DÍA 5: Tamarindo

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UN CATAMARÁN, UNA RAYA, UN PEZ ERIZO Y UN MAREADO

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8h30. Nos despertamos hoy más tarde que nunca. Nos ponemos en marcha bastante rápido. Reservamos la excursión de la tarde, y vamos a desayunar. Son casi las 9h y ¡está todo cerrado! Vamos a un local dividido en dos. Curiosa historia: dos chiringuitos, uno sirve zumos y otro sirve crepes y café. Se comparten las sillas y las mesas pero no tienen fórmulas compartidas. Él de los crepes, no puede servir zumos y él de los zumos no puede servir cafés. Vamos primero al de los zumos a mirar un poco las opciones que tiene. Nos atiende una dependienta bastante borde e impaciente. Decidimos ir a la creperie que tenía una fórmula interesante de una crepe salada más una crepe dulce más zumo Tang (no natural, porque no tenían derecho). Se podía pedir solo dos ingredientes para la crepe salada, pero al final, como no tenía suficiente de ningún ingrediente, nos preparó una crepe de todo un poco: pollo con cebolla, queso, tomate, aguacate... ¡¡¡estaba riquísima!!!!).

Después del desayuno, vamos a comprar un pantalón corto para Sonia, para que no se queme el culo haciendo snorkel. Luego vamos al supermercado a comprar antimosquito para el resto del viaje.

A las 11h en punto, puntualidad suiza, estamos en el hotel Capitán Suizo donde quedamos con Justin y Amanda. De camino a la playa, vemos un cartel con el dibujo de un mono y debajo, una taza de váter (quiere decir que el jardín del hotel de categoría es el baño de los monos... hablando claro).
Quedamos en la playa. Estuvimos un rato charlando, y cuando ya era hora de aperitivo, fuimos a tomar una cerveza y vino en la habitación de estos chicos.
El tiempo pintaba bastante mal. Estuvo lloviznando toda la mañana y el cielo estaba bastante cubierto. Pensamos que si se tuviera que cancelar la excursión, nos lo dirían. Así que fuimos igualmente a probar suerte. Nos recogió un minivan muy frio (como todos, parecen neveras...quizá tengan una competición de congelar turistas). Pasamos a por más personas y llegamos a la Playa Flamingo desde donde sale el Catamáran.
Dejamos nuestras sandalias ahí y nos subimos al barco. Somos unas 18 personas en el barco. Todos norteamericanos, menos nosotros. La tripulación es encantadora, se preocupan en todo momento de nuestro bienestar. El open bar empieza nada más llegar en el barco pero nosotros preferimos agua antes de meternos en el agua.

Llegamos por fin al punto de snorkel. El cielo está ya casi totalmente despejado. El sitio es precioso, el tiempo parece haberse parado. Es la sensación que se tiene cuando la belleza de la naturaleza es tan sobrecogedora. Estamos en la Islas Catalinas.
Llegó la hora de ver pececitos. Al principio, no se veía gran cosa pero empezarón a caer los rayos de sol sobre el mar y se veía todo bastante claro. Muchos pececitos de colores, un banco de lizard-fish que no se inmutó cuando pasamos a través, un pez erizo que nos enseñó un miembro de la tripulación del barco, guapo guapo. Al volver al barco, vemos peces globo y una raya preciosa con puntitos blancos.
Nos sirven la comida y las bebidas y nos relajamos en el barco después del chapuzón. Tamim empieza a encontrarse un poco mal. Le dan mareos los barcos a veces, y asociado con comida y cerveza, no combina bien. Nos queda todavía bastante tiempo de estar en el barco, paseando por islas, y viendo anochecer.
En la parte de atrás del barco pescan un par de caballas (enormes) que se convierten en sashimi preparado ahí por la tripulación, fresco y recien pescado. Pena que Tamim esté malito y no pueda disfrutar plenamente de este paseo.
Disfrutamos de la puesta de sol y volvemos a la orilla.
Decidimos salir a cenar con Justin y Amanda en un restaurante chino donde estuvieron ayer. Pasamos por el hotel para ducharnos. Tuvimos que ducharnos dos veces cada uno para quitarnos la sal de encima. Quedamos en el restaurante directamente. Tamim pidió sopa de pollo con verduras y luego pedimos varios platos para compartir. Tamim se terminó la sopa y al estar todavía un poco mareado, decidió dejar de comer (y los que le conocéis sabéis el amargo trago que eso tuvo que resultar para él, ver como los otros tres se comían cuatro platos de comida y él sólo...miraba....snif). Estuvimos un rato largo hablando, sobre todo Sonia, que se soltó de repente y soltó un rollo que hasta a ella le parece que se pasó de aburrida.
Pero bueno, pasamos una tarde agradable. Acompañamos a la parejita a su hotel y nos vamos a dormir.

Son las 23h30.

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Photos

Justin y Amanda
Tamim defiendiendose con una foto

Sonia
como pez en un barco... o se decía en el mar?

Sonia y Tamim...
... accediendo a que una loca americana les hiciera una foto con el anochecer... acabo haciendo 20.