Mar del Plata, La Feliz!

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Como habíamos arreglado con los abuelos, nos fuimos a Mar del Plata 10 días durante enero.

Mar del Plata, más conocida como “La Feliz”, es un importante puerto y la ciudad balnearia más clásica de Argentina. Queda a 400km al sur de Buenos Aires por la autovía 2.

Aunque el agua del mar es bastante fría (sobre todo este año), el clima estuvo muy bueno, así que disfrutamos de la playa un montón. Como las playas del centro de Mar del Plata están abarrotadas de gente, desde hace un par de años vamos al balneario Costa Corvinas, que queda en Santa Clara del Mar. Se trata de un lugar muy familiar, donde las carpas son cómodas y tienen techo de paja. También hay juegos y una piscina para los chicos, donde se divierten muchísimo.

El primer día fuimos al super Toledo y compramos elementos necesarios para la subsistencia vacacional: quesos, salames, postrecitos de chocolate y cervezas de todos los colores y tamaños (una de cada una). Todas las tardes, al regreso de la playa, una cerveza con picada era casi más que una obligación… que placerrrrrrrrrr!

El 2 de enero fue nuestro aniversario de casamiento. Cumplimos 4 años de casados (las bodas de cerveza), así que festejamos con una cena en… una cervecería!!! Antares es uno de esos lugares que no deben dejar de ser visitados en Mar del Plata.

Luego de terribles amenazas contra su integridad física, Andrés hizo uno de sus ya famosos asados de costillar que fue una delicia. Verán en este blog las fotos… yo las veo y se me pianta un lagrimón.

Por las noches los chicos esperaban al pochoclero tal como su mamá lo hacía cuando era niña. El don pochoclero pasa todas las noches con su carrito por la esquina tocando una sirena para que todos sepan que está allí.

La noche del 6 de enero, dejamos los zapatitos con pasto para esperar los regalos de los reyes. Por la mañana los chicos encontraron sus juguetes y no lo podían creer. Por la tarde, Melchor, Gaspar y Baltasar, aparecieron en la playa subidos a un camión de bomberos y les regalaron golosinas!

Los abuelos jugaron mucho con los chicos, lo que hizo que estos días fueran de verdadero descanso para nosotros. Con Tomás y Lore fuimos a comer al puerto y luego, con la panza muuuuy llena, a los Karts de Interlagos. En la carrera no nos fue muy bien por 3 motivos: por los 4 kilos de pescado que llevábamos de sobrepeso, por las paradas para hacer pipí y por frenar a cada vuelta en el bar a buscar más cervezas.

Con Mariela aprovechamos para ir al teatro y hacer compras en la feria artesanal para decorar nuestra casa. Ahora nuestro modular luce unos adornos en madera con el mapa de argentina, el obelisco y una pareja bailando un tango.

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