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Published: January 1st 2009
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Este es un articulo sobre San Rafael Oriente, el lugar de donde soy originario. Este articulo aparecio en El Diario de Hoy en El Salvador y practicamente este es un copy y paste. Texto original de Mirella Cacerez de Olivares y fotos por Maritza Santos
San Rafael Oriente Tierra de Jicama y tabaco
En este caluroso pueblo migueleño, las deliciosas raíces y los puros son más que una manera de sobrevivencia; significan toda una tradición. Bajo la vigilante mirada del volcán Chaparrastique, numerosos hombres, mujeres y niños arrancan jícamas sin cesar. Deben hacerlo entre las siete y las ocho de la mañana para aprovechar el suave sol y evadir el ardiente calor que se apodera de San Rafael Oriente durante el día.
Estos “arrancadores” no habían vuelto a estas tierras desde que sembraron las pequeñas semillas a finales de julio y ahora se han convertido en un jicamal que se extiende por veinte manzanas ubicado en el caserío San Juan.
Entre noviembre y febrero, el desvío conocido como Los Julianes se convierte en el punto de reunión de numerosas redes de jícama que son colocadas a ambos lados de la carretera en espera de los camiones que las
transportarán hasta el mercado de mayoreo La Tiendona de San Salvador.
En tractores y carretas de bueyes, las redes van llegando desde San Juan, El Chirrión, El Llano y Santa Clara, entre otros sitios, donde se cultiva abundantemente este fruto y por lo que a San Rafael se le conoce como la “tierra de la jícama”.
De ocho de la mañana a dos de la tarde, el ritual es el mismo. “Esto comienza”, comentan alegres los trabajadores de los jicamales que presurosos descargan las carretas y los tractores a los que se les ha adaptado una especie de remolque para trasladar el fruto.
La directora de la Casa de la Cultura, Margarita Trejo, dice que no se conoce con exactitud el origen de esta práctica, pero lo cierto es que tiene muchos años y hoy es, junto con el tabaco, el patrimonio local que incluso lo exportan a otros países centroamericanos.
En San Rafael Oriente, decenas de familias sobreviven del trabajo en los jicamales, ya sea sembrando la semilla o arrancándola durante los cuatro meses que dura la cosecha, que es entre noviembre y febrero
Empleo y rentabilidad
Solo en el jicamal de veinte manzanas
de don Mario Martínez trabajan más de veinte personas y según Jesús Flores, un mozo puede llegar a hacer diariamente hasta 18 bultos (redes) y gana ¢6 por cada uno.
El negocio parece bueno. Diariamente salen cinco camiones cargados con 200 redes de jícama cada uno a San Salvador, incluyendo sábado y domingo. “Esta jícama se vende porque es bien dulce”, asegura José Alcides.
La cosecha de esta raíz de sabor agradable y refrescante imprime una bonita y alegre estampa a este poblado migueleño, pero sobre todo significa una importante fuente de empleo para decenas de familias, al igual que el cultivo del tabaco, del cual se estima sobrevive un centenar de familias.
Entre tabacales
Aunque en el propio San Rafael Oriente solo hay una “purera”, como llaman a las fábricas artesanales de puros, éstas abundan en sus cantones y caseríos. Isla Filipina es un caserío muy cerca del Barrio La Merced, donde más de treinta hogares subsisten y huelen a tabaco casi todo el tiempo.
En este tiempo es común ver a los hombres acomodando en los “tendales” (galeras de madera) los manojos de hojas para que sequen al sol o removiendo las hojas
secas que quedan en las partes bajas de la planta a las que llaman “hoja bajera volada” y les sirve como tripa (el relleno del puro) Pero a la hora de elaborarlos son las hábiles manos femeninas las que dan forma a los puros que tanto se disfrutan en todo San Rafael y otras localidades vecinas, como El Tránsito, pues las según estos productores, la venta de este producto se mantiene.
Don Isabel Fuentes González, alias “Chabelo”, es un fiel y exitoso vendedor de puros de Filipinas, y a quien no le pesan sus 90 años de edad. También es un fiel “pochotiador” (masticador de tabaco) desde que lo aprendió de su padre cuando era niño.
En la costa también se vende, pero allí la gente los fuma para espantar los mosquitos de los manglares cuando están sacando curiles y jaibas
, dice doña Beatriz Garay de Calderón, mientras elabora rápidamente los puros en la puerta de su casa.
Como esta mujer, muchas otras trabajan junto a sus maridos para aprovechar la venta que en estos meses se incrementa.
El trabajo del tabaco, que inicia con la elaboración de almácigos en julio, culmina con la cosecha de las hojas por este tiempo, la preparación de las hojas y la hechura de los puros, ya sean grandes o pequeños.
Doña Beatriz dice elaborar mil puros pequeños en un día, pero solo en una semana puede llegar a vender ese millar y unos 200 de los grandes.
Aquí unos siembran tabaco y elaboran puros, otros solo hacen una de las dos cosas, pero aquí practicamente del tabaco vivimos. Es un buen negocio; no se hacen capitales, pero da de comer
, declara don Juan Antonio Jaimes, en cuya empresa llegan a ganar hasta ¢500 en la semana.
Pero alcanzar estos ingresos ha significado un arduo trabajo y sumos cuidados que implican todo un ritual, según explica don José Ciro Calderón, dueño de una purera. Que la semilla se debe sembrar cuando haya menos sol y se pegue mejor la planta, que cuando las hojas colgadas de los “tendales” y secadas al sol deben recibir sereno para que alcancen la docilidad requerida para envolver la tripa y formar los puros, entre otros “caprichos de la planta”.
Pero así es esta empresa. Si el cultivo del tabaco no recibe esos mimos, los pobladores de Filipinas y otros lugares no sobrevivirían, aun cuando se “rebuscan” cosechando los granos básicos para consumo familiar y criando algunas vacas.
Por estos esfuerzos, San Rafael Oriente se puede hoy jactar de ser la tierra de la jícama y uno de los escasos lugares donde se produce tabaco y puros.
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chito
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articulo about san rafael
Me impresiono mucho