Me levanté con una mala leche.... no había dormido nada, la fiesta de los laosianos no terminaba nunca, ni los tapones que tantas veces me habían salvado la vida hicieron efecto. A las cuatro de la mañana y cuando por fín dejé de escuchar al grupo "Camela a lo laosiano"... empieza a cantar el gallo para darnos los buenos días!!!! No me lo podía creer, además el tío tenía unos pulmones... cada tres minutos nos soltaba una parrafada, qué tío más coñazo... Como había pasado mala noche, no madrugamos y estuvimos durmiendo hasta las 10 de la mañana, total, tampoco era necesario, ese día teníamos pensado coger una bicicleta y visitar por nuestra cuenta los alrededores de Luang Prabang. Desayunamos y nos fuimos a la tienda de alimentos que vimos el día anterior y donde también
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