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Published: January 25th 2008
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Como escribimos anteriormente, ir a Ghadames, se siente como tomar una máquina del tiempo. La ciudad antigua de Ghadames, la cual tiene mas de 700 años está conservada de un modo increible. Fue un imperio turco a mediados del 1800; fue alcanzada por los italianos en 1914, tres años después de haber ocupado el resto de Libia y termino estando en manos de los franceses luego de la segunda guerra mundial, de 1943 a 1955, año en el que se retiraron las últimas tropas.
Rodeada de jardines, la ciudad es un sinnúmero de pasillos con las casas construidas por arriba. Este tipo de construcción realizada con ladrillos de barro, permite mantener los ambientes frescos en verano y cálidos en invierno.
La ciudad fue habitada hasta el año 1982, cuando fue completamente abandonada ya que las casas no contaban con todas las comodidades de la era moderna. Si bien la gente se fue a vivir a la parte nueva de Ghadames, cada uno conservó su vieja casa. Algunos la mantienen ambientada como en aquella época y la tienen abierta al turismo, otros las tranformaron en restaurants y muchas familias las utilizan para cobijarse del calor durante el verano.
Dentro
de esta antigua ciudad hay pequeñas plazas donde los habitantes hombres se juntaban a charlar. Se agrupaban por edades, menores de 20 años, de 20 a 40, de 40 a 60 y de 60 en adelante. No había un gobierno establecido, las decisiones se tomaban por mayoría y dentro del grupo de hombres mayores de 60 años y éstas debían ser cumplidas. Las mujeres se reunían en los living de sus casas.
Era una forma de vida totalmente socialista. La vida en comunidad era tan importante, que por ejemplo no existían cárceles. El castigo para quien cometía un delito era que todos lo ignoraban... dicen que a esa persona no le quedaba otra que irse porque no había forma de vivir allí aislado.
Los pasillos eran solo para los hombres. Las mujeres tenían corredores por los techos para ir de una casa a otra. En caso de necesitar pasar por un pasillo de hombres, tenían que ponerse un velo.
Dentro de la ciudad había varias mesquitas y edificios religiosos así como colegios musulmanes, que se identifican por tener el techo en forma ovalada.
Antes de ingresar a orar a la mesquita deben lavarse las manos, los pies y
la cara. Se entra descalzo a un templo cubierto de alfombras y con un altar que indica la dirección de la Meca hacia donde hay que orar. Las mujeres y los hombres tienen sectores separados, aunque se prefiere que la mujer haga sus oraciones en su casa. Los viernes tienen algo así como lo que sería para los católicos una misa. Ya pueden tocar temas del Koran como de política o cualquier otro tema que al que guía le parezca apropiado.
Nos pasamos allí toda la mañana, con un guía que merece su mención...nos enseño mucho de la cultura musulmana. Por ejemplo que los cinco pilares de su religión son:
creer en Alá y en Mahoma (el último profeta), ellos consideran a Jesús como un profeta más;
hacer caridad;
orar 5 veces al día ( cada templo avisa por parlantes el horario en que cada uno debe parar al menos 2 minutos para rezar, el primero es a la salida del sol, luego a la 13.30hs, a las 16 hs., a la caida del sol y una hora y media despues del atardecer);
caminar a la Meca (claro que sólo pueden hacerlo aquellas familias que
dispongan de salud y dinero; las casas que tiene la puertas pintadas indican que esa familia peregrino hacia la Meca);
la quinta es el ayuno, especialmente en la época del Ramadan.
Luego fuimos a almorzar a una de las casas típicas de la ciudad. Todas las casas eran construidas con el mismo diseño. Un hall de entrada en la planta baja, un salón con 3 habitaciones y el baño en la segunda planta y la cocina en la tercer planta. Los hombres eran los encargados de construir la casa y las mujeres de decorarla. En el segundo piso también tenían por costumbre construir una pequeña habitación que era utilizada solamente 2 veces en la vida de la familia: la primera era para la noche de bodas y la segunda para cuando la mujer enviudaba, allí recibía el consuelo de la gente que la venía a visitar.
El hecho anecdótico de esta visita fue que por supuesto el almuerzo era de comida típica. De entrada sopa libia y ensalada y de plato principal cous cous. Este plato venía acompañado de una carne tierna y exquisita, que todos devoramos sin dudar. Cuando terminamos de comer nos pusimos a
deliverar cuál sería el orígen de dicha carne, ya que no tenía gusto a cordero, que es una de las carnes que mas se comen en la zona, y mucho menos era de vaca... cosa dificil de conseguir en el desierto. Cuando le preguntamos al mozo qué corno habíamos comido, con total naturalidad nos dijo: "Kamel".... o sea camello!
Las caras de los comenzales fueron mutando... muchos de nosotros pensamos en los pobres reyes magos, y algunas mujeres, no voy a decir que una de ellas era mi mamá, empezaron a buscar recipientes para intentar hacer cosas chanchas ja! Amigos, vale la pena comer camello... no se hagan problema por el negro Baltazar ni por Melchor, ya es hora de que empiecen a mandar los regalos por internet.
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