Camino 4. León. Calabobos del páramo

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15 de enero de 2008. Martes

Por unos momentos estoy convencido de que el americano ha muerto. Ayer se fue a la cama a las 20:00, diciendo que estaba muy cansado y no ha hecho ruido en toda la noche. Ahora son las 8:30. Altair y Richard se han marchado y parece que estoy yo solo acompañado de un silencio sepulcral. Cuando me voy a acercar a ver si aún respira, temiendome los peor, aparece como un fantasma por el pasillo sin hacer ruido ninguno. "Buen camino" "Buen camninrrr..." no deja que ni le conteste y se marcha.

El suelo está seco y el cielo de color gris oscuro. Nada más salir de Sahagún empieza a llover, pero una lluvia muy fina y muy suave, que cae poco a poco y no me traspasa, que aunque fría no me enfría pues estoy bien abrigado y los guantes, bueno, los guantes son muy malos, de esos que regalan de puro malos que son, pero me mantienen las manos semicalientes, como los helados semicalientes, de esos que se les echa chocolate derretido por encima. Vaya, tenía que haber desayunado más.
El orvallo, o calabobos o txirimiri que está cayendo no me molesta. Es el viento de cara lo que realmente me toca la alegría. Me hace ir despacio y que el agua que cae quede pegada a los cristales de mis gafas.
Pocos kilómetros después, al tomar el desvío hacia Bercianos del Camino, la orientación de la carretera cambia y el viento lateral apenas me molesta. Practicamente todo el resto de día será así.
Cuando estoy llegando ya a Bercianos veo tres cabritillas grandes de largas y suaves lanas y de bonitos colores corriendo y dando pequeños saltos hacia donde yo vengo. Dejo de pedalear por ver mejor tan bucólica escena y cuando están a 5 metros y las oigo ladrar enseñándome sus colmillos me doy cuenta de que son perros con ganas de probar carne. Salen a la carretera y me persiguen unos cuantos metros hasta que ven que me voy.
Al llegar al pueblo lo primero que hago es limpiarme las gafas de gotas de agua.

Bercianos es un pueblo que parece fantasma. No hay nadie, sólo ladridos de perros y muchas casas de barro que vieron tiempos mejores. La iglesia es también de barro, y ya se derrumbó. Bercianos se llama Bercianos porque vinieron gentes del Bierzo.
Sigue orvallando.

El camino continua paralelo a una carretera local. Es una hilera de árboles que parece continuar hasta donde se le pierde a uno la vista. En verano la sombra de estos arbolitos protege del sol a los caminantes en esta recta de 30 kilómetros.
Hago una parada hidráulica y de paso me arreglo la gafa. La patilla la tengo jodida de hace tiempo, y el celo que la sujetaba al resto de la montura ha perdido toda su sustancia pegante. Por fortuna, las alforjas que llevo están no muy lejos de descojonarse vivas, así que tenía cinta americana, que todo lo arregla, para cuando llegase el momento de repararlas.
Unos trozos que corto con los dientes evitan que pase el resto del día más ciego que un murciélago. Sigue orvallando.

Paso por el Burgo Ranero, una calle larga sin demasiado interés en medio del páramo y tras otros tantos kilómetros llego a Reliegos y después a Mansilla de las Mulas. En Mansilla quiero parar, pues el estómago comienza a rugir.
"Estamos en León, y aquí por cualquier consumición se pone una tapa. ¿Quieres morcilla o asadurilla, que está muy rica?" - me dice el camarero del bar, un chaval muy amable. Como no tengo ganas de pensar pido dos cortos, y a parte, un caldito caliente. La morcilla está muy buena. Se unta, como la sobrasada.
Mansilla es un pueblo con mucha historia, pero al que no encuentro ningún encanto. En parte me alegro. A la cámara de fotos no sé que la pasa con el objetivo, que no funciona, no se desenrosca. Al no haber nada que me llame la atención me quedo más tranquilo.

