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Published: January 26th 2009
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Resumen de las actividades del día: Visita a la fortaleza en la que se encuentran los Palacios de Raja Mahal y Jehangir (250 Rs). Caminata hacia los templos de la zona norte de la isla. Almuerzo en restaurante del hotel Sheesh Mahal. Caminata hacia el sur, hasta View Point, para ver los cenotafios. Descanso a la orilla del río Betwa. Templo de Ram Raja a la hora de la puja. Cena en Open Sky. Las habitaciones del hotel están dispuestas en dos alas que dejan un pequeño patio/jardín entre ambas. En este jardín hay una mesa donde se puede tomar el desayuno. Sí, una sola mesa. Si otros turistas desean desayunar a la misma hora deberán esperar, o ir a otro sitio. Por supuesto que sólo sirven desayunos, no es un restaurante.
La ciudad de Orchha (la palabra significa “el lugar escondido”) fue fundada en el año 1501 por la dinastía Rajput de los Bundelas, y fue, en algún momento de la historia, la capital del imperio de Bundelkhand; actualmente es un pequeño pueblo con mucho encanto. Es un sitio con varios palacios en ruinas y templos de pueblo, la gente no vive de cara al turista ni
Templo de Chaturbhuj
Vista desde el Palacio de Raja Mahalde espaldas a la realidad: se vive simplemente, o… simplemente, se vive. 😊
Por la mañana visitamos la fortaleza. Para llegar a ella hay que atravesar un bonito puente del siglo XVII sobre el río Betwa. En realidad el río se bifurca y luego los cauces de sus dos ramales se vuelven a unir dejando entre ellos una isla que es donde se encuentra el fuerte. Dentro del fuerte se encuentran los dos palacios más visitados: el Raj Mahal y el Jehangir.
El más impresionante es el Jehangir Mahal, perfectamente simétrico; está coronado por unos hermosos y delicados chattris. Desde el punto de vista arquitectónico está considerado como la obra más exquisita de Orchha. Fue terminado de edificar en 1606, su construcción demoró 22 años y fue realizado por Bir Singh Deo para conmemorar la visita del Emperador Mogol Jehangir. Éste estuvo alojado con sus tropas solamente un día. 😊
El Palacio Raja Mahal fue construido por el rey de Bundela, Madhukar Shah un personaje profundamente religioso, un ascético. Su exterior es extremadamente simple, denotando la austeridad de su constructor, pero en su interior de perciben detalles de exquisitez. Desde una de sus torrecillas, mirando hacia el
oeste se disfruta de una excelente vista del templo de Chaturbhuj (segunda foto).
Luego fuimos caminando hacia el norte por unos caminos desolados en busca de unos templos menores que habíamos visto en la información de Internet y nos guiamos por unos mapas que llevábamos. Desde ese camino de tierra, poco transitado por los turistas, se disfruta de una excepcional vista del Palacio de Jehangir. Para ver algunos de esos pequeños templos debíamos pedirle permiso a sus actuales moradores. Es que algunos indigentes aprovechan el abandono de dichos templos para apropiarse de ellos y establecer allí sus (ahora precarias) viviendas. Nos recibían con cordialidad, aunque sospecho que con algo de desconcierto. No deben ser muchos quienes se acerquen por esos lares. Sin embargo, sus pequeños hijos recitaban con un ritmo exasperadamente cansino las tres palabras aprendidas: “jelou… rupí… plis” en forma repetitiva y agotadora. 😞
De regreso decidimos almorzar en el restaurante del Palacio Sheesh Mahal (Palacio de los Espejos). Ya lo habíamos visto, y le habíamos “echado el ojo” cuando visitamos los palacios de Jehangir y Raja Mahal, puesto que se halla entre ambos, frente a una gran terraza-patio. Este pequeño y achaparrado palacio fue construido a
principios del siglo XVIII para refugio espiritual del Maharajá cuando la ciudad ya estaba en decadencia. Después de la Independencia de la India este palacio fue tomado por el gobierno y actualmente se explota como hotel; pero el edificio conserva más bien poco de su antiguo esplendor. Antes de almorzar preguntamos si nos podían mostrar algunas de las habitaciones (las recomendables son la 1 y la 2). Pudieron mostrarnos una que sería ocupada esa misma tarde. Era exageradamente grande, con la decoración propia a la usanza del siglo XVIII, lo que la hacía muy romántica. El cuarto de baño estaba separado de la habitación principal por un largísimo pasillo. El cuarto de baño está en una especie de terracita circundada por tres ventanales que te permiten ver, mires para el lado que mires, unas hermosas vistas de los jardines y de la ciudad… desde el mismísimo “trono”. El precio de la habitación era de 3990 Rs; personalmente considero que es un precio razonable para quien quiera gozar de un día en palacio. De la misma forma que nosotros hemos disfrutado de un almuerzo por 500 Rs, escaso en cantidad, pero de buen ver. 😊
Luego caminamos con dirección sur,
bordeando el río Betwa por dentro de la muralla, hasta el lugar denominado
“View Point”, desde donde seguramente la puesta del sol se vería preciosa. Lástima, el día estaba nublado. No obstante estuvimos nuevamente en el puente (del lado de la isla), desde donde la vista de los cenotafios es sensacional. Pfffff… quizás hoy me esté excediendo con los adjetivos, pero es que quizás, éste haya sido uno de los lugares más relajantes de todo el viaje. Creo que las fotos de los cenotafios desde el río darán prueba de que no exagero. 😊
Volvemos al pueblo. Lola decide darse en Orchha su segunda sesión de masajes. Esta vez directamente en el despacho de una masajista y no a través de los servicios de un hotel, como lo había hecho en Bundi.
