Borneo - Tun Sakaran Marine Park


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Asia » Malaysia » Sabah » Semporna
July 26th 2009
Published: November 28th 2009
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Malasia, 26 de Julio. Despertamos de nuevo en la jungla de Sabah y desayunamos por última vez en el Paganakan Retreat. Tostadas, café y luego pasamos cuentas con ellos. Pagamos poco más de RM 300 por las tres noches en el albergue y los desayunos. Un muy buen precio teniendo en cuenta la calidad del sitio, ¡el mejor en el que estuvimos sin duda! Seguidamente, Anton nos lleva con sus 4x4 a la rotonda que lleva a Sepilok para coger el autocar hacia Semporna, nuestro próximo destino. Esperando el autobús conocemos unos parisinos que pretenden subir y bajar el Monte Kinabalu (pico más alto entre el Himalaya y Nueva Guinea con 4095 metros!) en un día. Bonne chance ! Finalmente cogemos el autocar a Semporna que nos cuesta RM 80 por persona y que tarda unas 5 horas.

Semporna no es una ciudad muy bella pero es el puerto de uno de los conjuntos de islas y arrecifes con más clase en el sudeste asiático. En efecto, el Tun Sakaran Marine Park cubre 325 km2 de aguas tropicales incluyendo sitios de submarinismo dentro del top 10 mundial (La isla de Sipadan es la joya de la corona. http://www.virtualmalaysia.com/destination/Sipadan%20Island.html). En principio queríamos hacer un curso de submarinismo de tres días con el que te dan un diploma PADI reconocido. Sin embargo, decidimos anularlo al quedarnos un día más en Sepilok. Además el curso implicaba estar un día haciendo clases teóricas y un segundo realizando pequeñas inmersiones poco profundas. Total, que decidimos que era mejor disfrutar de las aguas del Mar de Célebes haciendo esnórquel y aprender submarinismo en otra ocasión.

Cuando llegamos a Semporna decidimos alojarnos en el Singamata Resort (http://www.singamata.com/) donde por RM 450 nos alojan en pensión completa durante dos noches y dos salidas de esnórquel. Fair enough! En la oficina, arreglando el pago, nos encontramos un sueco que está literalmente temblando y divagando en una de las sillas. La dueña del resort le pregunta si ha estado en la selva, a lo que el chico responde que sí. Silvia y yo nos miramos con cara de "con éste no nos vamos!". En fin, nos marchamos y para hacer tiempo antes de coger la lancha que nos lleva al resort (no os vayáis a imaginar algo de lujo...), comemos un poco de comida asiática con dos tanques de zumo natural por dos chavos. ¡No me extraña que hoy en día cuando me hacen pagar 4€ por un zumo de naranja natural me ponga como me ponga! Damos aun una vuelta por el mercado y la mezquita antes de montarnos en la lancha, ¡sin el sueco! Días después sabríamos de él...

Llegamos por fin al resort que consiste en un grupo de bungalows de madera construidas en un banco de arena. La verdad que el sitio es chulo porque tiene vistas geniales de las islas y el pueblo. Por la tarde no hay salida al parque natural, así que aprovechamos para descansar un poco, tomar el sol (sobre todo Silvia...) y hacer un poco de esnórquel alrededor del complejo (las aguas de Malasia están llenas de peces por todos los sitios, una pasada...) y en el enorme acuario donde han ido dejando varios peces de buen porte e incluso una morena blanca rayada. Nada mal para pasar el rato 😊. Disfrutamos de la puesta de sol y cenamos sobre las siete, ¡hora turista! La comida es un poco de rancho, pero lo más curioso es que todas las bebidas están calientes, ya que sólo hay electricidad por la noche. ¡Así que el mejor momento para beber cerveza es por la mañana!