De aquí a León voy por el amplio arcén de la nacional 120, que tiene en este tramo y a esta hora muchísimo tráfico. Por Villacete veo una flecha amarilla que me desvía por un camino de tierra, y lo cojo. Siempre paralelo a la carretera y con brisa en la cara, llegaré casi a León, mi destino final por hoy.
Pero poco antes de llegar, el camino vuelve a cruzarse con la carretera y sabrá dios luego por donde se mete. Lo que es yo no tengo ni idea. Y entro en León por la autovía, con otros coches a más de 120. Algún momento de tensión, pues no estoy muy lejos de que me lleve por delante un camión que se incorporaba a la autovía. Y así, sintiéndome más vivo que de costumbre tras practicar 3 kilómetros de deporte de riesgo, el flujo de tráfico se para. Un semáforo en rojo y un cartel marcan la entrada a esta ciudad con nombre de fiera: León

Semáforos, aceras, avenidas, calles, coches, furgonetas y pasos de cebras entre bloques de apartamentos nuevos primero y no tan nuevos después. Llego al barrio húmedo y luego a la plaza de la catedral. Allí pregunto a una madre rubia y a una hija morena, y me indican el camino al albergue de peregrinos de las monjas carvajalas. Al llegar veo que está cerrado y voy al municipal, algo alejado del centro.
El albergue municipal es un albergue juvenil de la REAJ, junto a oficinas de la concejalía de la juventud. Sólo cuesta 3€ y tiene movimiento. (Comparando con lo que hasta el momento me he encontrado). No sólo estamos los peregrinos, si no también estudiantes rubias noreuropeas de ligeras ropas y siempre sonrientes.
En la habitación de los peregrinos me encuentro con Joe, un americano de San Francisco con una novia algo mosqueada, pues su novio se ha marchado a un lejano país llamado España, con el único propósito de echar a andar. Pensandolo bien, si yo fuera su novia, también estaría mosqueada.
Joe parece majete. Me recuerda muchísimo a José Eduardo, el cuñado de Paco. tienen una barba igual, el mismo corte de cara y gafas del mismo estilo. De hecho, si no tengo a este americano justo delante, por mucho que me esfuece, no consigo visualizar su cara, y siempre me viene la de José Eduardo.
Le dejo terminando de hacer la colada cuando marcho al centro. Luego nos vemos por la catedral, nos decimos antes de depedirnos.

Siempre he mirado con cierto recelo a esta ciudad, incluso antes de venir aquí por primera vez, hace 6 años. Desde que era niño, tenía la convicción de que mi ciudad era la mejor de todas en todos los sentidos. El oir hablar de León, ciudad en la misma región, de tamaño parecido y de belleza igual o superior a Burgos según algunos testimonios, me suponía toda una contrariedad.
Ahora ya me siento reconciliado con esta ciudad.
Al igual que en mis otras dos visitas a León, visito exactamente las mismas cosas, los tres grandes tesoros de esta ciudad, antigua capital de un antiguo reino: la basílica de San Isidoro, la catedral y el hostal de San Marcos.

Entrar en San Isidoro, para quien lo necesite, supone tener acceso a unos retretes muy hermosos, o al menos así lo recuerdo.
Ejemplo paradigmático del arte románico, que por tanto aparece en todos los libros de arte. En su visita se incluye el panteón, el claustro, el museo y la biblioteca.
Cuando compro la entrada soy el único visitante y me dice el encargado que puedo visitarlo por mi cuenta, cosa que me alegra, pues no me gusta que me guíen en las visitas. Cuando estoy entrando para dentro, él discute con la guía del lugar. A continuación me dice la señora guía que no puedo visitarlo por mi cuenta, y me invita a esperar 20 minutos a la siguiente visita o a que me devuelvan mi dinero.
Me decanto por la primera opción y me quedo casi 20 minutos solo, en este lugar lleno de muertos: el panteón. En lo que eran los pies de la iglesia del monasterio de san Pelayo, doña Sancha la reina, debió de convencer a su marido, Fernando I de Castilla y de León, para hacer construir estas bóvedas bajo las cuales se enterrarían además de a 11 reyes, a reinas, a condes y a infantes.
Hoy en día están las tumbas, pero no sé sabe quién es quién. Después de que los franceses utilizaran el panteón como cuadras y profanaran todas las tumbas en la guerra de independencia, se han agrupado los restos según el ADN. Pero adivina qué ADN tenía doña Sancha, o Fernando I, o Alfonso V, o el conde don García.

