DÍA 4 : La Fortuna - Tamarindo


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Published: August 3rd 2010
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Etapa 2


SAFETY BOX IN GRINGOLANDIA



6h20. El teléfono de Sonia otra vez! Qué curioso, ¿no? Todo el año con el móvil en silencio y nunca lo escucha y de vacaciones, a todo volumen y sonando a horas intempestivas, ¡ja! Aguantamos un poquito más en la cama, pero ya estabamos despiertos. Es lo que tiene acostarse pronto, que uno tiene ganas de levantarse pronto también... Antes de nada, ponemos el teléfono en silencio y sin vibrador, no vaya a ser que alguien más interrumpa la paz.
A las 7h, estamos en la cocina de Carmen listos para el desayuno. Ya no somo los únicos huéspedes del hotel. Hay una pareja de españoles estilo Coronel Tappioca, y un par de parejas más.
Después del desayuno tico (a los costarricenses se les dice "ticos"), nos ponemos en marcha. Tenemos bastante camino por delante, y queremos llegar antes del anochecer.
Emprendemos nuestra ruta hacia Gringolandia.
Pasamos primero a reponer gasolina. Tenemos una regla durante el viaje: nunca dejar que baje de la mitad del depósito, no vaya a ser que nos quedemos atrapados en una zona donde no hay gasolineras, que puede pasar.

Paramos en una soda (así es como llaman aquí a los bares y restaurantes en los que se sirven comidas) en el camino y tomamos dos pepsis. Olía muy bien pero acabábamos de desayunar. Las dueñas estaban un poco enojadas porque acababa de pasar la inspección sanitaria. El baño estaba pulcrísimo (en realidad, este país es muy limpio, por ahora, aparte de "disneylandia termas", no tenemos nada que decir sobre la higiene local. Impecable).
Seguimos nuestro camino, pasando por el lago arenal y unos paisajes dignos de la famosa isla de la serie LOST. Es impresionante. Este país es verde. Pasamos "Suiza", "Asturias y sus vaques" - aunque aquí les vaques tengan alguna chepa y les falte un poco de carne.

Tamim se lo pasa muy bien conduciendo. Es muy divertido, según dice. Estas carreteras te obligan a mantenerte alerta, cambias constantemente de velocidad. La velocidad máxima es de 80 km/h en la carretera principal, de 60 km/h en carreteras secundarias y 40 km/h en pueblos y carreteras en mal estado. Hay muchos baches y muchas sorpresas por el camino. Sonia está muy alerta, y es una buena copiloto, excepto cuando grita frases en árabe por los sustos...cosas de la cultura. Mientras estamos de camino, Sonia va mirando la guía y decidiendo en qué hotel nos vamos a quedar y dónde vamos a comer.

Llegamos a Playa Tamarindo (Gringolandia). Entendemos muy rápido porque le dan este apodo. Está lleno llenito de Gringos (nosotros también somo gringo, ya que ahora es todo aquel que viene con dinero al país). Tamarindo es una ciudad de surfistas. Los precios que se barajan en este pueblo son más altos que en el resto de sitios. Solo hay sitios internacionales para comer. Aquí se estila lo "chic". Aunque el estado de las calles hace que sea toda una odisea mantener los pies y las zapatillas secas. Por cierto, aquí las duchas tienen una peculiaridad: está la ducha para el cuerpo y en el mismo sitio, hay un grifo a la altura de los pies (en todas partes)... ¿por qué?
Bueno, volvamos a lo nuestro. Llegamos a un hotel llamado "Villas Macondo" como el libro de Gabriel García Márquez "Cien años de soledad". Tiene una piscina central y alrededor hay varias casetas con terraza y hamaca (la hamaca se estila mucho en este país). Elegimos una habitación con aire acondicionado y caja de seguridad. Muy limpio, muy cuco y el baño bastante amplio. 50 dollares para una noche y 90 dollares para dos noches si no se paga con tarjeta de crédito.
Avisamos a nuestros amigos americanos que estan alojados en el hotel Capitán Suizo, un hotel de categoría que tiene este nombre porque su playita privada da a una isla que se llama "Capitán" y porque los dueños son suizos...
Al llegar, mientras Tamim sacaba lo que quedaba en el coche, Sonia estaba metiendole mano a la caja de seguridad. No suele ser la manazas de la pareja, eso cree ella, pero en este caso, hay que decirlo, batió todos los records! no encontraba las instrucciones de seguridad ni arriba ni abajo pero no se le ocurrió mirar hacia los lados. Más de media hora después, y tras haber molestado dos veces al personal del hotel para que nos ayudaran a acabar con el pipipipi de la caja, conseguimos por fin, no sin tensión, cerrar nuestras pertenencias de valor en la caja fuerte. Después de este agotador comienzo en esta nueva ciudad, nos decidimos a salir a comer y optamos por un restaurante en la playa, el "Nibbano". Sonia pidió una ensalada griega pequeña (después de una experiencia pidiendo la ensalada grande, nunca se atreverá a volver a pedir los tamaños que no sean pequeños) y Tamim pidió una Meat Lovers Pizza. Gringolandia, Gringo food, comida enderazada de dos cervezas Imperial bien fresquitas. Sonia se quedó con hambre y se acabó comiendo casi media pizza.

