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Hola gente, acá estoy de vuelta con una nueva entrada al blog. En esta ocasión me pareció mejor esperar dos semanas desde el último post para acumular suficientes novedades que hicieran de esta una lectura un poco más interesante para ustedes.

Laboralmente, estas dos semanas fueron considerablemente más tranquilas que la primera, y esta que pasó mi jefe (el turco) estuvo de viaje, por lo que representó un respiro muy necesitado por todos los miembros del equipo. De a poco siento que me voy integrando y voy tomando la confianza para proponer cosas nuevas y para aportar cualquier conocimiento que pueda ser útil. Concretamente, ya me instauré como el encargado de mantener el laboratorio ordenado aplicando el método de las 5 Eses, que luego de un rápido curso guiado por mí ya todos entienden y están de acuerdo en ejercerlo. Por un lado más técnico, esta semana hice mi primer aporte "significativo"al proyecto en el que estamos trabajando, proponiendo e implementando un cambio de diseño que nos ahorrará el uso de un sensor y simplificará la placa electrónica requerida (por cuestiones de confidencialidad, no puedo entrar en detalle. Si, así de importante soy, jaja). El miércoles fortalecimos los lazos fraternos entre los miembros del equipo compartiendo unas cervezas y una comida mexicana, evento que contribuyó a la gran atmósfera de trabajo que se está formando y que hace de todos los días en el laboratorio un tiempo de ocio además de uno de trabajo.

La vida social sigue la buena línea de la laboral. Ya me hice un lugar en varios grupos diferentes, lo que me significa siempre tener una o varias propuestas de programas tanto los fines de semana como en la semana misma. Una linda confirmación de esto fue el fin de semana anterior, que mientras compartía una botella de malbec argentino en un restaurant con otros internos de Electrolux, una expresó su sorpresa (medio en broma pero con seriedad) con respecto a cómo me había arreglado para sigilosamente meterme en su grupo de manera que parecía que había sido parte desde siempre, a pesar de que solo me conocían hacía dos semanas.

Uno de estos grupos, compuesto por españoles (y Tau, lituano criado en España), ya es como familia para mi y con ellos comparto tanto noches de fiesta como encuentros en los que podemos hacer catarsis de lo que tenemos en la cabeza. Con ellos compartí este fin de semana mi primer viaje dentro de europa, un crucero a Helsinki. La capital finlandesa debo decir que me sorprendió. Por alguna razón tenia expectativas muy bajas, pero me encontré con una ciudad muy linda e interesante (acompañada por un día sin una nube) que me incitó a recorrerla a pesar del viento helado que me quemaba la cara.

A medida que voy conociendo a más y más gente, me pone mal el contrastar las posibilidades que la juventud europea tiene con las que tenemos en Argentina. Aquí cualquiera sobre los 22 años probablemente ya tiene su diploma universitario y ha vivido uno o más semestres en un países que no es el suyo propio. Sus preocupaciones no pasan tanto por su futuro profesional, ni por no llegar a fin de mes. A temprana edad pueden incluso comprarse su propio departamento, que para cualquier argentino promedio es inconcebible. Cosas así que hacen pensar. Considero que la razón social de AIESEC, que es formar líderes a partir de intercambio cultural, definitivamente tendrá justamente ese efecto en mí, ya que luego de casi un mes aquí, ya soy consciente de cosas que me gustaría intentar aplicar en Argentina a mi regreso.

En resumen, todo sigue muy bien.

Sin más, los dejo. Hasta la próxima.



Hej då!

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