Mientras estoy solo en este regio lugar esperando a que empiece la visita guiada, me entretengo en buscar los ángulos muertos de las cámaras de seguridad para hacer unas fotillos, eso sí, sin flash. Los pinturas que cubren las bóvedas son maravillosas, y mis fotografías no les hacen justicia. En este
enlace, o en este otro enlace, se puede hacer una visitilla virtual y ver los colores reales de las pinturas al temple, que hacen que a este lugar algunos le llamen la capilla sixtina del arte románico.
Al rato ya llega la guía con una madre y dos hijos ya talluditos. Muy agradable nos explica todas las pinturas de las bóvedas (las de las paredes, nos dice, los orines de los caballos en tiempo de los franceses las ha corroído por completo): que si qué bonita la escena del anuncio a los pastores, con los mastines leoneses y los gorrinos; que si cristo con la mandorla mística, que si San Pedro y el gallo, que si en el intrados del arco está el calendario medieval.... la verdad que es muy bonito todo y no tiene desperdicio.
Después se visita el claustro y se sube al museo, donde hay algunas piezas muy interesantes: El arca de plata donde se guardaban las reliquias de San Isidoro; la arqueta de los marfiles, donde se guardaban los restos de San Pelayo; el arca de los esmaltes; o el cáliz de doña Urraca: dos piezas de ónix engarzadas por una fina labor de oro y decorado con piedras preciosas y camafeos romanos.
En la biblioteca se guardan 300 incunables y 800 pergaminos. Nos enseñan algunos facsímiles y la guía nos insiste en la importancia de esta biblioteca. No voy a ser yo quien dude de sus palabras.

Tras culturizarme, ya mi tercera vez, en San Isidoro, voy a la Catedral, una de las consideradas más bonitas de España. Gótico radiante, como la Sainte Chapelle de Paris, más que muros hay ventanas. El día se ha puesto ahora bastante oscuro, así que parece que las coloridas vidrieras se han vuelto opacas y la catedral es una caverna fría y oscura.
Eso sí, la arquitectura, muy gótica, muy limpia, muy clásica, muy pura.
Dentro del templo me encuentro con Joe, que está dando vueltas y mirando para arriba. Nos saludamos. Entro en la capilla de la virgen del camino, abierta sólo al culto, y cuando salgo Joe ya no está.
Bueno, pues me voy a dar otra vuelta por León para hacer hambre y cenar con más ganas. Me acerco hasta el Hostal de San Marcos, el otro de los grandes monumentos leoninos. Edificio plateresco enorme del siglo XVI que fue monasterio y hospital de peregrinos, cuya iglesia sigue siendo iglesia y el resto ahora es el museo de León (arqueológico y de todas esas cosas) y parador.
Así ahora, donde en otro tiempo se estudiaba veterinaria, o donde estuvo preso Francisco de Quevedo durante 4 años y otros republicanos durante la guerra civil, es donde ahora se hospeda sólo gente que se lo pueda permitir.
Yo sólo entro en el hall y hecho un vistazo a la recepción (muy bonita, incluso con algunas obras de arte) y a la carta del restaurante, cenas que gente sin amplio fondo de cartera no se puede permitir todos los días.
Me cruzo casualmete con la madre de los hijos pre y adolescentes de San Isidoro. Me saluda y aunque no me conoce de nada quiere hablar conmigo, bueno, más bien contarme que tiene un conocido trabajando en el hostal y que les ha subido abajo y arriba y han visto el claustro y que qué precioso.
Yo no digo nada a parte de: "ahhh" "sí, sí", "pues que bien..." y ella sigue: "pero sólo se lo enseña a gente conocida, porque si no, se pone en un compromiso.(Ay, que bien lo estamos pasando. Mira como fumo)"
"Vale muy bien, hasta luego, zorra", bueno, eso no se lo digo, pero lo pienso.