Después de la comida, decidimos dormir una pequeña siesta. La tensión de la caja fuerte y el viaje nos cansó bastante. Salimos a dar un paseo y ver el mar. Esperábamos otro tipo de color de mar, la verdad. Es un mar un tanto oscuro y no muy limpio visto de lejos. Pero en realidad, es por el color de la arena, que es como la piel de coco.

Al no tener noticias de la parejita, decidimos acercarnos a su hotel para dejarles una nota. Sin ánimo de parecer pegajosos, ya que nos pidieron venir hasta Gringolandia, es lo menos que podríamos hacer. Sonia estaba a punto de dejarles una nota con una hojita de su librito que pone "Forever Friends" con unos bonitos osos amorosos (jajaja)- era lo más práctico para apuntar los gastos y llevar a todas partes.
Les dejamos un mensaje con nuestro teléfono. Si quieren quedar, que llamen. Tamim estaba convencido de que no llamarían, pesimismo antropológico, y Sonia de que desde luego que lo harían, optimista que es una...
Habíamos pensado un plan para el día siguiente, una excursión de snorkelling desde las 13h hasta las 19h en un catamarán, incluido open bar y comida. Plan bastante apetecible.

Hablando de la libreta de los ositos amorosos de Sonia, la lleva a todas partes, va anotando los gastos de todos los días, aunque sean botellitas de agua. Hay que decir que aunque Tamim sonrie cada vez que saca la libretita romantica de "Forever Friends", viene bien que alguien vaya controlando lo que nos vamos gastando. Por ahora, no nos pasamos de nuestro presupuesto diario. Pero, ¿Quién sería Sonia si no buscara una aplicación especialmente pensada para esto en su super iphone?! Encontró la aplicación y ahora, va apuntando en dos sitios distintos los gastos, y poniendo notitas sobre cada gasto... hmm ¿Qué haríamos sin iphone?

Pasamos por un centro de submarinismo, Agua Rica, para ver si Tamim pudiera bucear mañana. Pero solo quedaba sitio para el domingo así que reservamos una plaza. El buceo es en las Islas Catalinas y se suelen ver tortugas, rayas, morenas, delfines y tiburones de puntas blancas.

Luego fuimos a tomar un cóctel en "LeBeach club". Sonia tomó un "Lecoctel" (Ricard o Licor de Anis, con zumos de fruta tropical- muy refrescante y muy rico) porque no puede impedir el impulso de probar lo que no conoce y Tamim una caipirinha más (se había olvidado de que la última le había provocado acidez).
El servicio fue bastante pésimo, y era la fiesta de despedida del hijo del dueño y estaba lleno de niños.
Llamó Justin, para gran sorpresa de Tamim. Quedamos para el día siguiente a las 11h en la playa del Capitan Suizo.

Nos fuimos en busca de un restaurante mexicano que ponían bastante bien en la guía. Pero lo recomendaban sobre todo por sus desayunos. Decidimos probar suerte andando. Resulta que era bastante lejos y cuando llegamos,eran las 21h y ya estaban cerrados... hmmm... tenemos un historial bastante denso de restaurantes de la guía Lonely Planet...
Sonia se habia fijado en un restaurante asiático "Wok and Roll". Cenamos allí: Sashimi de salmón de Chile, Sashimi de Atún de Costa Rica (cortado muy largo, pero riquísimo), sushis crujientes de salmón y aguacate, y un wok de pollo con setas. Muy rico todo.

No fotos ese día.

22h30. Hora de irse a la cama.

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