Rivera, Uruguay.

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(Ante varios intentos fallidos, me rindo, de alguna u otra manera el programa no me permitió cargar las fotos para este post. Lo intentaré después)

Nuestra última misión por visitar nos esperaba en Rivera, Uruguay, quien a su vez comparte una frontera libre con Brasil, debido a esto pudimos poner un pie en Brasil y el otro (literalmente) en Uruguay.

Vaya manera de cerrar nuestro viaje! Y no lo digo únicamente por hecho de haber tenido una cálida casita esperándonos para ser nuestro refugio por algunos días, sino que lo cálido nos sobrecogió con la hospitalidad de nuestros hermanos Esteban y Linda Larson, Gustavo Mello y todas sus congregaciones. Sí, escribí bien, 'Todas sus congregaciones' que son más de seis, de las cuales pudimos visitar cuatro.

Fue un gozo el poder ver La obra de Dios en esa región y la labor que se está llevando a cabo en un país que está empezando a echar sus raíces en la doctrina reformada.

Todo un refrigerio fue el convivir con obreros fieles que trabajan para expandir las hermosas buenas nuevas del Evangelio de Jesús.

Thomas tuvo el privilegio de predicar en dos ocasiones y al termino de la última predicación, en medio de mil emociones encontradas; con una oración de parte de nuestros hermanos, dimos por concluido nuestro andar y nuestra búsqueda por los últimos once meses. Ahora, ya no había un próximo país por visitar, no más misioneros por conocer durante el viaje, lo único que nos resta es encontrarnos con un inminente tiempo de decisiones, y a Su tiempo sabremos lo que de antemano ya estaba preparado para nosotros, aún antes de comenzar este increíble viaje.

Gracias, gracias desde lo más profundo de mi corazón, por haber viajado con nosotros durante los últimos once meses. Gracias por cada una de las oraciones que hiciste por nosotros. Gracias por cada plato de comida que pusiste delante de nosotros, por cada cama calientita que nos brindaste, por cada minuto que de tu tiempo nos diste. Gracias, gracias, gracias!

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