De vuelta al centro me como un pastel, y en la calle Ancha, el escaparate de León, me para Joe. -"Luego te busqué y no te vi en la catedral" -me dice -"Igualmente"-"Ale, pues vamos a pinchar algo por ahí"
En el barrio húmedo es aún pronto, así que damos un paseíllo. Joe se acaba de comprar unas zapatillas, y tiene mucha energía. Por suerte la controla y no la desparrama, evitando que quien le acompañe acabe agotado.
En el barrio húmedo siempre que se pide algo de tomar, bien sea una caña, un mosto, un vino, una cocacola, se acompaña de una tapa, muchas veces generosa. Mi intención es cenar así, de bar en bar, y a Joe le gusta la idea. De hecho está muy contento, pues es la primera vez en su vida que va de pinchos y además con un persona del lugar. "¡Que yo no soy de León!"-le digo. "Ya, pero es como si lo fueras"
Descubre lo que es el mosto, y le gusta. También prueba la morcilla, y aunque si lo piensa le da asco, también le gusta.
Después de ir a dos bares, prefiere sentarse y cenar como dios manda. Nos sentamos y el se toma un plato de espaguetis y yo uno de callos.
Es curioso, pero de todos los americanos con los que hablo, cuando estoy de viajo o trabajando, todos se avergüenzan de Bush. A ninguno he escuchado que le apoye. Parece que a Joe le gusta Obama.
Cuando terminamos de cenar él insiste en pagar. Como no opongo mucha resistencia, al final paga todo él. Me quedo tranquilo cuando pienso que él tiene unos ingresos mensuales mucho mayores que los míos.
Está lloviendo, y nos dicen que lloverá más. Mañana pienso ir a Astorga y parece que la perspectiva de calarme hasta los huesos en unas horas no me preocupa demasiado.

Al volver al albergue conocemos a una pareja de peregrinos coreanos con los que compartimos habitación. Van ligeros de equipaje y como todos los coreanos con los que me voy cruzando en la vida, sonríen, se ríen, abren la boca y dicen: ¡¡oohh!! ¡¡ahhh!!
Para mí los coreanos, son los orientales más felices.



De Sahagún de Campos a León: 54 kilómetros





15th january 2008, tuesday

For some moments I am totally convinced that the American is dead. Yesterday he went to bed at 8 p.m. because he was utterly screwed and during the night his area has remained extremelly calm. Now it´s 8:30 in the morning. Altair and Richard are gone, and it seems that I am all alone and only a tomb silence keeps me company. I decide to go and see if the American is still breathing, but before getting to his bed and face my fears, he shows up like a ghost in the middle of the corridor. "Buen camino" "Buen camirrrrrr..." before I answer he´s already gone.

The ground is dry and the colour of the sky is dark grey. Out of Sahagun it stars to rain, but it´s a thin rain, very soft, pouring little by little. It doesn´t go through my anorak and I remain dry and warm. The gloves are no good, very cheap ones. So my hands are mid cold, like ice cream with hot chocolate on it.
I should´ve had more for breakfast.
It´s not the drizzle that bothers me, it is the wind. It makes me go slow and brings water onto my glasses.
Few kilometer after, I take the road to Bercianos del Camino. The road has changed now the orientation and the wind hardly bothers me. The rest of the day will be like this.
When I´m getting to Bercianos I see three funny big wooled goats with nice colours coming springing my way from the fields. I stop pedalling to admire better such a nice scene, and when they get as close as 5 meter I can clearly hear them bark and show me their fangs. I realize then that they are dogs willing to try my flesh. They follow me for several meters until they are sure that I´m not going back.
First thing I do when I enter the village is the cleaning of my rain spotted glasses.