Yo prefiero quedarme paseando por el pueblo. Voy al templo Ram Raja, es sin duda el más conocido y el de mayor importancia de Orchha. Es el único templo del país donde Lord Rama se adora como Dios. Lord Rama es una de las encarnaciones de la deidad Vishnu, el protector hindú del universo. Es un templo inusual; su pintura de color rosado y crema es
una particularidad que lo diferencia de los otros templos. Entre las 18:00 y las 19:00 hs, dependiendo de la época del año, se realiza una ceremonia denominada “puja” (ofrenda).
Si alguien duda de que se pueda tener escalofríos o sentir que algo helado, que no sabes qué es, te recorre todo el cuerpo, cuando la temperatura ambiente es de 25-30 grados, que pruebe a quedarse un rato frente al templo a la hora de la puja. Quédate en la plaza viendo desfilar a los peregrinos, observa sus caras, mira lo que hacen, observa como las mujeres de cualquier edad y condición social, algunas con sus saris recién estrenados se arrastran por el suelo. Ver como se desploman los cuerpos de esas frágiles mujeres en la puerta del templo. Escenas de devoción suprema. Sentirás que al poco rato tu cuerpo comienza a temblar, se erizan tus pelos, se entrecorta la respiración. Os lo aseguro que no son palabras para impresionar. Yo lo he vivido, y lo cuento tal como lo he percibido, porque además tuve la suerte de tener plena conciencia de lo que me estaba sucediendo. Seguramente ha sido la sensación que más me ha impactado de todo el
Palacio de Jehangir
Fachada posterior, la principal da hacia el rio Betwa viaje. Dada mi condición de agnóstico, supongo que la conmoción que esto me ha causado se debe interpretar como con un valor extra añadido. 😊
Es entonces cuando ya estás emocionalmente preparado para entrar al templo. La gente se apretuja en el interior. Hay dispositivos de compuertas, por los que sólo entran un determinado número de personas por vez, los obligan a avanzar y cierran las compuertas hasta el turno del siguiente contingente. Así, por grupos reducidos pero incesantes, pasan frente a la imagen del dios para hacer su ofrenda.
Mientras continúo esperando a Lola, aparece Lucía (nuestra conocida sevillana). Me quedo cuidándole el bolso y los zapatos para que pueda entrar sin tener que dejar el bolso (prohibido entrar con él) en la puerta del templo. Al rato sale del templo con la misma emoción y asombro. Incredible India. 😊
Vuelve Lola de su sesión de masajes. Algunas mujeres del pueblo que estaban frente al templo preguntan si somos matrimonio. Decimos que sí… ¡Es más fácil que dar explicaciones! Dicen que entonces ella debería tener una línea pintada en el medio de la cabeza, para distinguir su “estado”. A nuestro alrededor se forma un círculo como
de 10 o más personas todas insistiendo, entre risas y aclamaciones, en que yo le separe el cabello para pintarle la raya. Todo muy vivaz, con mucho ímpetu y sentido del humor. Como podéis imaginar ninguno hablaba otra lengua que no fuese el hindi, por lo que todo esto sucedía únicamente interpretándonos por medio de ademanes y gestos. Un recuerdo de lujo. 😊
Fuimos a cenar, nuevamente con Lucía, a Open Sky. También debería venir la pareja con la que cenamos la noche anterior, pero el muchacho estaba indigestado y su novia asistió sola con la encomienda de llevarle alguna sopa al hotel. Aparentemente (según mi presunción diagnóstica) una pancreatitis. Habían llamado a un médico por intermedio de los encargados del hotel. El médico fue a visitarlo en dos oportunidades el mismo día. La primera visita le cobró 200 Rs, la segunda 100 Rs. Sí, menos de dos euros!! 😊
Salíamos a la mañana siguiente, por lo que no sabemos más nada de él. Esperemos que se haya mejorado. 😊
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