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Published: October 28th 2008
La ciudad de
Martigny ubicada en el valle entre viñedos y árboles frutales.
Martigny luce una historia de casi dos mil años: tribus celtas, los romanos o las tropas de Napoleón dejaron sus huellas en esta región.
Ya escribimos sobre lo bien que lo pasamos en casa de los tíos, pero no solo eso hicimos.
El domingo fuimos a misa con la tía Cristiane. La iglesia es muy antigua y pintoresca. Pedro se aguantó toda la misa en calma, pero Santi se aburrió un poco. Y como yo no entendía un pomo de lo que decía el cura en francés, me fui con el para afuera.
Cuando terminó la misa volvimos para cumplir con el ya tradicional rito de prender velitas en iglesias. Es muy gracioso ver como los chicos van recitando de memoria y en voz alta todo lo que van a prometerle a Jesús: “no pegaaaar, no empujaaaaaar, no decir malas palabras, no portarse maaaaaaaal”, etc. Bue, al menos lo intentan 😊
De la iglesia nos fuimos a caminar por el parque, el
río Ródano, donde otra vez los chicos se pusieron a tirar piedritas al agua y el viejo puente de madera que data de
principios del 1800.
Durante las noches, se iluminan el castillo de la montaña y la catedral, lo que le dan una vista preciosa. Desde el living de la casa de los tíos se puede apreciar.
Detrás de la casa de los tíos hay una parque con juegos de madera para los chicos lindísimos. Y es de no creer el paisaje que se ve atrás, imposible no disfrutar al solcito de ese momento.
También estuvimos paseando por los viñedos que tiene el hermano de la tía en las laderas. Es increíble ver como han construido balcones en la montaña para plantar las vides. La zona se llama Plan-Cerisier y es digna de conocer (y tomarse un vinito)
Los chicos aprovecharon para jugar ahí y juntar uvas con la tía.
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