Bercianos looks like a ghost village. Only dog barkings and nothing else but for old houses made in mud that have seen better times. The church is also built with mud, but long ago collapsed. Bercianos has got this name because was populated with people coming from the El Bierzo area long long ago.
It keeps drizzling.

The camino, the track, is now a straight line parallel to a straight third class road. It is a straight line of trees going as far as you can see. These pale trees were planted several years ago to cast some shadow over the pilgrims during the summer days. According to many pilgrims testimonies, crossing this area in august is the same as going through hell. Damn it.

Further on I make a hidraulic stop and mend my glasses. The frame has been broken several months ago and just righ now the cellotape that kept it sticked has lost its sticking substance. Thanks to my saddlebags being near to screw I have in one pocket a roll of american tape, that mends everything, and I give it some use.
A piece of tape I cut with my teeth avoids me being as blind as a bat for the rest of my riding.
It keeps drizzling.

I go through El Burgo Ranero, that is a long street without much interest in the middle of the wastelands, and some kilometers after I get to Reliegos, and after Reliegos, to Mansilla de las Mulas. In Mansilla I stop, for my stomach is starting to talk.
"We are in León, and here, no matter what you drink, you always get a free tapa. You can choose black pudding(=morcilla) or viscuses(=asadurilla), which is lovely"- tells me the bartender, a nice and polite young man. As I don´t wanna think right now, I have two small beers besides a hot broth. The spicy black pudding tastes very lovely. It is rubbed on bread like butter.
Mansilla de las Mulas is a little town with a lot of history, but I don´t find any charm. On one hand I am glad of it, because I don´t know what the hell is going on with my camera that I can´t take no pictures.

From Mansilla to León I ride the broad shoulder of N-120, with a heavy traffic at this time (around 1 p.m.), so when I get to see a yellow arrow in the village of Villacete, I leave the road and move to the track. Always parallel to the road, and with the wind hitting my face, I´ll almost make it to Leon. Soon before actually getting there, the track cross again the road, and I loose it. I don´t know where it has gone, so I find myself in the middle of a motorway traffic with trucks and cars running faster than 120km/hour right, left, in the front and in the rear. I am almost overrun by a lorry. Thanks that I´ve seen it and stopped in time!
During the three next kilometers I practice this extreme sport. Suddenly there is a red light and the traffic slows and stops. We have arrived in this city with a wild beast name: Leon.

Traffic lights, sidewalks, streets, cars, vans, avenues, zebra crossings in a maze of new blocks of apartments first, and no so new after. I go through the Barrio Húmedo (=wet quarter) and arrive in the cathedral square. I ask a blond mother and her brunette daughter, and they give me indications for the nuns pilgrims albergue. It is closed, so I have to ask again and finally get to the municipal albergue, a little far from the city centre.
This municipal albergue is also the youth hostel from hostelling international and shares the building with some town hall offices. It costs 3€ and it´s kind of busy (comparing to what I´ve found so far). Not only there are very few pilgrims, but also some female students from North Europe in light clothes who seem to be always smiling.
In the dorm for pilgrims I meet Joe, an american from San Francisco who has left an upset girlfriend in California. She can´t possibly understand why his boyfriend has gone to a very far land named Spain for one month with the only purpose of walking. Nuts.
Joe seems to be a nice person. He reminds me a lot of Jose Eduardo, Paco´s brother in law. He has the same beard, the same nose and the same glasses. As a matter of fact I can´t recall the American´s face anymore. When I try so, Jose Eduardo´s face come to my mind.
When I leave the albergue to take a stroll in the city, Joe is finishing washing his clothes.
-"We´ll probably meet us later"-"Sure"

I have always distrusfuly looked at this town, even long before I put a foot in it six years ago. Since I was a kid I was convinced that my own town was the best town in every single way. Hearing about Leon, a town in the same region, with the same size and at least as pretty as Burgos, upset me greatly.
Today I visit the same places I already visited in my two other former visits, the three jewels that this town, former capital of a former kingdom, keeps,: the Basilica of San Isidoro, the cathedral and the old monastery of San Marcos.

