Advertisement
Published: April 25th 2011
Después de desayunar Sandra y yo salimos a dar una última vuelta por Kaş y Julián y César fueron a comprar otra Narguila. Salimos del pueblo como a las 10 AM y nos fuimos manejando hacía nuestro siguiente punto: El sitio arqueológico de Myra, en la actual ciudad de Demre.
El sitio arqueológico contiene muchas tumbas Licias excavadas contra la montaña. En ellas se enterraban a los aristócratas Licios, y están muy padres, son un poco como
Petra (Jordania) en chiquito. Junto a las tumbas hay un teatro griego, construido mucho después que la necrópolis. Estuvimos como una hora en el sitio arqueológico, explorando el teatro y viendo las tumbas. Adentro de las tumbas se supone que hay algunos frescos, pero desafortunadamente ya no se puede entrar.
En la misma ciudad hay otro sitio importante: La iglesia de San Nicolás, en dónde fue obispo dicho santo, y dónde fue enterrado tras su muerte. Es justamente el San Nicolás que todo el mundo conoce, el famoso Santa Claus. Fué obispo aquí en el siglo IV, y su leyenda proviene del hecho de que gustaba de dar regalos a los niños del pueblo. Desafortundamente nuestro grupo votó 3 a 1 en contra de
visitar la iglesia (obviamente el un voto a favor era el mío!), y ya no fuimos a verla. Según vi en fotos está en ruinas, pero pues yo estoy obsesionado con los sitios arqueológicos y me gusta meterme en cuanta ruina encuentro. En fin, así es esto de la democracia.
De ahí nos fuimos manejando por la carretera costera rumbo a Antalya. La carretera tiene una vista maravillosa del Mediterráneo, pero tiene muchísimas curvas. Nos paramos a comer en un pueblito llamado Kumluca, absolutamente cero turístico, y espéculamos que seguramente eramos los primeros mexicanos en pararse en dicho lugar. Quien sabe!
Como a las cuatro llegamos a nuestro hotel, en el valle de Olympos. Olympos es un lugar medio extraño. No hay pueblo como tal, sólo una serie de hoteles eco-rústicos en medio del bosque en un valle. Es un sitio muy popular entre viajeros independientes y mochileros, con un ambiente medio hippie. Casi todos los hoteles tienen "casas en árboles" y cabañas. Nosotros nos quedamos en un hotel llamado
Saban Treehouses , el cual tiene las mejores reseñas en Tripadvisor. El hotel está bien pero por fuera otros hoteles del valle parecían más bonitos. A Julián y César no
les gustó nada, no están echos para la vida campestre.
Tras instalarnos en nuestros cuartos nos fuimos caminando a la playa de Olympos. Para llegar a la playa es necesario atravesar un sitio arqueológico medio raro en el cual hay revueltas ruinas licias, griegas, romanas y bizantinas en medio del bosque. La verdad está bastante padre por que ahí si te sientes como explorador. Tomas una vereda en el bosque y sin mayor aviso de repente vas a dar a los restos de un templo romano, o a las ruinas de una iglesia bizantina... La playa está bonita aunque no tiene arena, sino piedras como de río. Había gente escalando los riscos, otros alrededor de una fogata, tocando la guitarra... un ambiente muy relajado. La verdad se antojaba quedarse un para de días para no hacer nada, sólo "estar".
Después de cenar en el hotel (incluído en el precio) fuimos manejando a la Quimera, que queda como a media hora de Olympos por un camino bastante sinuoso. Al final nos perdimos un poco y dimos una vueltota sólo para regresar al mismo punto, pero al fin dimos con la famosa Quimera. Éste es un sitio muy interesante en
Alguien me ayuda a traducir?
Texto en una tumba licia en Olymposel cual arden los "fuegos eternos". Son flamas que mínimo tienen 3000 años ardiendo continuamente (al menos desde entonces está registrado), y en la mitología griega debajo del monte está enterrada la Quimera, un monstruo con partes de león, dragón y cabra que arroja fuego por la boca. Hoy en día se sabe que debajo del monte hay un depósito de gas, el cual ha mantenido las llamas ardiendo todo este tiempo. Si alguien apaga una de las flamas ésta se vuelve a encender sola poco después. Nosotros incluso encendimos una flama nueva en una grieta.
Para llegar a la Quimera como tal es necesario caminar como 1 km. en total oscuridad y de subida. Llevabamos unas linternitas pero estaba tan oscuro que un par de veces creímos que nos ibamos a perder. La cima del monte no tiene árboles ni plantas, son solamente rocas grises y los restos de un antiquísimo templo, y esparcidas por ahí las flamas eternas. Realmente es un fenómeno natural muy interesante, sobre todo cuando piensas que el fuego ha ardido desde antes de Cristo y que los antiguos marineros griegos lo usaban como faro.
Cómo el evento curioso del día, regresando al
hotel César estaba tan enojado que se puso a quemar el mobiliario del hotel. 😊
Advertisement
Tot: 0.136s; Tpl: 0.013s; cc: 10; qc: 47; dbt: 0.0543s; 1; m:domysql w:travelblog (10.17.0.13); sld: 1;
; mem: 1.1mb
