par de sitios que había visto la anterior vez que estuve, hacía ya diez años y con mi hermana. Todo abajo la rue Royale, la iglesia gótica de Notre Dame du Sablon, y en el barrio de Marolles, lo que más me impactó de la ciudad: el Palacio de Justicia, al que llaman el Mammouth, y es colosal. Un edificio de los tiempos del rey Leopoldo, cuando quería hacer de Bruselas una rival de Paris. El resultado es un palacio más grande que la Basílica de San Pedro en Roma, con una cúpula perfecta para un péndulo de Foucault y un porche de 40 metros de alto con varias escalinatas, esculturas neoclásicas de varios metros, capiteles jónicos, frontones, columnas, leones y otros animales. Puede que haya visto muchas películas, y por eso este edifició que pareció un escenario perfecto para una batalla a muerte entre un villano malísimo y un superhéroe de comic, para un tiroteo entre mafiosos, para un arresto a hombres corruptos o el final de una persecución. Y mejor escenario aún me pareció, cuando supe que Bruselas es una ciudad en la que el crimen existe y lo pude percibir. Mi noche fue corta en el albergue juvenil Van Gogh, pues tenía un vuelo temprano desde el aeropuerto de Charleroi. Reacio a tomar un taxi a la estación de Midi, desde donde salía el autobús al aeropuerto, me levanté una hora antes para llegar allí a pie. Cuando estaba en el servicio oí un grito histérico que venía de la calle y cuando bajé a la recepción listo para salir, encontré sentada en uno de los bancos a una chica consolando a otra chica que lloraba y el del turno de noche llamando a la policía. Le habían arrancado el bolso después de un forcejeo a diez metros de la puerta del albergue.

Entonces decidí ir a la estación en taxi, y el taxista me miró mal y me obligó a sentarme en el asiento de atrás. Pero antes de que mi taxi llegara, estuve esperando en la planta baja del albergue, en la parte del bar que tan buenas cervezas me habían servido la noche anterior. Ahora con las luces apagadas, pero al lado de la recepción iluminada, donde la chica lloraba y otra le consolaba. Tenían puesta música, y justo cuando ella más fuerte estaba llorando y más desconsolada parecía, empezó a sonar Aline de Christoff: et j´ai criéee, criéee et j´ai pleuréee, pleuréeeeeeeeee, y yo gritéeee, gritéeeeee, y yo lloréeee, lloréeeeeeeeee. El muchacho del turno de noche, una persona sensible, se percató del detalle, y bajó casi hasta lo inaudible el volumen del equipo de música: http://

TEXT IN ENGLISH


2011 december 1st-2nd

My arrival in Brussels was not at all a triumphal one. I don´t know what it was, but when we parked next to Midi (south) station and went out of the car I was feeling a little sick and the only thing I wanted was going to bed. The worst of all was that we hadn´t a hostel, nor a hotel or any place to stay and we had to look for it. And not only that. When we started to look for a place, it seemed that everywhere was full. It must be that Brussels is the center of Europe and there is always something happening: events, festivals, demonstrations, meetings, conferences, congresses, ...

We kept on walking and looking. We went towards the center without finding any vacancy. We reached to the Grand Place. Very beautiful, but I couldn´t pay attention for I was feeling still sick, and Marie looked worried. Luckily in the cathedral square we had a "revelation" and a very good friend of us who didn´t know Brussels (at least that is what he told), talked to Marie by phone and gave her the adress of a not expensive hotel, for being Brussels, in the center and added that probably it has still some free rooms. We walked some other fifteen minutes to that hotel, and our friend was right: We had a room! I went to the toiled and immediately to bed, after some long half hours of not positive feelings, and Marie went out to know the night. She told me later that she could find the way back to the car thanks to my little vomit paddles. Of course, this is an exageration, but I was proud she compared me to Thumbling.


Without having in mind the Grand Place, Brussels is city with a charm that is not so obvious. As a matter of fact, the guide map I got in the hostel said something like this: "Brussels is ugly and we know it". Although this sentence is an exageration and the city is not beautiful I found Brussels quite very interesting. That is at least what I sensed in the little time I spent there and I even didn´t go to the neighbourhood of Ixelles to see the houses by Victor Horta.

We had fries in the Stock market square and also chocolate, two activities that any tourist should miss. It seemed that all of them gathered every night in the Grand Place for the Christmas lights and music show. Some images were screened on the facades while very loud music sounded. I don´t like this kind of shows, too tacky for me, but I admit, that I found this one in particular slightly delightful.

Next morning after the lights and music show, Marie left, and alone by myself I walked to the station. On the way I stopped in some of the place I had already visited in a previous trip to Brussels I did with my sister more than ten years ago. Down rue Royale, the gothic church of Notre Dame du Sablon, and in Marolles neighbourhood, what impressed me more in town: the justice palace or Mammouth, as it is called, a colossal building. It is a building from the times of the king Leopold, when he tried to make Brussels a rival of Paris. The outcome was this palace, bigger than Saint Peter in Rome, a dome perfect for a Faucault pendulum, and 40 meter high porch with several staircases, vast neoclassical sculptures, ionic capitels, pediments. columns, lions and other animals. It could be that I´ve seen many movies, but this building looked to me like a perfect scenario for the final battle between an evil villain and a comic superheroe; for an exchange of shoots between some gangsters; for an arrest of corrupt men or the end of a porsuit. And a better scenario seemed to me when I knew that in Brussels crime does exist and I could feel it. My night was short in the Vang Gogh youth hostel, for I had to take an early flight in Charleroi airport. I was reluctant to take a taxi to the Midi station, where the shuttle to the airport leaves from, so I got up an hour before to walk there. When I was in the toilet I hearded a hysterical scream coming from the street and when I went downstairs to the reception, ready to go I found seated in one the benches one young lady who was comforting another young lady who was crying. The young man night shift was phoning the police. Somebody had wrenched the purse from her after a struggle ten meters away from the youth hostel door.

Therefore I decided to take a taxi to go to the station. The taxi driver frowned at me and made me seat at the back. But before my taxi arrived, I was waiting downstais in the youth hostel, by the bar where I had a couple of good beers the night before. Now the lights were off, but next to the lighted reception, where the two young ladies seated, one crying and the other comforting. The music was on, and just when she more incosolably was crying, Aline by Christoffe started to sound: et j´ai criéee, criéee et j´ai pleuréee, pleuréeeeeeeeee, and I screeaamed, screeeeeeaaaaamd, and I crieeed, crieeeeeeeeeed. The recepcionist, a sensitive person, realized that and turned the volume down to the point that hardly the song could be listened: http://

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