Entering in San Isidoro means, for those who need it, to have access to a very beautiful bathroom, or at least it´s like I remember it.
San Isidoro is good romanesque, a paradigm for this style and therefore shown in pictures in every artbook. The visit includes the royal pantheon, the cloister, the museum and the library.
When I buy my ticket I am the only visitor and the seller tells me that if I want I can do the visit by my own. (great, since I don´t enjoy being part of a guided tour) When I get in in the pantheon I hear him to argue with the guide of the place, and soon after she looks for me and tells me that I can´t do the visit by my own. She suggests to wait 20 minutes, till the next visit begins. Otherwise I can always leave and refund my money.
I decide to wait, but I don´t wait in the ticket office. I wait in the pantheon: the funeral chapel of the kings of León, a place with a high concentrations of royal corpses. It was a part of the ancient church of the monastery of San Pelayo, and now located at the feet of the also romanesque church of San Isidoro. Doña Sancha convinced her husband king Ferdinand I of Castile and León to build these vaults under which, besides 11 kings, more queens, counts and infants are buried.
Nowadays you find still the tombs, but it is unknown whose is whose. After the french armies used this pantheon as stable and opened the tombs during the independence war, the bones were scattered. Many years after the war they have been gather according to the DNA,s but guess whose DNA is Sancha´s, or Ferdinand´s or Alfonso´s.

While I wait for the guided visit to begin I find myself quite entertained looking for the the angles where the security cameras can´t see me take several pictures, without flash, of course. The paintings on the vaults are wonderful, and my shoots don´t do them justice. If you click in this link, or in this other link, you´ll be able to do a virtual visit around the place and see the actual colours of this sometimes called sixtine chapel of romanesque art.
After 20 minutes the guide come in with a mother, a teen son and an almost teen daughter. The explanations of the guide are very accurate, and she tells us about the paintings on the vaults (not about the ones on the walls, for they were spoiled, she says, because of the corrosive effect of horses urine during the french invasion). She tell us about the beautiful representation of the annunciation to the shepherds (supposedly the nicest scene in the pantheon), with the leonese mastiffs and pigs eating acorns; that if Jesuschrist in the mystic almond, that there you can see St Peter and the rooster, that here the medieval calendar, and so on. Everything, I must say, is very nice.
After visiting the pantheon and taking a look at the cloister we go up to the museum, where some pieces shown are of high interest, such as the silver ark where the relics of San Isidoro were held; the enamel ark; the ivory ark in whose inside there were the relics of San Pelayo; or Doña Urraca calice: two pieces of onyx linked by a gold embroidery and decorated with precious stones and roman cameos.
In the library there are 300 incunabulums and 800 parchments. We are shown some facsimiles and told the high importance of this library. I don´t doubt the lady´s words.

Once we have visited San Isidoro I adress to the first monument in León: the cathedral, considered one of the finest examples in Spain. In a rayonnant gothic style, like the Sainte Chapelle in Paris, more than walls, it has windows. The sky is now quite cloudy, so the light doesn´t come through the stained glasses and it seems that the sometimes full of light cathedral is a cold and dark cave.
However the architecture is very pretty, very clean, very gothic, very pure.
Still inside the church I meet Joe again, who is walking around staring. We greet. I go inside the Virgen del camino chapel, open only for praying, and when I go out Joe is gone.
Well, I go out and take another walk to get hungry for dinner, I say to myself. I walk to the Hostal de San Marcos, the third of the three most important monuments in León. It´s a huge plateresque renaissance building from the XVIth century that has had many uses such as monastery and pilgrims hospital. Its church is still opened for masses and praying, and the rest of the "Hostal" is the town museum (archaelogical, art and that kind of things) and Parador, that is to say, a luxury hotel. So, in this place that in the past was a veterinary faculty, a prison where Francisco de Quevedo was helded for 4 years and quite a few republicans during the civil war, is where only people who can afford it, stay.
I go in the hall and take a look at the reception (where they even have some works of art) and at the menu in the cafeteria. Certainly they have prices not to pay everyday unless you are rich or almost very rich.
By chance I meet in the hall the mother of the son and the daughter from San Isidoro. She wants to talk, and she starts telling me that she has a friend working at the hostel and that he has taken them downstairs, upstairs, to see the cloister and you know, it´s very beautiful... I don´t say anything but "Ahhh, ohh""very well""what a luck"... She continues saying: "But he only shows around to friends, otherwise you place him in such embarrasing situation! We´re having a great time. (It´s so fun, you know. Look at me, the way I smoke)"
"Ok, oh, very nice. See you later, whore!", well, that´s not what I say, but what I think.