Decimosexto día del viaje y de buena mañana ya preparados y desayunados para hacer la primera de las salidas de esnórquel. Hoy iremos a Mantabuan (http://www.scuba-junkie.com/diving/mantabuan/) que no está entre las mejores islas del parque, pero es lo que toca. Primero hacemos una inmersión cerca de un banco de arena que está rodeado por coral y peces. El sitio es bonito, pero no tanto como algunos en Perhentian. Además el mar está movido y a veces da pánico verte el medio del océano (la lancha se ha ido vete a saber dónde). Así que siempre es mejor mirar hacia abajo que todo está más tranquilo 😉 Después de casi una hora y media en remojo, la lancha viene a buscarnos y nos lleva a la isla para descansar un rato. Realmente es la definición de isla tropical por excelencia. Arena blanca, palmeras, aguar turquesa, sol, ... Un trozo de paraíso en medio del mar. Pasamos el rato persiguiendo ermitaños y cangrejos por la arena, cogiendo cocos y viendo como los niños que viven en las islas pescan y nos miran con incredulidad. En la isla hay un puesto militar ya que en 2000 unos piratas filipinos (Filipinas está a unos pocos cientos de kilómetros...) secuestraron a 20 personas, incluyendo turistas. 5 meses tuvieron que pasar que los soltaran, así que hoy en día y aunque éste fue un hecho aislado, la seguridad de la zona ha aumentado en consideración. Volvemos al agua, esta vez en otra zona y seguimos disfrutando del espectáculo marino una hora y media más. Ya de vuelta hacia el resort, tenemos un camino dificultoso con la mala mar, y la lancha que no para de pegar saltos para desgracia de nuestros culos. Tanta agua había por todos lados que íbamos todos con la máscara y el tubo de esnórquel para poder ver algo 😊

Volvemos a Singamata y nos llevamos las manos a la cabeza porque sólo hay arroz y verduras para comer. ¡Y nosotros con un hambre de lobo después de 3 horas en el agua! Vemos a alguien con pollo, y así que suponemos que llegamos demasiado tarde debido a la lancha y la mala mar. ¡Pas de chance! Así que comemos lo que podemos y nos disponemos a pasar una tarde tranquila, tomando el sol, nadando un rato, leyendo, ... La verdad que sienta de maravilla después de todo el trajín de los últimos días, y además, el sitio invita a ello con los bellos alrededores. Conocemos a un par de italianos muy simpáticos y estamos hablando de la investigación, de viajes, de si es mejor Eto'o que Ibrahimovic, ... mientras disfrutamos de una cerveza caliente. La verdad que nos cayeron genial. Ya por la noche cenamos otra vez (Ahora en serio, ¿dónde está la carne?) con los italianos y un grupo de suecos, ingleses y canadienses. Cada uno explicando anécdotas de viajes, acabamos todos destornillándonos... Las mejores la de un tío en Arabia Saudí que se le mete una cobra escupidora en casa y sus colegas árabes, acostumbrado a este tipo de cosas, entran en su casa con palos para matarla. Total, que consiguieron dar con ella pero previa destrucción de la casa. ¡Sangre y caos por los cuatro costados! Otro, que en su viaje a Indonesia el taxista los hace bajar a él y sus amigos en un callejón y les atraca con un cuchillo. Una vez robados, éstos le preguntan que cómo van a volver al hotel, a lo que el taxista les dice: "No os preocupéis, que os llevo yo sin problema". Dicho y hecho. En fin, después de reírnos un rato nos acostamos para estar frescos al día siguiente.