Back to the centre I have a pastry, and in Calle Ancha(=Broad street), the fanciest street in town, I get stopped by Joe:-"Hi. I looked for you in the cathedral, but I didn´t find you"-He says-"likewise"-"Well! Let´s go and eat something!"
In the Barrio Húmedo is still early, so we take a walk before having something to eat. I take him to San Marcos. Joe had just bought a pair of sneakers. He is full of energy, but luckyly he manage to controll it and doesn´t scatter it, making his partner not to get tired, on the contrary.
In the Barrio Humedo is the same as in Mansilla: When you have something to drink, a beer, a small beer, coke, wine, or whatever, you get a free tapa, oftenly generously big. My first intention was to have dinner this way, from bar to bar, and Joe seems to like it. He looks happy, for it´s his very first time in doing this with a local, a very spanish habit.
-"Well, I´m not from León"-I say-"I know, but it´s like if you were"
He tastes for the first time must(=mosto), thinking that it was cider, and he likes it. He also tries the morcilla and he doesn´t dislike its taste even if it´s made with blood.
After a couple of bar Joe prefers having dinner in a normal table, so we sit down and he has spaguetti and I have tripe.
Joe, as all the americans I have met so far either in my work or when travelling around, is ashamed of George Bush. Joe seems to like Obama better.
When we are done with our dishes, he insists in paying the bill and he finally pays, as I don´t show much resistance. Anyway he has bigger month incomes than me so it´s ok, I guess.
It is raining and we are told that it will rain more. Altough I am riding tomorrow, I don´t get that upset thinking that I will be as wet as a drowned rat in several hours.

We get back to the albergue and there we meet the Corean couple we are sharing the dorm with. Their backpacks are light, and as every single Corean I´ve met in my life they smile, laugh and open the mouths saying "oohh""aahh".
I think that Coreans are the happiest people in the far east.



From Sahagún de Campos to León: 54 kilometers

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Photos

Apóstoles y virgen blanca
en la catedral de León. La virgen con una mano levantada parece que está diciendo: Ma, che cazzo!?

Panteón de San Isidoro
Color falso obtenido por la lente de la cámara, y tratado de corregir con photoshop con resultado brbrbrrrrrrrr, pero ahí está, cristo partiendo el bacalao con sus cuatro sabuesos dispuestos a hacer que se lo coma todo el mundo.

Richard, el menda lerenda y Altair
luz de flash disuelta en la oscuridad del dormitorio a las 8:23 de la mañana

Bercianos
Lo que queda de la iglesia. Barro, txirimiri y ladridos de perros enfadados.

Andadero y carretera en el páramo
Plantaron árboles para aliviar a los peregrinos los días de sol y calor (quien los pillara). El camino es así durante 30 kilómetros. A pesar de los raquíticos árboles, según los testimonios de múltiples peregrinos, en verano es un auténtico infierno.

Plaza de San Marcelo
Casa de botines y palacio de los Guzmanes

Palacio de los Guzmanes
Es la diputación provincial de León

Escudo de León
en la muralla

Catedral de León
La típica panorámica de la catedral

Calle Ancha
Foto de agosto 2004

Interior de la catedral
en agosto 2004

Catedral de León
en agosto 2004

Torres de la catedral
agosto 2004

Detalle en el claustro de San Isidoro
Agosto 2004

El balcón de la ciudad
Plaza mayor, agosto 2004

Cabecera de la catedral desde la avenida de los cubos
agosto 2004