28 de Julio. Destinación Sibuan (http://www.scuba-junkie.com/diving/sibuan/), una de las joyas del parque nacional. Esta vez sí que disfrutamos de lo lindo con la isla ya que el coral aquí tiene una vida especial. Los colores, las formas, la diversidad... Y lo mismo con la fauna, variedad por todos los sitios. Uno se puede estar observando un conjunto de coral durante media hora y no cansarse con la cantidad de bichos, peces, estrellas de mar, babosas, morenas, que se pasean por ahí. Un puro gozo. De descanso en la isla, más bonita si cabe que Mantabuan, hablamos con un holandés que ya desde ayer no para de decirnos que él ve tortugas y no se qué más. A nosotros nos extraña porque no hemos visto ni una (con las gigantes de Perhentian ya me vale a mi...), pero lo más curioso es que de la tres inmersiones que llevamos junto, él y su pareja han visto siempre tortugas. Total, que decidimos quedarnos cerca de ellos para la segunda inmersión del día y así disfrutar de su "olfato" para estos reptiles marinos. En fin, ya podéis imaginar cómo acaba la historia. El tío este era un fake en toda regla. Que casualidad que la vez que vamos con él... Eso sí, con todo lo que hay por ver, las tortugas no se echan de menos. Ahora ya nos atrevemos con descensos de varios metros para poder observar criaturas más grandes. La verdad que el esnórquel es genial, pero pronto uno tiene ganas de descender a las profundidades y descubrir nuevos parajes, sólo posible con bombona de oxígeno. ¡La próxima vez!

De vuelta al resort, tenemos que comer rápido para coger la lancha que nos lleva a Semporna, ya que por la tarde cogemos dos vuelos que nos llevarán a Singapur. Ahora nos damos cuenta del gran timo de Singamata y es que otra vez sólo hay arroz y verduras, a lo que yo me quejo viendo unos malayos del hotel comiendo pescado. La respuesta fue: "el pescado es para el staff". El mundo al revés, como si los cocineros de un restaurante comiesen mejor que los clientes. Ante mis quejas de hambriento me dan unas sardinas. 😊 Cabroncetes...

Nos despedimos de la gente y nos montamos en la lancha. En ésta la madre de una familia que se aloja con nosotros dicen que se van al pueblo a comer porque los niños no pueden estar comiendo arroz durante una semana. ¡Veis como tenía parte de razón! Ya en Semporna cogemos un taxi, bautizado como "Crazy Driver" que nos lleva a una velocidad endiablada y con unos adelantamientos dignos de F1 al aeropuerto de Tawau, a una hora de Semporna (bueno quizás dos si se conduce a una velocidad normal...). Le pagamos RM 80 al taxista y ya en el aeropuerto nos arreamos un par de helados Magnum para calmar el hambre de estos días. Del viaje, pocas aventuras. Nuestro vuelo de AirAsia a Kota Kinabalu se retrasa una hora, pero por suerte llegamos a tiempo para coger el siguiente a Johor Bahru, de vuelta a Malasia continental y cerca de la frontera con Singapore. Nos peleamos un poco para conseguir el transporte a Singapore, ya que son las 12 de la noche y esto parece el tercer mundo. Al final conseguimos coger un autobús que por dos duros nos lleva del aeropuerto de Johor a la estación de autobuses, de donde cogemos otro que nos lleva a las aduanas. El conductor nos dice de subir a rellenar los papeles de salida del país y que después nos coge en el otro sitio. Después, ¡resulta que no hay nadie! Un policía nos dice que no quedan más autobuses para cruzar el puente que une Malasia y Singapur, pero antes nuestra desesperación y la de un par más, aparece un bus de la nada que nos cruza el puente. El chófer lo hace como favor, ¡thank God! Ya en Singapore, rellenamos papeles con una tía muy antipática, y finalmente no nos complicamos y cogemos un taxi hacia el hotel. Primero hemos de parar en un cajero a sacar dólares de Singapur y finalmente llegamos al Hangout Mt. Emily, recomendado por la Lonely Planet, a las 3 de la noche. La verdad que hemos aprovechado el día al máximo ya que pasamos de hacer esnórquel en el mar de Célebes por la mañana a pasearnos por Singapore por la noche, ¡pero fue un caos de viaje!

A dormir que ya sólo nos queda el último tramo de viaje...

P.S. Por cierto, justo el día que nos marchábamos apareció el sueco que había pasado un par de días en un hotel cociendo su fiebre de 40 grados. Aun sabía sin saber que tenía... ¡Suerte que nos íbamos ya! 😉

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29th November 2009

de pelicula
esas fotos no las pones para maquetar la historia verdad? las pones para que se nos caiga la baba de envidia y pataleemos desde la españa!!! aggg

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